Tuxtla: la madre de todas las batallas
Enrique Alfaro
En la elección del alcalde de Tuxtla Gutiérrez, en el presente año, se dará la madre de todas las batallas electorales de Chiapas. El Partido de la Revolución Democrática ha festinado con anticipación su triunfo en la capital con la candidatura de Jaime Valls Esponda, mientras que en el Partido Revolucionario Institucional no se advierte quién pueda arrebatarle la postulación al diputado Bayardo Robles Riqué, que mantenía un activismo callado.
Las estadísticas electorales de los dos últimos procesos locales en Tuxtla hacen evidente que ninguno de los dos prospectos tienen una elección cómoda, resuelta de antemano.
El PRI tiene un voto duro en la capital que es una plataforma nada despreciable para Bayardo Robles, en cambio el PRD no tiene base social en Tuxtla y su votación ha dependido de quienes han sido sus candidatos. La votación que el PRD tuxtleco le ofrece a Jaime Valls es de poco más de cinco mil votos, que fue lo que obtuvo el partido del sol azteca en la pasada elección de alcalde.
En 2004 el PRD participó penosamente en la contienda municipal de Tuxtla y su votación apenas le alcanzó para conseguir un regidor plurinominal, que fue el actual dirigente estatal perredista, Carlos Esquinca.
En cambio el PRI en alianza con los verdes arrasaron al PAN que gobernaba en la capital, con más de 50 mil votos. Por supuesto, el candidato del PRI era el joven Juan Sabines Guerrero y del PAN era Juan Carlos Calymayor, actual funcionario sabinista.
En 2006 el escenario cambio radicalmente en la votación de la capital. El PRI-PVEM pasó de 89,776 votos a 64,988, mientras el PRD y su aliados brincaron de una votación ridícula a 82, 203 votos. Por supuesto, el candidato del PRD era el joven Juan Sabines Guerrero y del PRI era José Antonio Aguilar Bodegas.
Si bien es cierto que el PRI y sus aliados redujeron su votación, también lo es que mantuvieron una alta preferencia entre el electorado tuxtleco.
También puede decirse que Juan Sabines Guerrero del 2004 al 2006 redujo su votación en mas de 7 mil votos, aún cuando gobernaba a los capitalinos.
Con estas estadísticas queda claro que el PRI tiene un voto duro fuerte, mientras el PRD depende exclusivamente de su candidato para obtener una votación aceptable.
En 1994, la diferencia de votos entre quién ganó la elección en Tuxtla y su más cercano competidor fue de más de 50 mil votos. En cambio en 2006 la diferencia se redujo a más de 17 mil votos. La competencia en la capital ha sido más equilibrada entre las principales fuerzas.
El próximo candidato del PRI a la alcaldía coneja obtuvo como candidato a diputado local más de 41 mil votos, aunque muchos de estos votos se debieron al fuerte impulso de la entonces campaña sabinista a la presidencia municipal.
Una votación muy similar obtuvo Flor Coello en su candidatura aunque difícilmente representa esa votación actualmente. La todavía diputada del partido verde participa en la planilla del PRD y su aliados.
De los actuales candidatos a diputados del PRD en la capital, solamente el Ariel Gómez, El Chunco, representa un apoyo a la campaña vallsista.
En el caso del PRI se desconoce aún quienes acompañarán en fórmula a Bayardo Robles. Los integrantes de la planilla podrían significar un importante empuje a la campaña bayardista o resultar una pesada losa. Aún no lo sabemos.
Lo que si sabemos es que los medios le han dado una buena aceptación a la candidatura de Jaime Valls, lo que podría favorecerlo al crearle una imagen de ganador, de sabinista, ó también podrían crearle una burbuja falsa que no corresponda a la realidad de las campañas en Tuxtla.
Lo interesante para el equipo de vallsista sería que se empataran ambas circunstancias: que la imagen corresponda con la realidad, pero tienen la limitante de que no podrán hacer campaña abierta hasta agosto en que oficialmente empezara el periodo de campañas.
Sus esfuerzos durante estos meses previos tendrán que ser soterrados, cuidadosos de no exponerse a denuncias ante la Contraloría de la Legalidad Electoral.
Sin embargo, antes deberán superar las impugnaciones al interior del Partido de la Revolución Democrática, donde el propio presidente nacional, Leonel Cota Montaño, preside una comisión que resolverá el caso de la candidatura de la capital de Chiapas.
Esta comisión tiene aún varias semanas para resolver, por lo que mantendrá ocupado a los vallsistas en el desgastante rejuego interno del PRD y de sus corrientes que estarán prestas a cobrar el apoyo que brinden.
De superarse las impugnaciones de Carlos Morales Vázquez a favor de Jaime Valls, faltará ver a donde se cargará el capital político del actual diputado federal, que no es poco.
Por su parte, Bayardo Robles enfrenta una acusación ante la Contraloría de la Legalidad Electoral que le servirá para publicitarse en los medios en condición de víctima. La CLE difícilmente podrá detener el activismo de Robles Riqué que en su condición de diputado local está obligado a gestionar demandas de su distrito e, incluso, de Tuxtla.
Además, Bayardo podrá en los próximos días participar abiertamente en actos de proselitismo y de propaganda amparado en los tiempos de precampaña fijados por su partido y sancionados recientemente por el Instituto Estatal Electoral, sin miedo de contravenir la ley electoral, misma que le permite llegar a candidato sin necesidad de renunciar a su diputación.
El escenario de Tuxtla Gutiérrez se presenta así complicado, sin nada para nadie. Los equipos de los aspirantes a la alcaldía tuxtleca podrán fortalecer la imagen de sus candidatos para convencer al electorado tuxtleco. Durante este proceso de construcción de imagen debe revisarse, incluso, lo hecho hasta ahora. En mi consideración, la promoción de un perfil triunfalista, exagerado por los medios, es contraproducente para cualquiera de los pretendientes. A ningún candidato se le hace un favor cuando se le da posibilidades exageradas de triunfo, cuando se vende la idea de que todo lo relacionado con el proceso electoral es puro trámite, que ya ganó.La reciente lección de Yucatán tiene muchas lecturas para los aspirantes de Tuxtla. Es hora de que Bayardo y Jaime lean cuidadosamente lo sucedido con la calma que amerita este momento trascendente. Replantearse la campaña y dar golpes de timón para corregir el rumbo, le valió a Felipe Calderón la Presidencia de la República. Es buena hora.
martes, mayo 22, 2007
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