viernes, agosto 06, 2010

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

Insistiré una y otra vez en que exhumar y trasladar a la selva los restos mortales del arqueólogo danés Frans Blom y la fotógrafa suiza Gertrude Duby es un atentado contra el patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas. Es un acto de rapiña… y también una estupidez del tamaño del mundo. Ambas personajes permanecen desde su muerte sepultados en el cementerio municipal de San Cristóbal de Las Casas y ahí debieran de permanecer. Frans Blom murió en 1963, y Gertrude Duby en 1993. De haber sido un deseo de Blom, Trude tuvo 30 años de vida para hacer realidad su deseo. Pero no lo hizo. No existe testimonio alguno, ni descrito ni grabado, donde Frans Blom o Gertrude Duby hayan expresado o dejado constancia que su deseo fuera que sus al morir sus restos se enterraran en Nahá o cualquier otra parte de la selva Lacandona. Trasladar sus restos a la comunidad de Nahá es un acto voluntarioso de María Luisa Armendáriz Guerra, presidenta y directora del Centro Cultural Na Bolom. Lo único cierto es que la familia Armendáriz Guerra se apoderó de una herencia que no les corresponde. No sé cómo sucedió tal felonía, porque existe constancia escrita de puño y letra de Frans Blom que su última voluntad era que a su muerte su casa, sus muebles y su acervo pasaran a ser parte del patrimonio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Eso es lo que dice Blom en una carta fechada en Tuxtla Gutiérrez el 20 de octubre de 1950 ¿Cómo la familia Armendáriz Guerra se apoderó de Na Bolom? Es algo que bien valdría la pena investigar… y el departamento jurídico del INAH debería abocarse a ello. El legado de Frans y Trude no están en las mejores manos. No hay que olvidar que el usufructuario final de esta herencia debiera ser el pueblo de San Cristóbal de Las Casas, y esto no es así… por ahora. En lo que a mí respecta, me opongo rotundamente a que María Luisa Armendáriz Guerra exhume las tumbas y traslade los restos de don pancho Blom y Gertrude Duby, porque tienen un valor patrimonial incuantificable para San Cristóbal de Las Casas. En primer lugar, considero que el Ayuntamiento de San Cristóbal de Las Casas no lo debía de permitir, y el primero en oponerse debiera ser el alcalde Mariano Alberto Díaz Ochoa, y si él no se atreve a asumir su responsabilidad, le corrsp9onde hacerlo al comisario municipal, tarea que corresponde al Síndico Leobardo de Jesús Cancino Bermúdez. Es lamentable que nadie se pronuncie al respecto, y que una sola persona, María Luisa Armendáriz Guerra sea capaz de imponer su voluntad por encima del interés general del pueblo y gobierno municipal de San Cristóbal de Las Casas. Ignoro si María Luisa Armendáriz Guerra realizó alguna gestión judicial para exhumar las tumbas de estos dos personajes o si solo piensa presentarse con sus desenterradores y excavar y llevarse lo que sea que ahí se halle luego de los años transcurridos desde la muerte de cada uno de ellos. Me parece un acto temerario, que de seguro está reñido con la ley… porque si no, cualquier hijo de vecino iría a cualquier cementerio y se pondría a desenterrar a quien le apetezca o antoje. Por mi parte insisto en que el INAH y la propia PGR debieran investigar la historia del traslado de dominio de los bienes heredados por Frans Blom y Gertrude Duby porque no basta declarar que el INAH no se intereso en el legado que estos dos personajes dejaron al pueblo de México. Es lamentable que unos vivales se aprovechen de la ignorancia de un pueblo y de sus autoridades para hacer y deshacer a su antojo. Me comprometo con mis lectores a estar pendiente de los acontecimientos para mantenerlos informados respecto de este altercado al patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas. No debe ser permitido… Yo me opongo, y dejo constancia escrita de mi oposición absoluta. Ojalá las autoridades municipales atiendan este reclamo y el Cabildo en pleno se pronuncie al respecto. Frans Blom y Gertrude Duby Blom deben permanecer enterrados en el cementerio municipal de San Cristóbal de Las Casas y su vida y obra deben ser difundido para perpetuar su memoria. Las nuevas generaciones de sancristobalenses ignoran quiénes fueron estos personajes y la Casa Museo Na Bolom se ha convertido en un hotel que María Luisa Armendáriz Guerra usufructúa. Pero no solo eso: medra a nombre de tan notables personajes… sin que rinda cuentas a nadie de la cooperación internacional que recibe y los subsidios oficiales. Espero que el INAH tome cartas en el asunto.



No hay comentarios.: