Comitán, Chiapas., 28 de enero.- Puertas destrozadas, robo de dinero en efectivo, botellas de licor, cervezas y hasta la energía eléctrica dañada, dejo la media noche de ayer viernes, un cateo realizado por los policías y militares en la zona de tolerancia, en el denominado Chicagos Bar.
Olga García, propietaria del bar mencionado, denunció que ayer por la noche un grupo de policías y elementos del ejército, armados y encapuchados, irrumpieron de manera violenta en el establecimiento.
La propietaria dijo que no se encontraba en su negocio, en el momento en que estaba a punto de realizarse el cateo; vía telefónica “unos conocidos” le avisaron que su negociación sería registrada, por lo que inmediatamente se trasladó hacia la zona de tolerancia.
Metros antes de arribar al lugar, fue detenida por otro grupo de militares y policías que mantenía un retén de revisión, a la altura de entronque que conduce al Tecnológico de Comitán.
Desde ese lugar, García solicito a los uniformados del retén que le avisaran al otro grupo que estaba por catear su negocio, que ella pronto llegaría y abriría las puertas correctamente, por lo que solicitó insistentemente “que no vayan a dañar mis puertas”.
Sin embargo todo esto resulto inútil, pues cuando le fue permitido el paso y por fin pudo llegar al bar de su propiedad, se encontró con la desagradable sorpresa que las puertas de su negocio habían sido forzadas y prácticamente derrumbadas.
Con rabia observó cómo los uniformados habían hechos destrozos dentro del bar, así como haber desordenado una bodega, la barra y unos cuartos que se encuentran en la planta alta del negocio.
Por otro lado la afectada denunció que un cajón en donde había dejado 12 mil pesos en efectivo, había sido forzado y saqueado, lugar donde ella argumentó se encontraba el dinero, que era la venta del día.
También dio a conocer, que al parecer los uniformados, durante el cateo, se habían dado el tiempo para abrir algunas botellas de bebidas embriagantes, las cuales aseguró, los uniformados se las habían tomado.
Arremetió en contra de militares y policías, a quienes acusó de robo, allanamiento y daños en su propiedad, considerando que era evidente la mala fe en su contra, pues su negociación fue la única cateada.
Olga García, propietaria del bar mencionado, denunció que ayer por la noche un grupo de policías y elementos del ejército, armados y encapuchados, irrumpieron de manera violenta en el establecimiento.
La propietaria dijo que no se encontraba en su negocio, en el momento en que estaba a punto de realizarse el cateo; vía telefónica “unos conocidos” le avisaron que su negociación sería registrada, por lo que inmediatamente se trasladó hacia la zona de tolerancia.
Metros antes de arribar al lugar, fue detenida por otro grupo de militares y policías que mantenía un retén de revisión, a la altura de entronque que conduce al Tecnológico de Comitán.
Desde ese lugar, García solicito a los uniformados del retén que le avisaran al otro grupo que estaba por catear su negocio, que ella pronto llegaría y abriría las puertas correctamente, por lo que solicitó insistentemente “que no vayan a dañar mis puertas”.
Sin embargo todo esto resulto inútil, pues cuando le fue permitido el paso y por fin pudo llegar al bar de su propiedad, se encontró con la desagradable sorpresa que las puertas de su negocio habían sido forzadas y prácticamente derrumbadas.
Con rabia observó cómo los uniformados habían hechos destrozos dentro del bar, así como haber desordenado una bodega, la barra y unos cuartos que se encuentran en la planta alta del negocio.
Por otro lado la afectada denunció que un cajón en donde había dejado 12 mil pesos en efectivo, había sido forzado y saqueado, lugar donde ella argumentó se encontraba el dinero, que era la venta del día.
También dio a conocer, que al parecer los uniformados, durante el cateo, se habían dado el tiempo para abrir algunas botellas de bebidas embriagantes, las cuales aseguró, los uniformados se las habían tomado.
Arremetió en contra de militares y policías, a quienes acusó de robo, allanamiento y daños en su propiedad, considerando que era evidente la mala fe en su contra, pues su negociación fue la única cateada.
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