Gabriela Coutiño.
Altamirano, Chis. 22 de mayo.- Alrededor de 300 Zapatistas con igual número de adversarios, todos habitantes de la comunidad Morelia, en el municipio de Altamirano, en la región de la Selva de Chiapas, se enfrentaron la tarde de este jueves con palos, piedras y a golpes, dejando un saldo de 14 heridos y descalabrados de ambos bandos, confirmó la Presidencia Municipal.
Los primeros reportes de la policía señalan que la gresca se registró por la vieja disputa del predio de seis hectáreas, donde los zapatistas construyeron el Caracol “Torbellino de nuestras palabras”, sede de su concejo autónomo 17 de Noviembre, territorio que reclaman los contrincantes.
De acuerdo a la versión de los pobladores desertores del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pero que siguen conviviendo en el mismo ejido de Morelia, localizado a 10 kilómetros de la cabecera municipal, las bases de apoyo zapatistas durante la madrugada cortaron la energía eléctrica de sus casas.
En represalia, los pobladores cortaron la luz de las casas de los zapatistas y la de su líder de la zona, el comandante Zebedeo.
Lo anterior aseguran, encolerizó a los zapatistas que se concentraron en el caracol a fin de organizarse para atacar a sus adversarios, los que también los esperaban armados con garrotes, trancas y piedras, enfrascándose en una riña cuerpo a cuerpo que dejó como saldo 14 heridos, lesionados y descalabrados.
La presidencia municipal de Altamirano que preside Heidi Pino Escobar, informó que a la comunidad de Morelia ingresaron ambulancias de la Cruz Roja para auxiliar a los heridos.
De parte de los zapatistas se contabilizaron ocho heridos los que son atendidos por sus compañeros en la sede de su municipio autónomo, mientras que seis restantes, contrarios al EZLN, fueron trasladados al hospital del IMSS en la cabecera municipal de Altamirano donde son atendidos.
Conflicto por agua y luz
De acuerdo con las fuentes, el pasado 18 de mayo, los militantes del PRI de Morelia, donde está uno de los cinco Caracoles zapatistas, se reunieron y acordaron cortar el agua y luz eléctrica a tres familias bases de apoyo del EZLN, con el argumento de que desde 1994 en que abandonaron la comunidad y establecieron su residencia en otras localidades del municipio, no han cooperado económicamente ni realizado los trabajos comunitarios correspondientes.
Una vez tomado el acuerdo, ese mismo 18 de mayo los priístas cortaron la energía eléctrica de las tres casas propiedad de los tzeltales bases de apoyo del EZLN, los cuales no han dejado de llegar a sus casas desde que salieron en 1994.
Las fuentes informaron que en respuesta, este jueves en la madrugada, entre 10 y 15 hombres encapuchados, presuntamente bases zapatistas provenientes de varias comunidades cercanas, suspendieron la energía eléctrica a cuatro familias priístas.
Agregaron que entre las 3 y las 4 de la tarde de hoy mismo, unos 400 indígenas encapuchados y armados con palos, piedras y machetes llegaron a Morelia –donde cohabitan priístas y zapatistas--, presuntamente con la intención de de cortar la energía eléctrica en toda la comunidad, donde tiene la sede el municipio autónomo 17 de Noviembre.
Los heridos
Entre los lesionados fueron identificados: María Elena Santiz Pérez, Arturo y Sebastián López Santiz, Gustavo García López, José Alberto y Olivia Sánchez López, Hilaria Pérez Encín, Esteban Méndez Santiz, Juan Santiz Pérez, Rufina Gómez Enzín, Felipe Vázquez López, Federico López Sánchez y Esteban Méndez Sánchez.Morelia de larga lucha zapatista
En enero de 1994, cuando el EZLN le declarará la guerra al gobierno mexicano y se desataran cruentos enfrentamientos con el Ejército, el 7 de enero de 1994, soldados entraron a la comunidad y secuestraron a Severiano Santiz Gómez (60 años); Hermelindo Santiz Gómez (65 años), y a Sebastián López Santiz (45 años), a quienes torturaron y ejecutaron.
Al poco tiempo sus restos, con huellas de tortura y con evidentes muestras de haber sido ejecutados, fueron encontrados. El análisis de los restos fue realizado por especialistas de la ONG Physicians for Human Rights.
Los hechos fueron narrados por el mismo subcomandante Marcos en una carta que envió en julio de 1999, a Asma Jahangir, Relatora Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias.
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