sábado, diciembre 04, 2010

Encapuchados matan a machetazos a un pastor

Toño Aguilar y Nehemías Jiménez.

La Independencia, Chis.- De un certero machetazo en el cuello, un grupo de tres hombres armados y encapuchados, acabaron con la vida de Armando López López, pastor evangélico de la iglesia pentecostés del ejido Venustiano Carranza, en este municipio.


Todo sucedió alrededor de las 3:00 de la tarde de ayer, cuando tres individuos desconocidos que viajaban en un vehículo, color rojo, con camper negro, y que portaban pasamontañas, le dieron alcance y le cerraron el paso al automóvil Chevrolet, color verde, con engomado CZ69797 de Chiapas, en el tramo carretero de la comunidad Unión Juárez del municipio de La Trinitaria y Venustiano Carranza, de este municipio.

De inmediato los hombres que llevaban un arma de fuego, se acercaron a la unidad Chevrolet que era conducido por el predicador “pentecostés”, Armando López López, de 49 años de edad, a quién le apuntaron y exigieron que se bajara del automotor.

En la unidad también viajaban dos acompañantes de Armando, Jesús López Hernández y Flora Morales Alfaron, de 48 años de edad, mismos que regresaban de una consulta médica del hospital general de Comitán.

Los hombres que llevaban un arma de fuego, se acercaron a la unidad Chevrolet que era conducido por el predicador “pentecostés”, y de inmediato lo obligaron a que se dirigiera en la parte posterior de la unidad, donde lo atacaron a machetazos hasta matarlo.

“Primero nos dijeron a mí y a mi esposa que nos bajáramos, pero la puerta de mi vehículo se cerró y no pudimos descender, fue cuando uno de los hombres le dijo al pastor que se bajara, porque a él lo querían, y le gritaron que se acostara y fue cuando lo mataron”, contó Jesús López.

Una vez consumado el homicidio el cuerpo de Armando quedó detrás del vehículo, teñido en sangre; pues el certero machetazo en el cuello, le quitó la vida casi de manera instantánea.

Los sujetos desconocidos huyeron con rumbo desconocido, mientras que Jesús López, corrió hasta su comunidad para pedir ayuda con las autoridades ejidales y algunos miembros de la iglesia que pastoreaba Armando, pero ya todo era demasiado tarde.

Decenas de pobladores se dieron cita en el lugar y no daban crédito a lo que había sucedido, aún más cuando lo consideraban como una persona tranquila que se dedicaba a ayudar siempre a los demás.

Al cabo de varios minutos, policías estatales y municipales llegaron para realizar las investigaciones de lo sucedió y tratar de dar con el paradero de los agresores.

Un ministerio Público del fuero común dio fe del levantamiento del cuerpo de Armando mismo que fue trasladado al Servicio Médico Forense para realizarle la necropsia de ley y entregarlo a sus familiares.

“Aquí nos hemos criado, hemos pasado caminando de día y de noche y nunca había ocurrido esto, no entendemos qué fue lo que paso, no nos explicamos”, dijeron algunos pobladores al ver el trabajo de las autoridades.

Mientras el cuerpo de Armando era trasladado a al forense, sus familiares recogieron la sangre que terminó sobre la terracería, la impregnaron en una toalla y se lo llevaron para inhumarlo junto con su cuerpo.


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