Fredy López Arévalo
El jueves de la semana pasada tuve la oportunidad de saludar al embajador de Guatemala en México, José Luis Chea Urruela. Hacía muchos años, quizá 17, que no tenía contacto con alguien de aquél país. Ya antes, durante mi estancia en el vecino país del sur, había tenido algún contacto con él, de quien recuerdo su gusto por escribir en la prensa como un ejercicio intelectual, que combina con la política y el trabajo diplomático. El solo contacto con José Luis Chea Urruela me remontó a mis años de vida en Guatemala. En un principio me costó trabajo recordar nombres y lugares comunes, aunque ya después comenzaron a agolparse en mi memoria imágenes y pasajes vividos en el vecino país. Para mi buena fortuna él tuvo la sensación de conocerme apenas me vio, aunque yo tenía la certeza de conocerlo hacía muchos años. El encuentro con él fue de manera casual en el restaurante del hotel Camino Real, donde se encontró con el doctor Nemesio Ponche Sánchez, subsecretario general del Gobierno de Chiapas, encargado de conducirlo hasta la Casa de Gobierno donde más tarde sostendría una reunión de trabajo con el gobernador Juan Sabines Guerrero.
Previo a ello, el doctor Nemesio Ponce me había advertido que esperaba al embajador.
“Yo lo conozco”, le dije.
Apenas lo vi descender por la escalera lo reconocí… y mi memoria se remontó años atrás, cuando era corresponsal de El universal en Centroamérica, corresponsal en jefe de la revista Panorama Internacional, con oficinas de lujo en la exclusiva zona 10; articulista independiente en la revista Gerencia, de la Asociación de Gerentes de Guatemala, en tiempos de Margarita Sologuren, y reportero y luego responsable de la sección económica del periódico Prensa Libre, hasta el arribo de Gonzalo Marroquín como director, luego de cerrar su propia empresa editorial: el periódico La República.
El estrechón de manos con el embajador y el cruce de unas cuantas palabras fueron para mí una retrospectiva un tanto dislocada de los tres años y medio que viví en Guatemala, donde me casé y procreé una pequeña hija, María Fernanda López Dávila, con quien por azares del destino no tengo contacto.
De la conversación con el embajador él me refirió haber comenzado su vida política en tiempos del presidente Vinicio Cerezo Arévalo, el primer gobierno electo democráticamente luego de sucesivos gobiernos militares, entre los que recuerdo el de los generales Óscar Humberto Mejía Victores, Fernando Romeo Lucas García y Efraín ríos Montt.
Luego intercambiamos unas cuantos nombre y hechos históricos buscando alguna referencia, pistas o lazo para establecer el vínculo físico que desde el primer contacto visual nos hizo reconocernos, como el buen Mario Castro, entonces jefe de redacción de Prensa Libre, que yo le referí, y el pelón de Hugo Arce, un editorialista del diario Siglo XXI, que él me refirió se suicidó, y Chepe Zarco, otro conocido periodista al que en mi estancia en Guatemala se le atribuyeron problemas con el consumo de drogas, por lo que habría sido relevado de la dirección de Prensa Libre y enviado a los estados Unidos para su rehabilitación.
Pues bien, el estrechón de manos con el embajador de Guatemala en México, José Luis Chea Urruela, me hizo recordar otros nombres, como el de la actriz Mercedes Arce Arrivillaga, hija del ilustre poeta Manuel José Arce y de la actriz Mercedes Arrivillaga, con quien compartí parte de mi vida en la vecina nación centroamericana…
¡Uffffffffff!!!!!!!!!!!!!
¡Detenido!
Omar Ponce Zavaleta, originario del estado de Puebla, fue detenido infraganti por elementos de la policía estatal en el municipio de Arriaga recibiendo dinero registrado previamente ante un Agente del Ministerio Público para evidenciar una extorsión y fraude.
La detención, realizada la tarde del viernes, estuvo a cargo de un grupo de agentes judiciales al mando del comandante Arriaga, precisamente en el municipio costeño del mismo nombre, y se realizó justo cuando Ponce Zavaleta recibía dinero en efectivo de sus víctimas. Las denunciantes, Judith Farrera Natarén y Esperanza Ornelas Iturbe, dijeron que este presunto extorsionador se hacía acompañar de dos falsos judiciales y los amenazaba para que le pagaran un adeudo con la empresa Invirtiendo, donde él laboró anteriormente y en la cual enfrenta otra demanda, por un fraude mayor al millón de pesos.
Farrera Natarén y Ornelas Iturbe aceptaron pagar el adeudo al ex colaborador de Invirtiendo, pero al mismo tiempo dieron parte a las autoridades y por ello fue posible detener al maleante justo cuando se embolsaba el dinero.
La Procuraduría de Justicia abrió la Averiguación Previa número 116/IC02/2010, por el delito de extorsión, y las afectadas siguen presentando sus declaraciones para tratar que el caso no quede en la impunidad.
Omar Ponce Zavaleta fue gerente de una oficina de Invirtiendo en la ciudad de Ticul, Yucatán, donde se le inició otra averiguación previa por el delito de fraude, por una cantidad superior al millón de pesos. La Averiguación Previa del estado de Yucatán es la número 264/2010, y la empresa afectada pedirá que se le sume a la de extorsión que se le sigue en Chiapas.
Colaboradores de Invirtiendo informaron que Omar Ponce Zavaleta se hacía pasar por una persona adinerada, hijo de poblanos que se dedicaban a la filantropía; sin embargo todo era falso y en realidad se dedicaba a defraudar a empresas y extorsionar a señoras que trabajaban con créditos.
El presunto extorsionador ya se encuentra tras las rejas, y se espera que de un momento a otro sea trasladado al penal El Amate.
Rechazo
El Cabildo de San Cristóbal de Las Casas ratificó el acta aprobada el 12 de julio pasado mediante el cual el presidente municipal Mariano Alberto Díaz Ochoa, el Síndico Leobardo de Jesús Cansino Bermúdez y los regidores acordaron por unanimidad no ceder los terrenos deportivos del Sedem para la construcción de las tiendas Soriana y City Club, luego de que representantes de las ligas deportivas volvieron a llenar la sala de sesiones, rechazando tal propósito. Los regidores Carlos ”Perola” Burguete, del PRD; Gustavo Enrique Poo Ramírez, del PAN, y Eligio Cordero, del PRI, ratificaron la decisión asumida, aún cuando aclararon que las inversiones eran bienvenidas al municipio, pero en cualquier otro lugar donde no se afectaran los intereses generales de la población y el medio ambiente.
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