sábado, enero 22, 2011

Carrera contra muerte

F. Darinel.

Comitán; Chis. 21 de enero.- Poco a poco el rugido del motor ocho cilindros se fue extinguiendo y perdiéndose entre el bullicio del inició de la tarde; el motor ya apagado, y muy posiblemente libre, porque el embrague estaba hasta el fondo, ocasionó que la camioneta de lujo, Ford Harley Davison, sin mayor velocidad detuviera su descontrolada marcha llevando en su interior dos cuerpos sin vida.




El desplazamiento de la camioneta, que estaba muy lejos de ser veloz, terminó en la parte trasera de un automóvil blanco Volkswagen, tipo pointer. Dentro del vehículo y en el asiento del piloto; según versiones de una testigo, la mujer que conducía la camioneta parecía tranquila, como parecía que también tranquilamente fijaba su mirada hacia el Sur, más de pronto se derrumbó hacia su costado derecho y una infinidad de curiosos rodeo a la camioneta.



Dentro de la camioneta, la mujer que se había derrumbado era María Mayra Lilian Becerra Coello de 42 años de edad, lo que no supo la testigo, que extrañada vio este pequeño choque, es que Becerra Coello al caer sobre su costado derecho, también había caído sobre el cuerpo exangüe de quien al parecer era su hijo; Mario Agustín López Becerra de 22 años de edad, quien también esta caído en el asiento .



Según versiones de otro testigo, Becerra Coello y su hijo, presuntamente viajaban, minutos antes, a exagerada velocidad y de sur a norte, sobre la 7ª avenida poniente norte, comúnmente conocida como “eje víal”.



Al parecer sobre esta vía ya eran perseguidos por sus sicarios, situación que presumiblemente había notado la hoy occisa, lo que hizo acelerar su marcha, misma que provocó colisionara con un taxi.



Segun versiones, el taxista al ver que su unidad había sido golpeada, lo notificó de inmediato a sus compañeros por la radio de banda civil, y sin saberlo se unió a la persecución de la camioneta Ford de color negro, mismo vehículo de lujo, que cuadras más adelante, viró a su derecha para luego alcanzar el bulevar Belisario Domínguez.



Una vez conseguido este objetivo, al parecer Becerra Coello tomó esta vía hacia el sur, que en esos momento se encontraba congestionada por la hora que era, pues al parecer para entonces eran las 14 horas con 50 minutos.



Dea cuerdo a estimaciones, para mala fortuna de la conductora de la camioneta de lujo, el semáforo que se hubica sobre este bulevar y la calle central Benito Juárez, al parecer ese momento se encontraba indicando el alto a los vehículos, por donde ella transitaba.



Supuestamente por esto, Becerra Coello se vio forzada a detener la marcha de la camioneta, en espera de "el verde" para seguir avanzando; detrás y muy cerca de ella venía una camioneta Toyota verde y el taxi, que al parecer minutos antes había golpeado.



De acuerdo a la versión de un casual testigo, este vio como de la camioneta verde se apeó un sujeto, mismo que corrió hasta llegar al lado de donde conducía Becerra Coello, y sin mediar palabra alguna inició a descargar una pistola que llevaba en sus manos, con la cual ultimó a ambos. Después de cometido el asesinato, el sujeto presuroso regresó al vehículo para luego abordarlo.



Casi en ese momento la luz verde del semáforo se encendió y poco a poco la camioneta, a muy baja velocidad enfiló sus últimos 40 metros de recorrido, en tanto Becerra Coello y su hijo, al parecer, también transitaban por el último tramo de vida que les quedaba.



Así fue como y sin mucha velocidad, la lujosa camioneta que reflejaba los destellos del sol, en el inició de la tarde en los caros y también lujosos rines cromados que tenía, detuvo su marcha estrellándose en un vehículo pequeño.



Como ironía del destino, en el caro asiento de piel delantero, de la camioneta doble cabina, de color negro, yacían los cuerpos sin vida de Mayra Becerra y Mario López, en tanto en la parte de carga de la camioneta, un porta bebé indicaba que alguien de su familia, apenas inicia vivir.



Con las muecas de dolor reflejadas en las caras, pues al parecer la carga de la pistola había sido vaciada completamente en los rostros de ambos, en el silencio de la muerte, la mujer de 42 años, quién iba vestida toda de negro en ropa deportiva, en tanto que su acompañante se encontraba con ropa casual, pero completamente manchada en sangre, en el medio de ese macabro silencio, atraían el bullicio de los curiosos.



Aproximadamente 40 metros atrás de donde había chocado la camioneta, en mitad del carril por donde había transitado, 14 casquillos de calibre 9 milímetros, se encontraban esparcidos y cercanos al retorno; en donde se ubica el semáforo, retorno por donde dio vuelta en “u”, según versiones de otros testigos, el vehículo de los asesinos, que luego enfiló hacia el norte.



Minutos más tarde el lugar se encontraba atestado de policías de todo nivel, ministerios públicos, comandantes, periodistas y curiosos.



Algunos policías llamaban ansiosos y con tropiezo por sus teléfonos móviles; la tensión del momento desenmascaraba actitudes prepotentes de algunos ministerios públicos en contra de la prensa, porque el momento y la tensión los descubría en esos instantes.



Poco después los cuerpos sin vida fueron retirados del lugar, en tanto algunos policías indagaban en los negocios aledaños. Más tarde, en un vehículo compacto; cuando casi todo mundo se había retirado, llegó una joven mujer que compungida y llorosa preguntó afligida a los últimos policías que quedaban, para luego entre lagrimas decir: "es mi mamá".


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