martes, septiembre 04, 2007

Obispo pide ciudadanía universal


Fredy Martín Pérez.

Comitán, Chis; 3 de septiembre.- El obispo de Huehuetenango, Guatemala, Rodolfo Bobadilla Mata exigió a los gobiernos de México y Estados Unidos, a que cambien las legislaciones internas para promover una ciudadanía universal” en la que no haya distinción de personas.
El presidente de la pastoral de Movilidad Humana asegura que toda acción “en materia de derechos humanos no deber ser tratada a la luz de la soberanía o seguridad estatal, sino más bien de forma integral, digna solidaria”.
Y esta se debe apegar a los convenios y tratados internacionales en el estricto respeto a la integridad física y moral de la persona, agrega el prelado en un mensaje del primer domingo de septiembre, que es cuando se celebra el Día Nacional del Migrante.
Bobadilla Mata agrega que hoy día “existen millones de personas concretas que por distintos motivos están en constante movilidad”.
Y esto en muchos países constituye un hecho importante la dramática situación que viven los migrantes, desplazados y refugiados, “sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia”.
“Por esta razón, los migrantes deben ser acompañados pastoralmente por sus Iglesias de origen y estimulados a integrarse en las tierras y comunidades que los acogen, compartiendo con ellos las riquezas de su fe y de sus tradiciones religiosas”, explica.
El obispo asegura que el “amplio fenómeno” de personas en movilidad, que caracterizan, por ejemplo Guatemala, “nos convoca a seguir a Cristo, pobre excluido y desplazado, en la experiencia de camino, que mujeres y hombres están haciendo para hallar respuestas a la vida a los problemas graves que impone la estructura social actual”.
“Asimismo, el proceso de transformación cultural, inherente a la globalización, nos urge a dar respuestas a los nuevos desafíos modernos”, reconoce.
Y entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes está la denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente y pugnar por el derecho a la reunificación familiar, la no separación de las familias, padre, madre e hijos, por las redadas y deportaciones masivas como lo hace la policía de Estados Unidos y otros países de la región de forma unilateral.
Estas redadas, según el prelado, manifiestan “claramente” el rechazo a la discriminación en contra de los migrantes trabajadores, “sean ellos indocumentados o documentados”.
Y dice que la Iglesia rechaza “cualquier ley migratoria que va en contra de los migrantes. Los migrantes también tienen derecho de disfrutar del amor, del cariño y del calor de un hogar”.
En su mensaje asegura que también es “fundamental tener presente también a los desplazados por causa de la violencia. En los países azotados por la violencia se requieren acciones concretas de parte de los gobiernos para acompañar a las víctimas y brindarles seguridad y apoyarlas para que puedan vivir dignamente de su propio trabajo”.


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