sábado, febrero 21, 2009

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

Intolerancia religiosa

Ayer se suscitó un nuevo enfrentamiento por carácter religioso. Esta vez quienes agredieron fueron los evangélicos, y los agredidos fueron católicos tradicionalistas.

Los hechos se registraron en la cabecera municipal de Tenejapa.

La gresca se reportó al medio día de ayer, cuando los católicos celebraban el inicio del carnaval y un grupo de evangélicos los apedrearon.

Seis personas resultaron heridas.

La intolerancia religiosa persiste en algunos municipios como Zinacantán y Chamula y Tenejapa; pero los conflictos de fe no solo son privativos de los Altos de Chiapas; también se han registrado algunos casos en los municipios de Socoltenango, Las Margaritas, la Selva y la Sierra Madre.

Por eso se dice que los conflictos por cuestiones de fe son continuos y recurrentes en Chiapas.

Poco después del acontecimiento, estuvo en San Cristóbal de Las Casas el subsecretario de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobierno del estado, Enrique Guillermo Ramírez Coronado. Acudió en atención a una invitación que le hice en días anteriores para hablar, justamente, de la conflictividad social en la región de los Altos de Chiapas por intolerancia religiosa.

Las preguntas que le hicimos durante la entrevista es la que nos hacemos todos:

¿Cómo lograr que los indígenas de un mismo grupo étnico lleguen a establecer relaciones de convivencia con quienes profesan una religión distinta a la católica?

¿Cómo lograr reconfigurar el tejido social y de autoridad propia en comunidades donde por el cambio de religión han modificado algunos patrones de conducta, creencias, relaciones familiares y sociales en la comunidad?

La entrevista se transmitió en vivo en Desde Los Altos, el programa radiofónico que yo mismo dirijo de lunes a viernes por el 760 de AM, en la XERA, en San Cristóbal de Las casas, de 2 a 3 pm.

Enrique Guillermo Ramírez Coronado coincidió con nosotros.

El reto del gobierno del estado es lograr que los indígenas establezcan relaciones de convivencia con quienes profesan una religión distinta a la católica, de acuerdo a lo que marca la Constitución General de la República, y restablecer el Estado de derecho ahí donde se fractura por cuestiones de fe.

Pero la dimensión del problema tiende a magnificarse, por estar vinculados con actos de violencia e impunidad que sobrepasan el ámbito local.

Se sabe que integrantes de la Barra de la Barra de Abogados Cristianos de México han sido invitados a comparecer ante una Corte de Justicia de los Estados Unidos, para testificar a favor de inmigrantes que decidieron huir a ese país por la persecución religiosa.

Es común que se acuse al gobierno de no actuar conforme a derecho, ya que el delito de privación ilegal de la libertad se persigue de oficio y está considerado un delito grave.

El gobierno del estado tiene identificados 17 conflictos por motivos políticos, religiosos, agrarios y penales en todo el territorio.

Esto es lo que se considera el mapa de conflictividad social en Chiapas, donde la diferencia de fe, la disputa por la tierra y la filiación provocan en forma permanente confrontaciones sociales.

Según el subsecretario de Asuntos Religiosos, la conflictividad ha disminuido en los últimos dos años, incluso en aquéllos lugares donde se habían heredado problemas irresueltos en el sexenio pasado, mediante el dialogo y la conciliación, aunque es harto frecuente que en los medios de comunicación se siga hablando de Chiapas como un territorio donde no se reconoce ni respeta la diversidad religiosa, lo que con frecuencia vulnera el Estado de Derecho, la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, y provoca expulsiones, destierro, y con frecuencia violaciones a los derechos humanos.

Mi editorial radiofónica verso sobre el tema, y el traductor de tsotsil, Manuel Gómez, hizo un resumen de lo que yo dije.

Los estudiosos del tema sostienen que esto ha sido una constante a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando comenzó la expansión del protestantismo en la república mexicana y, de manera particular, en las comunidades con población indígena.

Las primeras Iglesias protestantes que llegaron a nuestro país fueron las de los metodistas, los bautistas y los presbiterianos.

En la actualidad existe un amplio mosaico de denominaciones religiosas actuando en México y en América Latina, de las cuales unas son derivadas de las iglesias madres de los Estados Unidos como los mormones y los testigos de Jehová, y otras son de origen mexicano.

Las nuevas adscripciones religiosas tienen manifestaciones en la cotidianidad de los partícipes, mediante actitudes, ceremonias, ritos, expresiones, opiniones, símbolos y valores, que en sus primeros momentos no son tolerados ni aceptados por la población que profesa la religión católica de manera hegemónica en las comunidades.

Entonces, surge el conflicto religioso que, en la mayoría de los casos, se extiende al ámbito social, cultural y de poder en las comunidades indígenas.

La presencia de las nuevas religiones en el contexto indígena ha modificado no sólo la adopción religiosa, sino también prácticas políticas, sociales, culturales, familiares y hasta gastronómicas, conduciendo a la conformación de nuevas identidades religiosas indígenas.

En Chiapas diversas comunidades indígenas han presentado marcadas transformaciones culturales, económicas y políticas.

En algunas regiones, la presencia de grupos protestantes ha sido utilizada por autoridades comunitarias, políticos, caciques y dirigentes para propiciar conflictos, violentos en muchos de los casos, al interior de las comunidades; generando desintegración social, comunitaria, familiar y étnica, producto de las expulsiones.

En la nueva condición religiosa, una parte considerable de los indígenas ha modificado sus patrones de conducta, creencias, relaciones familiares y sociales, la forma de rendir culto a sus dioses y la interpretación de la naturaleza.

La diversidad religiosa ha registrado conflictos intraétnicos, intracomunitarios e intercomunitarios, algunas ocasiones con manifestaciones violentas; pero con el devenir del tiempo se han superado y hoy permiten una convivencia pacífica y de reconocimiento del otro.

Ello, por sí mismo, ha motivado la atención de científicos sociales y la intervención del gobierno

Los indígenas, con elevadísimos niveles de analfabetismo, han sido evangelizados a través de la palabra, del símbolo, de la ceremonia y del sacrificio, en medios sociales caracterizados por la dominación masculina, y la presencia significativa de caciques y políticos que suelen detentar el poder político y económico en la región.

La desafiliación religiosa y la pluralización de la fe en una etnorregión ha generado efectos culturales, económicos, de identidad y de organización social irreversibles.

Los antropólogos dicen que se ha roto la matriz religiosa católica, a través de la cual se determinaba toda la dinámica social comunitaria: organización social tradicional, fiestas, cooperaciones, usos y costumbres, santos, medicina indígena, danzas, prestigio, escalafón, poder intracomunitario simbólico y real.

Con la presencia y adhesión a otras propuestas no católicas se han abandonado las filas del catolicismo, las estructuras de organización social, la dinámica cultural y simbólica de los indígenas.

Por eso durante varias décadas se han registrado confrontaciones de carácter social por intolerancia religiosa.

Han sido distintos los mecanismos y las acciones de la no aceptación de “los otros”: golpes, lapidación, intentos de linchamiento, despojo, expulsión, y otros hechos de sangre.

También es frecuente que los adeptos al catolicismo indígena obliguen a los otros religiosos a ser partícipes de cooperaciones para restaurar, modelar o pintar las iglesias o templos católicos romanos; a cooperar obligadamente con las mayordomías, e incluso a tener que ser parte de la organización de las festividades para el santo patrono de los católicos.

Con el subsecretario de Asuntos Religiosos del gobierno de Chiapas quedamos en volver sobre el tema, para propiciar desde la radio, un clima de respeto y tolerancia a la diferencia religiosa.

Es el compromiso de ambos, esperando poder abonar así a la gobernabilidad del estado.



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