Fredy Martín Pérez
A lo largo del periférico norte de San Cristóbal, la zona donde viven más de cien mil tsotsiles evangélicos, están incrustadas desde 1995, las células familiares nativas y españolas que practican el Islam. El uso del pañuelo en las mujeres, distingue a los seguidores del profeta Mahoma, en un lugar donde se multiplican las iglesias evangélicas.
Jania es una de las mujeres que desde hace 16 años usa el velo islámico. Es una de las primeras creyentes en Alá, que vivió en la primera comunidad islámica que llegó a agrupar a unas 300 fieles, a través del impulsó el emir Nafia, de origen español.
Años después, los tsotsiles, la gran mayoría nativos de San Juan Chamula, decidieron romper por diferentes motivos con la comunidad, donde aprendieron panadería, carpintería, sastrería, cocina y sobre todo, a dejar de comer cerdo y orar cinco veces al día con dirección a la Meca.
A partir de ese momento, varias familias regresaron a sus hogares, pero ya no volvieron a la Biblia, sino se mantuvieron fieles al Corán. Algunas mujeres se casaron con españoles y jóvenes tsotsiles contrajeron matrimonio con mujeres rubias de ojos azules, que los llevó a vivir a la región de La Alpujarra, España.
Cada una de esas familias que se rompieron con los españoles, volvieron a reencontrarse, pero ya no decidieron vivir comúnmente, sino en sus hogares y reencontrarse en los momentos de oración diurna, el día viernes para guardar, así como en el Ramadán.
Los hombres volvieron a sus antiguos oficios, cuidar sus puestos de frutas y verduras en el mercado José Castillo Tiellmas, manejar taxis o trabajar como albañiles en San Cristóbal.
Manuel Gómez Chechev de 59 años, que adoptó el nombre de Mohamed, es uno de los imanes que surgieron al romper con los españoles.“Ya no queríamos estar con ellos. Nunca nos acostumbramos a vivir encerrados”, recuerda el hombre que abrazó el Islam en 1995, junto con Domingo López Ángel, un chamula que llegó al Congreso local, como diputado del PRD.
En la última oración del día, Mohamed se postra con dirección a La Meca. Entre su cama y un ropero, coloca una alfombra roja y empieza a clamar a Alá, mientras las mujeres preparan los alimentos, extraen agua de una noria o cosen prendas típicas de los tsotsiles.
A un lado de la recámara de Mohamed, se ha habilitado un espacio para la madraza, donde los niños llegan a aprender los principios del Islam y memorizarse el Corán, de modo que muchos menores pueden conversar en tsotsil y español y rezar en árabe.
Una veintena de niños de los barrios La Hormiga, Ojo de Agua y El Molino acuden todas las tardes, para recibir las enseñanzas de un joven de 20 años de edad, que fue el primero de la comunidad tsotsil que se memorizó en su totalidad el Corán.
Muchos de los pupilos que se congregan en la casa de Mohamed, son sus nietos, sobrinos e hijos de los conversos al Islam, muchos de ellos que han peregrinado a La Meca, en más de una vez.
Mohamed no se cansa en agradecer el esfuerzo que hizo el emir Nafia, que los llevo a Arabia Saudita durante un mes, lapso en que tuvo la oportunidad de conocer Inglaterra y España. “En eso estamos muy agradecidos, porque el emir nos llevó a hacer el hajj a La Meca”, dice Manuel Gómez Chechev.
Este hombre de oficio albañil asegura que quieren ver crecer su escuela coránica y tiene fincada su esperanza en su hijo Manuel Gómez, que está casado con Yanna, hija del español Esteban López, conocido como Idriss, con la que procreó los menores Isail y Laila.
Mohamed no ha perdido contacto con su hijo que vive en la región de La Alpujarra, se comunica frecuentemente por teléfono o por internet. Habla con su vástago, que aprendió el oficio de la carpintería y le cuenta sus proyectos.
Gómez Chechev dice que uno de sus sueños es ver de regreso a su hijo con sus dos nietos, su nuera Yanna a San Cristóbal de las Casas, para impulsar la comunidad islámica que él encabeza.
“Quiero que mi hijo sea el imán”, suelta el tsotsil que también tiene entre planes que otros de sus hijos viajen a España, para que estudien más sobre el Islam y crear células de líderes en la zona norte de San Cristóbal de las Casas, con el fin de expandir más esta creencia entre los miles de evangélicos.
Otro de los sueños de Mohamed es agrupar a las familias que viven en El Molino, La Hormiga y Ojo de Agua, en un solo grupo, bajo una misma madraza y una mezquita con torres y una bocina para llamar a los fieles a la oración como se acostumbra en otros países.
El primer reto para conseguirlo, es vencer la división que impera entre los distintos grupos, porque de seguir divididos o peleados, “nunca lo vamos a conseguir. Vamos a lograr que nuestra religión crezca y se fortalezca”, explica.
Yerno de Miguel Caxlán
La historia parece seguir a Manuel Gómez Chechev. La familia de este tsotsil fue la primera en renunciar al catolicismo tradicional y abrazar el protestantismo, afrenta que despertó la ira de los caciques que a punta de machete los expulsó de San Juan Chamula a principios de los años 80.
El suegro de Gómez Chechev, es Miguel Caxlán, un tsotsil que por su forma de vestir, como los ladinos, consiguió el apodo de Caxlan (mestizo).
Cuando Miguel dejó de consumir posh (aguardiente) y decidió no acudir más al templo de San Juan, para ofrecerle ofrendas de velas multicolores, gallinas y refrescos de cola, despertó la ira de los caciques.
Sicarios del cacique Javier López Pérez, ejecutaron el 24 de julio de 1981 a Miguel Caxlán, en el poblado Sactuzú, de San Juan Chamula. Ya había librado varias emboscadas con fusiles de asalto. No quiso desplazarse a San Cristóbal de las Casas y eso le costó la vida.
Manuel Gómez Chechev decidió dejar su paraje y llegar a San Cristóbal de las Casas, convertido al protestantismo, pero 30 años después sería uno de los primeros tsotsiles que decidieron tener como a su profeta a Mahoma y como único Dios a Alá.
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