Amnistía Internacional citó el caso de un joven nicaragüense que identifica con el nombre de “Marcos”, que en septiembre del 2008, fue detenido por un elemento del Grupo Beta, que cubre el municipio de Ángel Albino Corzo, para recluirlo en una celda por tres días, donde uno de sus paisanos fue violado.
En el informe Víctimas invisibles Migrantes en Movimiento, la organización internacional cita que Marcos y cinco jóvenes más de Nicaragua, fueron detenidos por un agente del Grupo Beta y “conducidos a un calabozo por la policía de Jaltenango, donde permanecieron recluidos tres días.
Según “Marcos”, él y sus paisanos fueron “conducidos en un vehículo policial a un rancho apartado y fueron obligados a facilitar los números de teléfonos de sus familiares”.
Cuando uno de los jóvenes se negó a proporcionar el teléfono de sus familiares “lo violaron como castigo”.
Después de varios días de permanecer en prisión, los secuestradores les dijeron a los detenidos “que tenían cinco minutos para llegar hasta un árbol que se veía en la distancia y que si no lo conseguían les dispararían”.
Al escuchar los disparos, los seis nicaragüenses se dispersaron “presas del panico”.
“Marcos” continúo su trayecto a la frontera norte y consiguió llegar a la Casa del Migrante “Hogar de la Misericordia”, en Arriaga, que atendido por el sacerdote Herman Vázquez Medina.
El 13 de septiembre del 2008, “Marcos”, presentó una denuncia ante la Fiscalía Especial para Delitos contra Migrantes de la Procuraduría de Justicia del Estado.
En la averiguación, el extranjero aporta detalladamente las características físicas del agente del Grupo Beta, que lo detuvo a él y sus paisanos.
Los investigadores de la Procuraduría localizaron dos posibles ranchos donde estuvieron los extranjeros cautivos.
Para continuar con las investigaciones “Marcos” que solicitó de un visado especial humanitario para seguir de cerca las investigaciones desapareció repentinamente, “dejando tras de sí sus pertenencias”.
“No se ha vuelto a saber de él, y los trabajadores del albergue temen que pueda haber sido amenazado o asesinado”.
Después de la desaparición del joven centroamericano, los investigadores dijeron que no podían “hace nada más sin el único testigo”.
Ninguna dependencia oficial, ni personas ha sido acusadas ante las autoridades por este incidente, explica AI.
En el informe Víctimas invisibles Migrantes en Movimiento, la organización internacional cita que Marcos y cinco jóvenes más de Nicaragua, fueron detenidos por un agente del Grupo Beta y “conducidos a un calabozo por la policía de Jaltenango, donde permanecieron recluidos tres días.
Según “Marcos”, él y sus paisanos fueron “conducidos en un vehículo policial a un rancho apartado y fueron obligados a facilitar los números de teléfonos de sus familiares”.
Cuando uno de los jóvenes se negó a proporcionar el teléfono de sus familiares “lo violaron como castigo”.
Después de varios días de permanecer en prisión, los secuestradores les dijeron a los detenidos “que tenían cinco minutos para llegar hasta un árbol que se veía en la distancia y que si no lo conseguían les dispararían”.
Al escuchar los disparos, los seis nicaragüenses se dispersaron “presas del panico”.
“Marcos” continúo su trayecto a la frontera norte y consiguió llegar a la Casa del Migrante “Hogar de la Misericordia”, en Arriaga, que atendido por el sacerdote Herman Vázquez Medina.
El 13 de septiembre del 2008, “Marcos”, presentó una denuncia ante la Fiscalía Especial para Delitos contra Migrantes de la Procuraduría de Justicia del Estado.
En la averiguación, el extranjero aporta detalladamente las características físicas del agente del Grupo Beta, que lo detuvo a él y sus paisanos.
Los investigadores de la Procuraduría localizaron dos posibles ranchos donde estuvieron los extranjeros cautivos.
Para continuar con las investigaciones “Marcos” que solicitó de un visado especial humanitario para seguir de cerca las investigaciones desapareció repentinamente, “dejando tras de sí sus pertenencias”.
“No se ha vuelto a saber de él, y los trabajadores del albergue temen que pueda haber sido amenazado o asesinado”.
Después de la desaparición del joven centroamericano, los investigadores dijeron que no podían “hace nada más sin el único testigo”.
Ninguna dependencia oficial, ni personas ha sido acusadas ante las autoridades por este incidente, explica AI.
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