viernes, agosto 17, 2007

Cuando un periódico serio cierra, muchas plumas se secan


Ciro Elder Castillo.
Quizás el cierre de La Voz del Sureste sea temporal, no se, todo puede pasar en esta vida llena de sorpresas, pero lo cierto es que La Voz, la auténtica Voz del Sureste pasará a la historia.
Atrás quedarán las páginas hechas con seriedad, con absoluta seriedad, sin atacar por atacar. Sin acudir a las burlas, respetando siempre la dignidad del ser humano.
Atrás quedarán los boletines modificados para que no saliéramos "uniformados como los demás periódicos".
También quedarán atrás los errores ortográficos, por las prisas, porque un texto sin errores, sería perfecto y lo perfecto a veces opaca el sentimiento.
Atrás quedarán más de 50 años de formar reporteros que, como suele suceder, una vez que encontraron mejor paga emigraron, por que la vida es así, el hombre va donde siente que mejor le conviene, aunque a veces tenga que sacrificar cosas que le llenan, como la honestidad de hablar de frente.
Atrás quedarán las llamadas de atención porque a la nota no se le dio seguimiento, porque se le dio voz a un personaje y al otro no.
Atrás quedarán los sueños de construir un municipio, un estado y un país mejor, donde todos hagan su trabajo por amor al trabajo, por las ganas de ser mejores.
Ya no volveremos a encontrar un periódico en el que la nota roja se matizó para no ser amarillista y causar más dolor a los dolidos.
No será fácil olvidar las críticas, sin afán de molestar, sino de sugerir para afinar, para hacer correcciones.
Difícil será encontrar un medio en el que se respeten las palabras del reportero que piensa diferente a los demás, porque todos somos mundos distintos.
No resultará nada sencillo encontrar un centro de trabajo, que aunque modesto, fuese armonioso, libre, sin humillaciones, sin altanerías, sin burlas, sin abusos.
Atrás quedarán los años y años sin vacaciones a cambio de hacer periodismo. De ese periodismo que pocos entienden, aunque muchos presuman de practicarlo.
Atrás quedará la entrevista seria, a la que las cartas aclaratorias le hacen los mandados, porque lo dicho, cuando está bien dicho, no se puede negar.
Atrás quedarán los domingos sin el cine, sin la televisión, sin la familia, con tal de entregar información a una población a la que todavía tenemos mucho que entregar, para hacerla más consciente, más analítica.
Qué dirán los que alguna vez pasaron por las humildes instalaciones de La Voz del Sureste, donde sí, claro, no había lujos, solamente experiencia, la que no se compra, la que no la brinda un título, sino los años de escribir.
Qué dirán aquellos que nos vieron siempre como un medio pequeño en infraestructura, pequeño en páginas, un periódico flaco, pero nutrido en contenido.
Qué dirá una canastera del 5 de Mayo, que por razones que uno no podría explicar tan fácilmente, leía La Voz.
Qué dirán los estudiantes de periodismo que saben que eso de los medios, no es un show, sino un sacrificio, donde solamente tiene uno asegurado el pan del día, y cuando bien le va, Seguro Social.
Ahora más que nunca debemos reflexionar: Sí los periodistas sí, en verdad que sí, somos unas cenicientas. -¿Por qué? En la mañana desayunamos, por invitación, en Sanbonrns, Vips, Camino Real, Holly Day Inn, etc. Y en la noche volvemos a la realidad: hacer periodismo, porque nos gusta, porque por alguna maldita o bendita razón, nacimos para ello.
Perdón por los errores que este texto pudiera contener.


Qué circule por favor...

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