
Por la mañana del martes, el guatemalteco Wilder Ismael Castillo Palacios, de 23 años de edad, que circulaba con dirección Río Grande-Comitán, perdió el control de un Volkswagen, tipo Caribe que tripulaba y se estampó contra el alambrado de un terreno.
Algunos automovilistas que pasaban por el lugar, reportaron el percance a los servicios de emergencia y de inmediato se dirigieron hacia el área, patrullas de la Policía Municipal y Tránsito del Estado.
Cuando los agentes llegaron al lugar del percance, encontraron a Wilder Ismael dormido y con el aparato de sonido del vehículo a todo volumen, producto de una jornada de alcohol durante la madrugada del martes.
Sonriente y festivo, el guatemalteco recibió a los agentes con los que conversó y les dijo que trabaja en un negocio de lavado de automóviles y tenía su hogar en la 1ª Sur Poniente, en el barrio de Candelaria.
Todo parecía normal, hasta llegó la grúa para trasladar el vehículo Caribe hacia un corralón y fue cuando un agente de la Policía Municipal que se acercó a ver que llevaba en el interior de la unidad y fue cuando descubrió el artefacto en el asiento trasero.
El oficial de inmediato comunicó al agente de Tránsito del Estado, lo que había visto y fue cuando bajaron para esposar al guatemalteco para colocarlo en la acera de una casa.
Los oficiales de la Policía Municipal llamaron de inmediato a agentes de la policía Estatal Fronteriza (PEF), Estatal Preventiva (PEP) y Ministerial (PM) y elementos del Ejército.
Ya más repuesto y conciente, Castillo Palacios confesó: “Yo no ando con ningún narcotraficante” y aseguró que el artefacto lo encontró su hermano Hugo, en un predio baldío del barrio de Candelaria, pero por su carácter de inmigrantes “sin papeles”, les resultó difícil reportar el hallazgo a las autoridades.
“Tuvimos miedo de ir con las autoridades y decidimos guardarla”, declaró a los reporteros el joven originario de Guastatoya, cabecera departamental de El Progreso, en la costa de Guatemala.
La presencia del Ejército y la Policía llamó poderosamente la atención de ciudadanos que pasaban por el lugar y trataban de indagar qué es lo que ocurría. “¿Qué es lo que pasó aquí?”, comentaba un lugareño, mientras un oficial pedía retirarse del área por su seguridad.
Cuando el joven estaba a punto se ser trasladado a los separos de la Policía, pasó por el lugar una camioneta tipo Silverado, donde un hombre empezó a registrar con una cámara todo lo que ahí pasaba. “Nos está tomando fotos”, comentó un oficial y se inició una persecución, pero al cabo de varios minutos no encontraron el vehículo.
Agentes de la PEF recuperaron el artefacto, para ponerlo a disposición de un agente del ministerio público.
Wilder Ismael también fue trasladado y presentado a la Procuraduría General de la República (PGR), donde un representante social determinará su situación jurídica en las próximas horas.
Cuando el vehículo era trasladado hacia un corralón, los militares aun se dieron tiempo de montar un retén a la altura de una gasolinera, donde revisaban a automovilistas que por ahí transitaban.
La suerte del guatemalteco está en manos del agente del ministerio público, que lo escuchó en declaración.
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