En el silencio de la madrugada, los integrantes del grupo armado irrumpieron en el domicilio de la familia, aprovechando que dormían, para asesinar a José Luis Ochoa de Arcia, de 22 años de edad, en el garaje, los cuatro disparos que recibió el joven, lo que alertó a sus padres que despertaron de inmediato para ver que ocurría.
Mientras José Luis agonizaba, su padre Luis Ochoa Escandón, de 48 años de edad, se incorporó de su lecho y se dirigió hasta el lugar donde había escuchado el forcejeo y los disparos, pero nada pudo hacer, ya que los hombres le dispararon también cuatro disparos calibre 9 milímetros.
Pero las cosas no pararon ahí, la madre de José Luis, Cruz de Alfaro, de 47 años, también fue abatida a tiros por los agresores.
Se presume que los delincuentes habrían usado silenciadores en sus armas de fuego, ya que los vecinos no escucharon disparos, pero los padres del joven José Luis se habían sobresaltado, al escuchar la discusión, el forcejeo y los disparos secos, como una especie de zumbido.
“Nosotros no escuchamos nada. Nos dimos cuenta porque la casa estaba abierta y alguien entró a ver y fue cuando vio los cuerpos tirados”, dijo un joven habitante de la comunidad.
Después de haber realizado la triple ejecución, los integrantes del grupo armado, aún se dieron tiempo de llevarse un vehículo Volkswagen tipo Jetta modelo 2009 y una camioneta Nissan, modelo 2010.
El arranque de los motores de los vehículos tampoco alertó a los vecinos que tienen sus moradas cerca de la vivienda de la familia, por lo que los delincuentes aprovecharon para huir en el vehículo en el que arribaron y los que hurtaron hacia la carretera Panamericana.
Después de entre seis y siete horas de los hechos, cerca de la 8 o 9 de la mañana del sábado, fue cuando los vecinos se percataron de la presencia de los cuerpos en el lugar.
Los pobladores aseguraron que un joven identificado como Julio “N”, fue el primero que ingresó a la casa, donde también funcionaba un tendejón y se sobresaltó al ver los cuerpos de las víctimas, en medio de un charco de sangre.
De inmediato corrió el rumor y decenas de pobladores se congregaron en torno a la vivienda, pero de inmediato las autoridades comunitarias, movilizaron a 40 integrantes de la Policía Rural, para acordonar el área.
Fue hasta las 10:50 de la mañana, cuando un agente del Ministerio Público y peritos de la Procuraduría de Justicia del Estado, acompañados por agentes de la Policía Ministerial y de la Estatal Preventiva (PEP), que arribaron al sitio, para realizar las diligencias en el sitio.
Durante más de dos horas, los peritos trabajaron en la casa, para recoger las evidencias y levantar los cuerpos que fueron trasladados al forense.
Un grupo de habitantes de Reforma, Flor de Mayo y otras comunidades, arribó al lugar, para conocer lo que ocurría en el interior de la vivienda.
“Esta familia era muy tranquila. Muy buenas gentes. No se metía con nadie”, aseguró un joven que parecía consternado por los hechos.
Los familiares de las víctimas se congregaron en los alrededores de la vivienda para llorar a los difuntos.
Algunas mujeres servían vasos de té de hinojo entre los familiares y conocidos de las víctimas.
Varias mujeres lloraban incansables en el inclemente sol. Los curiosos debieron arremolinarse frente a la casa de la familia que fue asesinada, para ver el momento en que los peritos levantaron los cuerpos.
Un agente del Ministerio Público, usó al menos cinco cobijas de la familia, para colocarlas en la malla de la vivienda, con el fin de que los curiosos no se percataran en el momento en que levantaron los cuerpos.
Hacia las 14:30 horas, los tres cuerpos partieron en una camioneta de la Policía Ministerial, hacia el forense. Los peritos consiguieron cubrir la góndola con una cobija.
Por la noche del sábado, los cuerpos fueron entregados a los familiares, para velarlos.
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