Amalia Avendaño
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 26 de noviembre.- El obispo Enrique Díaz Díaz, de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, lamentó que “el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, se ha transportado en el principal depredador de la naturaleza y en el peor enemigo del hombre” por seguir exterminando con voracidad los bosques, saqueando las entrañas de la tierra y explotando inmisericordemente los recursos naturales.
En su mensaje semanal el obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal advirtió que la Tierra “está mortalmente herida” y lo han experimentado “con dolor, todas nuestras comunidades soportando cambios extremosos de clima, tormentas inusuales, sequías prolongadas, inundaciones terribles, fríos gélidos o calores infernales. La tierra está herida. Miles y miles de toneladas de basura y de materiales tóxicos se acumulan desordenada y peligrosamente a las afueras de las ciudades”.
“El primer domingo de Adviento --que celebra la tradición católica este 28 de noviembre- es un potente grito que busca despertarnos y llamar nuestra atención sobre lo que estamos haciendo de la vida, de la tierra y de la humanidad”, afirmó el obispo.
Consideró que “el hombre ha desfigurado su rostro creado a “imagen de Dios”, y lejos de ser creador, dinámico y fraternal, se ha transformado en el principal destructor. Con base en un crecimiento económico y en una política que favorece a pocas empresas y estados, exige un consumo de recursos que no tiene fin, un consumo que lo ha llevado a un desastre climático y a una peligrosa situación social.
“La violencia institucionalizada contra la naturaleza y contra sus semejantes, lejos de ser su verdadera vocación, hunden a la humanidad en una espiral de autodestrucción y de aniquilamiento. Es urgente recuperar la verdadera vocación del hombre. Tendremos que ir a las raíces de la persona para reconstruirla de nuevo, para encontrar armonía. Nadie está de acuerdo con la situación que estamos viviendo, pero continuamos como adormilados, minados por el pecado, la cobardía y la mediocridad”, dijo.
Pidió darse cuenta que “la indiferencia, la apatía y el conformismo no podrán sacarnos adelante de los graves problemas que estamos viviendo. Nos llama a vivir “honestamente” y denuncia los excesos que corroen el corazón: comilonas, borracheras, lujurias, desenfrenos, pleitos y envidias. El hombre se ha acostumbrado a vivir sin privaciones, tocado y desfigurado por todas sus ambiciones. El hombre, como la tierra, se encuentra herido. Es tiempo de revisión y de recuperar el verdadero sentido del hombre”.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 26 de noviembre.- El obispo Enrique Díaz Díaz, de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, lamentó que “el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, se ha transportado en el principal depredador de la naturaleza y en el peor enemigo del hombre” por seguir exterminando con voracidad los bosques, saqueando las entrañas de la tierra y explotando inmisericordemente los recursos naturales.
En su mensaje semanal el obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal advirtió que la Tierra “está mortalmente herida” y lo han experimentado “con dolor, todas nuestras comunidades soportando cambios extremosos de clima, tormentas inusuales, sequías prolongadas, inundaciones terribles, fríos gélidos o calores infernales. La tierra está herida. Miles y miles de toneladas de basura y de materiales tóxicos se acumulan desordenada y peligrosamente a las afueras de las ciudades”.
“El primer domingo de Adviento --que celebra la tradición católica este 28 de noviembre- es un potente grito que busca despertarnos y llamar nuestra atención sobre lo que estamos haciendo de la vida, de la tierra y de la humanidad”, afirmó el obispo.
Consideró que “el hombre ha desfigurado su rostro creado a “imagen de Dios”, y lejos de ser creador, dinámico y fraternal, se ha transformado en el principal destructor. Con base en un crecimiento económico y en una política que favorece a pocas empresas y estados, exige un consumo de recursos que no tiene fin, un consumo que lo ha llevado a un desastre climático y a una peligrosa situación social.
“La violencia institucionalizada contra la naturaleza y contra sus semejantes, lejos de ser su verdadera vocación, hunden a la humanidad en una espiral de autodestrucción y de aniquilamiento. Es urgente recuperar la verdadera vocación del hombre. Tendremos que ir a las raíces de la persona para reconstruirla de nuevo, para encontrar armonía. Nadie está de acuerdo con la situación que estamos viviendo, pero continuamos como adormilados, minados por el pecado, la cobardía y la mediocridad”, dijo.
Pidió darse cuenta que “la indiferencia, la apatía y el conformismo no podrán sacarnos adelante de los graves problemas que estamos viviendo. Nos llama a vivir “honestamente” y denuncia los excesos que corroen el corazón: comilonas, borracheras, lujurias, desenfrenos, pleitos y envidias. El hombre se ha acostumbrado a vivir sin privaciones, tocado y desfigurado por todas sus ambiciones. El hombre, como la tierra, se encuentra herido. Es tiempo de revisión y de recuperar el verdadero sentido del hombre”.
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