Comitán, Chis; 17 de noviembre.- Tres jóvenes de origen mexicano descartaron que en Chicagos Bar, ubicado en la “zona de tolerancia”, se explote sexualmente a menores de edad de origen centroamericano.
Las mujeres que aceptaron hablar con los reporteros, contaron que la detención de jóvenes de origen centroamericano ocurrió por un conflicto entre un homosexual apodado como “Jaquelín” y una de las detenidas.
Angelina, Maribel y Consuelo, narraron que cuando la dueña de Chicagos Bar, pidió a Jaquelín que acudiera a la revisión médica, no lo hizo y optó por cambiarse de bar.
Cuenta la joven que a partir de ahí creció una rivalidad entre “Jaquelín” y una de las jóvenes identificada como Cristina Arely.
Días antes del operativo del sábado, “Jaquelín”, agarró a golpes a Cristina Arely, incidente en el que estuvo a punto se ser golpeada Angelina, según explicó.
Después del incidente, “Jaquelín”, habría acudido a las autoridades y a partir de ahí, según Angelina, Maribel y Consuelo, la Policía Especializada realizó el operativo en Chicagos Bar.
El sábado pasado los agentes estatales detuvieron a Cristina Arely, Flory, de 19 y 18 años de edad y otra joven centroamericana de la que no saben su nombre, ni edad.
Bar desolado
A partir del operativo realizado el sábado, Chicagos Bar, se encuentra prácticamente desolado, sólo con la presencia de Angelina, Maribel y Consuelo.
La encargada del lugar Gloria García Gómez y Julio César Arguello López, éste que según la averiguación previa 265/FEDCCI-CJT1/2010, trasladaba a las víctimas desde la frontera a Comitán, permanecen detenidos.
Angelina, originaria del municipio de La Independencia, dice que antes de llegar a trabajar Chicagos Bar, trabajó en Cozumel, Quintana Roo, pero la lejanía la llevó a la “zona de tolerancia”.
Dice que su estancia en Comitán le permitió estar “más cerca” de sus hijas y sus padres, éstos a los que cuenta, que labora como “mesera”, en una de las cantinas de Comitán.
De 23 años de edad, madre de tres niñas, Angelina, explica que puede llegar a ganar entre 400 a 700 pesos, por día, pero después del operativo en el bar, sus percepciones económicas descendieron considerablemente.
Con dos años de laborar en Chicagos Bar, Angelina, dice que en “ningún momento nos obligan a consumir bebidas embriagantes, ni obligarnos a trabajar más de 14 horas”.
-¿Las tienen aquí a la fuerza?
-No. Yo estoy aquí porque quiero apoyar a mi madre y mis hijas.
Queremos trabajar
Maribel, de 18 años de edad, que recién terminó sus estudios de preparatoria cuenta que decidió trabajar en Chicagos Bar, para apoyar a sus padres y sus hermanos.
“Aquí nadie nos obliga a trabajar, ni a tomar bebidas embriagantes como han dicho”, explica la joven de origen mexicana y originaria del municipio de Ocosingo.
Consuelo, una mujer de 28 años, que a su edad, es ya una “veterana” en Chicagos Bar, cuenta que los dueños de la negociación, no “obliga a prostituir” a las jóvenes a la fuerza, como ha dicho la Fiscalía Especializada dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
“Aquí estamos porque queremos trabajar y no somos obligadas a hacer esto”, dice la joven madre de una menor que vive con sus padres.
Consuelo conoció a las tres jóvenes que están en poder de la Fiscalía, pero está segura que en “ningún momento estuvieron retenidas o fueron obligadas a laborar contra su voluntad, porque sabemos que antes ya habían trabajado en Nuevo Orizaba (en la Selva) y Cantabal (Guatemala)”.
Las mujeres que aceptaron hablar con los reporteros, contaron que la detención de jóvenes de origen centroamericano ocurrió por un conflicto entre un homosexual apodado como “Jaquelín” y una de las detenidas.
Angelina, Maribel y Consuelo, narraron que cuando la dueña de Chicagos Bar, pidió a Jaquelín que acudiera a la revisión médica, no lo hizo y optó por cambiarse de bar.
Cuenta la joven que a partir de ahí creció una rivalidad entre “Jaquelín” y una de las jóvenes identificada como Cristina Arely.
Días antes del operativo del sábado, “Jaquelín”, agarró a golpes a Cristina Arely, incidente en el que estuvo a punto se ser golpeada Angelina, según explicó.
Después del incidente, “Jaquelín”, habría acudido a las autoridades y a partir de ahí, según Angelina, Maribel y Consuelo, la Policía Especializada realizó el operativo en Chicagos Bar.
El sábado pasado los agentes estatales detuvieron a Cristina Arely, Flory, de 19 y 18 años de edad y otra joven centroamericana de la que no saben su nombre, ni edad.
Bar desolado
A partir del operativo realizado el sábado, Chicagos Bar, se encuentra prácticamente desolado, sólo con la presencia de Angelina, Maribel y Consuelo.
La encargada del lugar Gloria García Gómez y Julio César Arguello López, éste que según la averiguación previa 265/FEDCCI-CJT1/2010, trasladaba a las víctimas desde la frontera a Comitán, permanecen detenidos.
Angelina, originaria del municipio de La Independencia, dice que antes de llegar a trabajar Chicagos Bar, trabajó en Cozumel, Quintana Roo, pero la lejanía la llevó a la “zona de tolerancia”.
Dice que su estancia en Comitán le permitió estar “más cerca” de sus hijas y sus padres, éstos a los que cuenta, que labora como “mesera”, en una de las cantinas de Comitán.
De 23 años de edad, madre de tres niñas, Angelina, explica que puede llegar a ganar entre 400 a 700 pesos, por día, pero después del operativo en el bar, sus percepciones económicas descendieron considerablemente.
Con dos años de laborar en Chicagos Bar, Angelina, dice que en “ningún momento nos obligan a consumir bebidas embriagantes, ni obligarnos a trabajar más de 14 horas”.
-¿Las tienen aquí a la fuerza?
-No. Yo estoy aquí porque quiero apoyar a mi madre y mis hijas.
Queremos trabajar
Maribel, de 18 años de edad, que recién terminó sus estudios de preparatoria cuenta que decidió trabajar en Chicagos Bar, para apoyar a sus padres y sus hermanos.
“Aquí nadie nos obliga a trabajar, ni a tomar bebidas embriagantes como han dicho”, explica la joven de origen mexicana y originaria del municipio de Ocosingo.
Consuelo, una mujer de 28 años, que a su edad, es ya una “veterana” en Chicagos Bar, cuenta que los dueños de la negociación, no “obliga a prostituir” a las jóvenes a la fuerza, como ha dicho la Fiscalía Especializada dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
“Aquí estamos porque queremos trabajar y no somos obligadas a hacer esto”, dice la joven madre de una menor que vive con sus padres.
Consuelo conoció a las tres jóvenes que están en poder de la Fiscalía, pero está segura que en “ningún momento estuvieron retenidas o fueron obligadas a laborar contra su voluntad, porque sabemos que antes ya habían trabajado en Nuevo Orizaba (en la Selva) y Cantabal (Guatemala)”.
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