Los Riegos, Chis; 10 de noviembre.- Una hora antes de que fuera inhumado el cuerpo, un mariachi con vestimenta azul, entró al cuarto de madera donde los familiares de la víctima colocaron el féretro de metal, rodeado de cirios, flores e imágenes religiosas.
Las trompetas y los guitarrones resonaron en la habitación y fue entonces que los hombres y mujeres que se encontraban en el patio de la casa, se acongojaron al escuchar las odas del grupo musical Hijos del gran rey, un marichi católico.
Eran ya pasadas las 14:15 horas del sábado y 45 minutos después saldría de la casa que Víctor Hugo Moreno López, de 23 años dejó hace seis años, cuando tenía 17 años de edad y decidió emprender un viaje a Arizona, para buscar trabajo, impulsado por el deseo de otros jóvenes campesinos de esta ranchería.
Dos horas antes de que el mariachi entrara a la casa de Marcos Moreno López y Marta Adela López García, los padres de Víctor Hugo, el cuerpo había llegado a la comunidad, procedente del Villahermosa, en un vuelo vía Phoenix-Ciudad de México-Tabasco.
El sábado el activista Mario Luis Albores, el agente municipal de Los Riegos, Rodolfo Aguilar López, se trasladaron a Villahermosa, para recibir el cuerpo de Víctor Hugo, que se esperaba llegara por la mañana de ese día, pero finalmente arribó entrada la noche.
La lluvia y el desveló obligaron a Albores y Aguilar López a descansar unas horas en la capital de Tabasco, en espera de que amaneciera, pero no pudieron conciliar el sueño por el calor y una plaga de mosquitos que los siguió a todas partes.
El cuerpo de Víctor Hugo debió permanecer bajo la lluvia, en la caja de cartón que lo transportó desde Phoenix, pero “gracias a que el cartón es grueso es que aguantó la lluvia”, diría Mario Luis, que en un década ha ayudado a repatriar más de 140 cuerpos de migrantes chiapanecos desde los Estados Unidos.
Pero ya cuando el cuerpo de Víctor Hugo era transportado de Villahermosa a Los Riegos, en la camioneta Nissan, propiedad de Mario Luis Albores, se encontraron con el accidente de un trailer que transportaba aves en la vía Ocozocoautla-Las Choapas, en las cercanías del puente Chiapas y el bloqueo carretero en la Panamericana, a la altura de Tulancá, donde un grupo de tzeltales de Chanal exigían 200 pesos para cruzar la vía.
Por fortuna, los tzeltales que se cubrían el rostro con paliacates conocieron a Albores y no le cobraron ni un solo peso para cruzar el bloqueo.
Aun con esos obstáculos, el cuerpo llegó a las 12:15 del día del sábado a Los Riegos, donde ya lo esperaban sus seis hermanos, sus padres, primos y conocidos que llegaron a recibir el cuerpo del joven que un día dejó su hogar, para buscar trabajo en Arizona.
Víctor Hugo aun no se reponía de un accidente de trabajó que le provocó que casi perdiera la vista, cuando el tres de octubre, un presunto pandillero le disparó con una escopeta. El cuerpo del joven fue hallado en la 28th Street Roeser Road, en el condado de Maricopa. A las 23:30 horas de ese día, el cuerpo fue levantado por socorristas y trasladado a un hospital, pero las heridas de bala le habían hecho estragos.
En Los Riegos, una comunidad de unos dos mil habitantes, desde hace más de 20 años, medio centenar ha dejado sus hogares para buscar trabajo en los Estados Unidos.
Mientras tanto, las mujeres deben quedar solas a cargo de hasta cinco hijos, por más de un año, para vender productos agrícolas en mercados de Comitán, mientras los migrantes consiguen pagar los 30 a 40 mil pesos que pidieron con agiotistas con intereses de hasta diez por ciento.
-¿Dan las tierras de este lugar para vivir bien?, se le pregunta al agente municipal.
-No, aquí está muy cabrón. Lo que se siembra apenas da para comer. No nos quejamos, pero para hacer nuestras cositas no alcanza.
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