miércoles, octubre 31, 2007

La otra voz

Cristo de Copoya
Maqroll El Gaviero.
El gobernador Juan Sabines Guerrero, está emulando a la Iglesia católica, tal como lo hizo antes de la Reforma, es decir, está vendiendo indulgencias a los hombres de negocios para que pueda construir el Cristo de Copoya, obra que promueve como un atractivo turístico más para el estado de Chiapas.
Chiapas no es el Bajío, donde aun persisten resabios de un catolicismo mocho, como en Guanajuato, donde hay una escultura de un Cristo, hoy en día que se ha convertido en un centro de peregrinación para personas que llegan procedentes de todo el país.
Chiapas, con una población con el 60 por ciento considerada como evangélica, y aun más con una capital, Tuxtla Gutiérrez, con una creciente feligresía protestante, la obra no es más que un pretexto para hacer negocios.
Al cabo de los años esta enorme construcción será severamente cuestionada y será un elefante blanco más de un gobernador que se llamó Juan Sabines Guerrero.
El turismo que llega a Chiapas, viene a ver las maravillas naturales, como el Cañón del Sumidero, Lagos de Montebello, la Selva Lacandona, Bonampak, Palenque, San Cristóbal, Yaxchilán, Toniná… y no va viene a hacer peregrinaciones a monumentos como al Cristo de Copoya. Es al contrario: los chiapanecos van al Bajío a peregrinar.
Así, resulta vano que el gobernador promueva una obra como el Cristo de Copoya para supuestamente atraer el turismo, cuando en realidad, lo que se busca es hacer negocio con empresarios.
El Cristo de Copoya es una copia de lo que Pablo Salazar Mendiguchía hizo con el equipo de fútbol Jaguares.
Es decir, dio prioridad al negocio y se está ayudando a los mismos empresarios que apoyaron a Jaguares.
Hoy bajo una capa protectora de católico, el gobierno del estado está promoviendo esta obra, que lejos de rescatar la fe, se ha convertido en un verdadero negocio donde el gobernador Juan Sabines Guerrero tiene ya las manos plasmadas como “cooperante millonario” de este proyecto.
Mientras el gobierno impulsa esta millonaria obra, en cientos de comunidades siguen esperando una escuela, un aula, un camino, o lo peor en localidades como Comitán, que están plagadas de baches, no llega una preciada bolsa de cemento para tapar los cráteres.

Opinión

Un ciudadano dice tener las siguientes hipótesis respecto a la pasada coyuntura electoral.
Si el candidato del Partido del Trabajo (PT), Ricardo Ibarra Gómez, se hubiera alzado con el triunfo, es casi probable que a los pocos meses hubiera tirado el cargo, para dejar en el cargo a Marco Antonio Constantino Kanter.
Es decir, hubiera sido una reelección.
La siguiente hipótesis que tiene es respecto al estado en que se encuentran las calles de Comitán.
Cree que el cemento que debió usarse para reparar las calles ya no está porque fue repartido en las comunidades, para que sufragaran a favor de Ibarra Gómez o para acallar crecientes inconformidades que surgieron, como la ocurrida en los poblados Miguel de la Madrid, San Antonio El Copalar y otros, que cuando escucharon que el presidente Jorge Constantino Kanter había dicho que realizó desazolve de pozos, sin “ningún costo para las comunidades”, entonces, tuvieron que alzar la voz e incluso retener por varias horas al síndico Matías Castellanos como una forma de presión para que el ayuntamiento regresara a las localidades rurales recursos que entregaron para obras de beneficio social.

Fin

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