miércoles, agosto 11, 2010

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

En San Cristóbal de Las Casas se libra una batalla contra el progreso, mientras las montañas se caen a pedazos… y de eso nadie dice nada. El domingo pasado el diario Reforma, de la ciudad de México, le dedicó un espacio en su primera plana a la destrucción de las montañas de San Cristóbal de Las Casas por la extracción de arena y grava. “El paisaje de uno de los Pueblos Mágicos más famoso de México desaparece de manera acelerada”, titulo el diario Reforma el reportaje de su corresponsal en Chiapas, Martín Morita. Salen a relucir los nombres de quienes están ocasionando el más espantoso ecocidio que se esté perpetrando contra el valle de Jovel. "La constructora Peje de Oro es propiedad del Presidente Municipal Mariano Alberto Díaz Ochoa y de su hermano Ricardo. Esa empresa es la principal explotadora de bancos de materiales en los bosques aledaños a la ciudad", afirmó en entrevista David Farías, uno de los representantes del Consejo para la Protección de los Humedales de San Cristóbal de las Casas. Lo raro de todo esto es que mientras esto trasciende a nivel nacional, los medios locales han enfocado sus baterías en contra de la instalación de Soriana y City Club, con la supuesta divisa de que pretenden atentar contra los campos deportivos de fut y beisbol. Pero el manejo de la información es parcial y tendencioso, politizado, porque el gobierno del estado ofrece en cambio un moderno y mejor equipado complejo deportivo. Quienes se oponen al canje de terrenos, nada dicen de la destrucción de las montañas que durante décadas mantuvieron a San Cristóbal de Las Casas como una ciudad suspendida en el tiempo. Y si nada dicen es porque protestar por ello es enfrentarse a fuertes intereses económicos que por años han mantenido la hegemonía del poder político en el municipio. Ya el diario Reforma publicó sus nombres en la edición del domingo. Encabeza la lista el síndico municipal y ex candidato a Presidente Municipal en los comicios del pasado 4 de julio, Víctor Isaac Ramos Herrera, quien asumirá el cargo de regidor por el PRI el 1 de enero del 2011. Pero también salieron a relucir los nombres de Severiano Martínez Ozuna, Carlos Reyes Villafuerte, Luis Aguilar Méndez, Alberto Mario rodríguez y Francisco Hernández Morales. A ellos se les acrdita la devastación del cerro de Salsipuedes. Cita el Reforma: "Ambos, es decir el Alcalde Díaz Ochoa y sus familiares y Ramos Herrera son los principales responsables de este desastre ecológico", aseveró Farías. El reportaje ocupó la primera plana de ese importante diario de la capital mexicana, pero en San Cristóbal de Las Casas los medios hacen mutis. Es de suponer que protegen sus intereses monetarios y a los grupos de poder que le dan de comer. No hace falta enunciar sus nombres. Coexiste uno gracias al otro. Tal vez por eso nunca los he escuchado pronunciarse en contra del saqueo inmisericorde de arena y grava, que están socavando las verdes montañas que bordean San Cristóbal de Las Casas. Pero se rasgan las vestiduras en contra de la permuta de los campos de futbol y básquet bol y pegan el grito en el cielo cuando se anuncian inversiones foráneas. Manipulan a la opinión pública a conveniencia, y se erigen en defensores de los humedales, cuando nada hacen por detener la destrucción infame de las montañas, de donde dependen los escurrimientos de agua que se filtran hacia los mantos friáticos. Para fortuna de la ciudadanía, luego de la publicación en el diario Reforma es casi seguro que el Gobierno Federal haga algo al respecto. Estamos hablando de un medio de comunicación con mucha influencia. La información publicada por Reforma es contundente: la zona de bosques que rodea a la Ciudad Real de Chiapas, y que contempla el Cerro Huitepec, San José Bocomtenelté, Cerro San Felipe, Cerro El Extranjero, Cerro Cruz Carreta, El Arcotete y Cerro Tzontehuitz ha sido deforestada en un 80 por ciento. Eso es más que suficiente para que todos hagamos frente común en defensa de las montañas. Pero hay intereses económicos y políticos detrás de la campaña contra la instalación de Soriana y City Club. Podría mencionar uno de ellos. Por años, los comerciantes coletos se beneficiaron del aislamiento en el que se encontraba San Cristóbal de Las Casas. Podían comprar barato y vender a sobreprecios. Se enriquecieron de sobremanera. Uno de ellos es Sixto González, abarrotero mayorista, que ahora se asoció con Aurrera y Sams Club. La llegada de City Club y Soriana afecta sus intereses. No los de la población. A mayor oferta, mejor calidad y mejores precios. El pueblo gana con el arribo de más centros comerciales. Lo de las canchas de fut y beisbol es mero pretexto para meter ruido. La oferta del gobierno estatal parece ser superior en mucho a lo que actualmente se tiene en el Cedem. Hace algunos años un doctor en antropología social escribió la maravilla que significó la llegada de Chedraui a San Cristóbal de Las Casas. Desdibujó las fronteras culturales existentes en el municipio. Indígenas y ladinos coincidían por primera vez en condiciones de igualdad en un mismo espacio geográfico. La sociedad de consumo logró lo que por años no se había podido, por el acendrado racismo de la coletada. No es un secreto que antes del alzamiento armado en San Cristóbal de Las Casas existían fronteras intangibles entre el mundo de los ladinos y el de los indios. Eso se acabó gracias al arribo de las plazas comerciales. Ahora se puede ver en Chedraui, Aurerra o Sams Club en una mezcla extraordinaria de razas, de lenguas, con sus carritos de compras, alucinados por las ofertas y los nuevos productos, que es evidente están cambiando los patrones de consumo, para bien y para mal. Por eso soy de los que sostengo que hay que valorar muchos aspectos más a la hora de oponerse o celebrar la apertura de nuevos centros comerciales, más allá de la oposición a ultranza enarbolando la presunta defensa de los espacios deportivos, porque como ya dije antes, la promesa gubernamental es que estos serán resarcidos con creces con un nuevo y mejor equipado complejo deportivo. Mejor enfoquemos toda esa energía en defender nuestras montañas, porque según lo publicado en el diario Reforma, de 1980 a la fecha han sido deforestadas unas 15 mil hectáreas de la zona de bosques que rodea a la ciudad, es decir entre el 75 y 80 por ciento de esa región del municipio."Vemos con tristeza que cada día la deforestación se da de manera indiscriminada, el 80 por ciento de los bosques han sido talados y vemos la erosión, el arrastre de suelo, el arrastre hacia la zona baja, que esto azolva los ríos, los arroyos, la zona de humedales". Cada día son alrededor de 600 camiones los que salen de los bancos de arena con destino a los municipios de la región Altos, pero también hacia el resto de las ciudades de Chiapas y estados como Tabasco y Campeche. Todo ello, a costa de la devastación de los cerros, que afectan de manera directa la recarga de los mantos freáticos, de los manantiales, ríos y humedales. Los expertos que hablaron con Martín Morita aseguran que de no tomarse medidas para parar la devastación de las montañas, en los próximos 10 años no sólo ya no habrá bosques, sino tampoco agua. Pero denunciar eso significa enfrentarse a los poderes locales. Y algunos colegas mejor buscan otros fantasmas. Por ejemplo el del neoliberalismo, en de las inversiones extranjeras que solo vienen a llevarse lo poco que aquí hay, a costa, dicen, de “perder sus únicos espacios deportivos y el manantial que abastece al 60 por ciento de la ciudad”. Flaco favor hacen al PRI, cuando satanizan al gobierno de Juan Sabines Guerrero, surgido de una alianza de partidos opuestos al PRI, que ha mantenido el poder en el municipio y la región en los últimos 80 años. Y todo parece indicar que de eso se trata. De denostar al gobierno de Juan Sabines Guerrero como estrategia política para recuperar el poder. Hay algunos ingenuos, pero hay otros muy colmilludos que atizan el fuego tras bambalinas. Eso es evidente ahora que sindican al gobierno de Chiapas de presionar “sin ningún derecho” para entregarle los únicos espacios deportivos con que cuenta esta asfixiada e histórica ciudad para las tiendotas trasnacionales Soriana y City Club”. Claman a los cuatro vientos que se trata de una aberración, ya que la población de San Cristóbal se quedaría sin espacios adecuados para ejercer el deporte. Pero eso es una gran mentira. Forma parte del plan de desinformación para minar el proyecto de inversión que se ha anunciado pretenden hacer Soriana y City Club en San Cristóbal de Las Casas.




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