jueves, mayo 13, 2010

Exigen a García Luna poner un alto a atropellos contra inmigrantes

Óscar Rodríguez

El coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana en la Zona Sur-Pacífico, Alejandro Solalinde, exigió la intervención directa del secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, para que ponga un alto a los atropellos de sus agentes y blinde con seguridad el patio trasero de México.

En entrevista con Milenio y acompañado de dos mujeres víctimas de los abusos de supuestas autoridades, el padre Solalinde Guerra informó haber integrado al menos unas 17 denuncias contra policías corruptos que han medrado contra inmigrantes centroamericanos en la línea fronteriza mexicana.

“Aún tengo fe en que habrá justicia y las denuncias puedan prosperar”, comentó.

Rebeca, de nacionalidad salvadoreña, y quién pagó 50 mil pesos mexicanos para cruzar la frontera sur, relató que fue asaltada, violada y golpeada por policías mexicanos.




Un caso similar es el de la hondureña Esmeralda Cases, de 24 años, quien acusa a encapuchados que portaban uniformes de la desaparecida Agencia Federal de Investigaciones de la muerte de su esposo Melvin Jesús de 35 años.

Explica que su cónyuge fue asesinado a sangre fría por no tener nada que ofrecer y oponerse al atraco.

Ambas mujeres, quienes aún se recuperan de sus heridas, acusaron que en la región del Istmo de Tehuantepec, se trata a los ilegales peor que animales, por lo que reclamaron “justicia a una nación que olvida respetar los derechos humanos”.

Solalinde ha estado en prisión por defender estos caso y el de otras mujeres que buscan cumplir el sueño americano. No obstante, el paso por México pareciera más hostil que cruzar la Unión Americana.

Otro caso trágico es el de Pablo, quien fue asaltado, golpeado y humillado por tener la ilusión de ayudar a su familia en Guatemala.

Desempleado y viendo a sus hijos aguantar hambre, resolvió aventurarse a viajar hacía EU, trayendo consigo a Sandra, su hija quinceañera. Se montaron en el techo de un tren conocido como La Bestia, junto a otros más que buscan con anhelo y vehemencia cruzar la frontera americana".

Sin embargo, en el trayecto Pablo padeció la tortura personal, tras ser asaltado y su hija abusada por presuntos policías federales, relata el padre.

Tras el lamentable hecho, Solalinde Guerra, le brindó ayuda y cobijo en medio de su desgracia.

“Hoy el guatemalteco vive en los Estados Unidos y su hija tiene un novio que la quiere y la respeta. Tratan de olvidar las desgracias de su viaje, aunque en sus corazones persiste el dolor porque ellos idealizaron ilusiones, pero ahora solo sueñan pesadillas”, detalla.



Lo que pasa en la frontera entre México y Guatemala, habla de una historia de horror. Y donde la inseguridad y el control de la zona están a cargo de forajidos como Los Zetas, paramilitares del narcotráfico, que montaron un negocio alterno robando a mujeres inmigrantes para prostituirlas. Pero también hay la persecución y el abuso de malos policías mexicanos, agrega.

En abril pasado, en la región de Chahuites, Oaxaca, la Policía Federal detuvo el tren que venía de Chiapas con cientos de indocumentados algunos sobre los vagones.

De acuerdo al padre Solalinde, los agentes bajaron a los viajeros, los amenazaron e insultaron, dispararon al aire y los asaltaron.

Por defender a los inmigrantes, Solalinde ha sido secuestrado y amenazado hasta por caciques priistas. Su único delito es mantener abierta un albergue que ofrece techo y comida de manera temporal a los inmigrantes que cruzan una de las fronteras más peligrosa de Latinoamérica,

En entrevista el sacerdote benefactor, -quien ha recibido múltiples reconocimientos internacionales por su labor altruista y humanitaria- admite que los asaltos, violaciones, secuestros y hasta asesinatos, ya no sólo son perpetrados por el crimen organizado, sino por policías también.

Los Zetas grupo vinculado con el narco han tomado el control de la violencia en el territorio y en los últimos meses, han multiplicado los secuestros con fines de extorsión.

Denuncia que los migrantes son atrapados y encerrados en casas de seguridad, y los delincuentes exigen a sus familiares en Estados Unidos que depositen dinero para liberarlos.



Un albergue que ayuda y da cobijo



En Ixtepec, un poblado progresista, que en los años 70 tuvo gran auge en la época ferrocarrilera, se localiza uno de los albergues pastorales más reconocidos por su labor altruista a favor de los migrantes.

En un lugar donde actualmente reciben cobijo y alimentos poco mas de 150 ilegales, la mayoría originarios de Honduras, Guatemala y el Salvador.

Recientemente el padre Alejandro Solalinde firmó un convenio con la Organización Internacional de Migraciones para recibir ayuda humanitaria permanente.

El organismos donó a la casa hogar una maquina tortilladora, medicinas y ropa y alimentos, además de cobijas, zapatos y ropa.



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