jueves, marzo 29, 2012

Lo matan en el interior de su camioneta



Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 28 de Marzo.- Presuntamente por haberse resistido a un atraco, un delincuente le quitó la vida a un contador público de dos balazos, uno en cuello y el otro en la sien izquierda, quedando su cuerpo en el interior de su camioneta, concretamente frente al volante.
Los hechos se registraron a las 10:15 de la mañana del miércoles, en la 8ª Oriente entre 8ª y 9ª Sur, a unos metros del panteón municipal, cuando Abel Espinosa Méndez, de 48 años, se encontraba sentado en asiento del conductor de su camioneta, marca Lincoln Mark LT, color crema, con placas de circulación DC-76939 la cual estaba estacionada
La esposa del occiso, Alma Araceli Palacios Caballero, de 24 años de edad y de cuatro meses de embarazo, manifestó que salió de su domicilio ubicado en la 4ª Sur y 15ª Oriente, donde su esposo Abel Espinosa Méndez de 48 años —Contador Público—, tuvo que cerrar su negocio de ventas de aires acondicionados y refrigeración “Enfrilav Realven” pues el mandado no iba a durar mucho tiempo.
Y es que ambos, acudirían a una sucursal bancaria, ubicada sobre la 9ª Sur y 8ª Oriente, para retirar la cantidad de 8 mil pesos, en efectivo.
Ya en el lugar indicado Abel, decidió esperar a su esposa en la camioneta y así ella realizara los trámites del retiro; por lo que Alma, salió del vehículo y se dirigió sola al banco.
Minutos después, Alma, salió de la sucursal y caminó al vehículo, de pronto observó a un hombre de tez morena y mediana estatura caminar apresuradamente a la ventanilla del conductor ubicada sobre la avenida y en su mano derecha portaba un arma corta.
Espantada por lo sucedido la señora, se le vino a la cabeza que era un asalto, pero sorpresivamente el hampón encañonó a Espinosa Méndez, quien sintonizaba la radio e hizo dos disparos a quemarropa, uno en la cabeza y otro en el cuello, quitándole la vida casi de inmediato.
Después del hecho sangriento, algunos testigos presenciales dijeron a las autoridades que el individuo ni siquiera corrió, se fue caminando hacia el lado norte donde lo esperaba una camioneta blanca sobre la 8ª Sur y 8ª Oriente.
En ese instante Araceli Palacios, corrió hacia la camioneta donde se encontraba su marido, ensangrentado de las mejillas y el asiento del copiloto manchado con pequeños pedazos de masa encefálica.
Como pudo llamó a los números de emergencia, mientras la gente observaba una y otra vez dentro del vehículo por si en algún momento reaccionaba el sujeto robusto, que vestía una playera color morado y pantalón de mezclilla, además de unos lentes de sol que se encontraban escondidos entre sus piernas.
Elementos de la Policía Municipal en coordinación con la Estatal Preventiva, acudieron a la citada dirección y rápidamente acordonaron el área, mientras otras escuadras a bordo de sus unidades comenzaron a realizar rondines y ver si podían dar con algún sospechoso.
Minutos más tarde llegaron paramédicos de Protección Civil Municipal, quienes ingresaron al vehículo para brindar la atención pre hospitalaria; sin embargo, estos le dijeron a Alma, “no podemos hacer nada, ya no tiene pulso”.
Con gritos la mujer les dijo a los paramédicos que hicieran algo que no quería perder a un ser querido más, pues su padre tenía unos días que había fallecido de muerte natural, pero los socorristas decidieron sacar de la unidad de emergencias médicas una sábana para cubrirlo; posteriormente atendieron a la mujer que presentaba la presión alta.
Posteriormente las diferentes corporaciones policiacas realizaron un operativo de búsqueda del presunto responsable, fue entonces que cerca de las 11:25 de la mañana, los uniformados detuvieron como presunto sospechoso a un joven de aproximadamente 26 años de edad, que caminaba sobre el parque de “El Mariachi” a quien abordaron con patadas y golpes y lo subieron a la góndola de la patrulla en donde —con palabras altisonantes— lo esposaron y recostaron en la unidad.
Los policías no estaban seguros de si era el responsable del atentado, por lo que ahí empezaron a tener confrontaciones con reporteros gráficos y decidieron arremeter contra la prensa tomando sus armas y haciendo uso de su autoridad para amedrentar.
Una hora después arribaron elementos del Servicio Médico Forense (Semefo) quienes realizaron el levantamiento del cadáver; en ese instante se encontraban todos los familiares del occiso quienes no pudieron contener las lágrimas y exclamaban al cielo “¡ojalá y detengan a ese desgraciado y lo torturen!”.
Trabajadores periciales comenzaron a recabar huellas dactilares y objetos que se encontraban en el interior del vehículo ya que la muerte de Abel Espinosa, es aún sospechosa pues ni siquiera se llevaron el vehículo o el dinero que había retirado Alma Palacios.

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