Villahermosa, Tab.— El sector mueblero, de colchones y electrodomésticos es hasta ahora uno de los beneficiados visibles por la pasada inundación.
Inicialmente obtuvieron ganancias los negocios de pinturas, materiales de construcción y las tlapalerías, ante la necesidad de la población de reparar sus casas y empresas.
Pero principalmente en estos momentos, los primeros negocios citados son los que se encuentran en bonanza económica por la derrama de 800 millones de pesos, producto de la entrega de vales de 10 mil pesos para reposición de enseres domésticos, entregados por el gobierno federal a damnificados tabasqueños.
Por la sobredemanda de muebles que existe de parte de los portadores de vales y ante la falta de producción, en los negocios del ramo registran escasez de algunos productos, como comed
ores, roperos y lavadoras.La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tiene autorizadas a 52 empresas para recibir los vales y proveer los enseres domésticos que deseen los beneficiarios. Al iniciarse el programa, la dependencia sólo había facultado a cuatro empresas que aprovecharon para realizar su “agosto”.
Las tiendas de muebles se han visto rebasadas para atender la demanda de los damnificados.
La delegada de Sedesol, Dora María Sherrer Palomeque, estima que se llevaban entregados 80 mil vales, lo que significa un monto de 800 millones de pesos.
De acuerdo con el gobernador Andrés Granier Melo, la cifra de viviendas inundadas rebasa la cantidad de 100 mil, que según la Sedesol estimaba censar e incluirlos en el Programa de Reposición de Enseres.
“Estamos —dijo Granier al referirse a las quejas de damnificados excluidos de ese programa— luchando por todas las inconformidades que todavía hay, 168 mil hogares en Villahermosa se inundaron”.
De entregar Sedesol los 168 mil vales, serían mil 680 millones de pesos el total de la derrama económica para el sector de muebles, colchones y electrodomésticos. Los 52 proveedores autorizados por la Sedesol se llevarían su buena tajada de ese pastel, resultado de las secuelas de la inundación de noviembre pasado.
Antonio Muradás Carballeda, propietario de una conocida mueblería de la ciudad, autorizada para el intercambio de vales, señaló que le costó al menos 15 días de “vueltas y batallando” para que la dependencia lo admitiera como proveedor.
Al inicio, la Sedesol sólo había autorizado a cuatro empresas nacionales para aceptar vales. Posteriormente abrió los beneficios a una mayor cantidad, al grado de que unos 15 negocios vinieron de fuera.
Según beneficiarios de vales, algunas tiendas encarecieron los productos, los condicionaban con el servicio a domicilio y les armaban e imponían los paquetes de muebles que tenían que llevar.
Concepción Muradás Carballeda, copropietaria de la mueblería La Guadalupana —negocio afectado por la inundación—, señala que la mayor demanda de los damnificados son los muebles de madera, que han escaseado al no existir suficiente abasto por parte de carpinteros y fabricantes.
La actividad que se registra en las tiendas de muebles ha rebasado la capacidad de los empleados, al no poder atender la fuerte cantidad de personas beneficiadas con vales.
Los negocios tuvieron que aplicar un mecanismo de filas, para atender mejor a la clientela. Los primeros cinco días fue caos y locura, al meterse sin control la gente que demandaba se intercambiaran sus vales. “No se podía andar en la tienda”, señala la propietaria de La Guadalupana.
Afuera, desde temprano hasta tarde, la gente tiene que realizar fila para que en orden puedan comprar su paquete de muebles, “no hay otra manera de trabajar ante tanta demanda”, dice. “Como empresaria jamás pensamos en tener que limitar a los clientes. Fue algo desagradable, pues se tienen clientes de toda la vida, además de que hay gente que se ofende por tener que hacer fila”.




No hay comentarios.:
Publicar un comentario