martes, agosto 17, 2010

B’EJALTIK (Muchos Caminos)

F. Darinel

Dichosos los que sin yerro andan

el camino y caminan según la Ley

del Señor.

Dichosos los que observan sus

testimonios y lo buscan de todo co-

razón, que sin cometer injusticia

caminan por sus sendas.

Sal. 119 (118) ver 1-3

“PREPARÁNDOSE”

LOS CAMINOS DE HOY

De cajón

Cada que se toca el tema de las cárceles en México, resulta imposible no tocar parte de la historia de “El Palacio Negro”, es imposible evadir a Lecumberri, la estremecedora prisión porfiriana que tardó 77 años en funcionamiento, un lugar en donde a muchos presos, durante “la fajina”, les hacían lavar piedras picudas del piso en donde se estancaba el agua podrida, que por las cortaduras de estas piedras a más de uno le causó gangrena y hubieron de amputarles manos o pies.

El más terrible y negro centro penitenciario de nuestro país, siempre servirá de parangón para hablar de los excesos en los centros penitenciarios actuales, aquel sórdido y frío centro carcelario de Lecumberri que albergó a grandes asesinos e intelectuales y otros, en donde destaca su estadía el más famoso de todos los delincuentes como lo fue el asesino serial de mujeres, llamado “El Goyo” Cárdenas o “El asesino de Tacubaya”; el multi, multi homicida “El Sapo” que asesinó a más 200 personas; los asesinos apodados “Los Burreros” Raymundo y Francisco Moreno, Ramón Mercader el asesino de León Trosky; el padre de la vedette Ana Bertha Lepe, “El timbón Lepe” que mató a un amante de su hija; los asesinos de “La banda del automóvil gris”; el frío y violento asesino Higinio Sobera de la Flor, que tuvo un apodo muy alburero: “El Pelón” Sobera; el “galán” y famoso narcotraficante cubano Alberto Sicilia Falcon; “El Conde Gasolinas”; Gilberto Flores Alavez el joven asesino de Las Lomas de Chapultepec, quien mató a machetazos a sus abuelos; Alfredo Ríos Galeana “El enemigo público número uno” y hasta el cantautor “Juan Gabriel”.



Intelectuales y políticos de izquierda

También en aquella dura cárcel estuvieron presos el gran muralista David Alfaro Siqueiros, los líderes ferrocarrileros Demetrio Vallejo Martínez, Roberto Gómez Godínez, David López y Julián Cárdenas y otros encarcelados por motivos políticos, al igual que José Revueltas el gran crítico de la derecha y de la propia izquierda mexicana y de los excesos del stalinismo, mismos que plasmo en su obra: “Los días terrenales”, y quien fuera uno de los autores intelectuales de la huelga del 68, lo que le valió ser uno de los “huéspedes distinguidos” de Lecumberri, en donde se inspiró negramente para escribir su novela: “El Apando”, que luego por su realismo y crudeza fue hecha película, también estuvo recluido por las mismas razones de su alto sentido crítico en “Las Islas Marías y ahí también se inspiró para escribir otra de sus novelas carcelarias: “Los Muros de Agua”. En Lecumberri también estuvo preso el poeta colombiano Álvaro Mutis, quien también después de ser prisionero escribió su: “Diario de Lecumberri”.



Punto de referencia

Y anoto todo lo anterior, porque como dije al principio Lecumberri siempre será el referencial de los excesos y abusos que se viven a diario en los centros penitenciarios, ya que también Lecumberri fue la cuna de negras fortunas que amasaron los militares que fueron los alcaides y directores de esta cárcel, tanto como de custodios y otros implicados, que para lograrlo confinaron y recrudecieron con demasiada “mano dura”, los pocos y nimios privilegios que pudieran tener los presos, pues; por ejemplo, cuando eran castigados en “el apando” o “las jaulas”, vivían en condiciones de calabozo y de catacumba, en donde no tenían más espacio que el de las reducidas celdas, en donde ahí mismo llevaban a cabo sus necesidades fisiológicas y en donde también consumían el famoso “café de garbanzo” y comían; ahí mismo, la escasa comida que les llevaban, misma que se hacía con agua de la cisterna, en donde también eran sumergidos algunos presos y obligados a estar parados con los “pies de puntillas”, con el agua hasta el borde de la nariz, a los cuales “de puntas” también les obligaban a correr en círculos.



Imitación

Eso era Lecumberri, el lugar en el que los presos, como en cualquier cárcel actual, eran torturados, sodomizados, extorsionados y sin privilegio inofensivo mínimo alguno, porque esto obligaba a que aquel que los quisiera, tendría que “dar algo a cambio”, o pagar grandes cantidades de dinero por un sucio rincón donde dormir, un excusado donde orinar o defecar, o pagar por acceder a las áreas de esparcimiento, pues este confinamiento inhumano, esta falta de pequeños distractores, no era solo el puro placer de vejarlos o hacerlos sentir como animales de circo, era el medio para lograr tener y realizar fortunas, justo como creo que lo está haciendo Jorge Antonio Utrilla Muñoa, actual director del CERS (Centro de Reinserción Social) 10 de Comitán, que imagino pretende “presionarlos” sin esas pequeñeces, aunque no dudo que dirá que “es la ley” e invocará a la “dura lex sed lex” (La ley es dura, pero es la ley), aunque el trasfondo de este principio le haga falta el carácter humano-social, puesto que para eso es “reinserción social”.

Esto a de traerle nuevos cotos de poder, nuevos ascensos de “precisos”, una nueva estructura de corrupción personal, la cual le deje “grandes dividendos” a él y a los que lo apoyen, y hoy más que nunca los presos del CERS 10 de Comitán añoran y extrañan al buen amigo Armando Cruz Montesinos, que si bien es cierto no fue un alcahuete, tampoco fue un inhumano y tampoco “palomeo” las vejaciones e insultos morales en las “revisiones de acceso”, para la visita de los familiares que ahora se realizan



Todavía es tiempo

Es hora de que Aymer Enoch Zavaleta Ramírez, actual visitador de la Comisión de Estatal de Derechos Humanos haga y realice su trabajo, para que se evite un futuro nido de crímenes y criminales ocultos más duro, en el CERS de Comitán, que además está sobrepoblado como cualquier cárcel de México, pues si tan solo en el 2005 se contabilizaban 122 mil reos en todo el país, imagínense ahora en el 2010, y que además por la torpeza y crueldad de “quitar” pequeñas y triviales distracciones, produzcan delincuentes más temibles y orillen a fugas y motines, tanto como que lejos del propósito de la reinserción social ocasionen con mayor frecuencia a los reos el famoso “carcelazo”, así como descarnadamente nos lo dio a conocer la película: “Expreso de Media Noche”, pues un ambiente de represión constante, de pago hasta por respirar, llevará a condiciones de motín, fuga y desesperación, como “el carcelazo”, del cual Álvaro Mutis; uno de los “huéspedes ilustres” de “El Palacio Negro”, bien lo definió en uno de los capítulos de su novela: “Diario de Lecumberri”, titulado “El carcelazo”, ahí el inspirado autor escribió y cito: “El carcelazo es lo único que te advierte que estás sufriendo. No puedes sufrir ni estar contento continuamente. Lo terrible es que de repente te entra un ansia casi fisiológica de salir. Que se abran esas puertas, pero que se abran ahora, en este instante”.



Es cuanto.



adriancitio@yahoo.com.mx



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