martes, abril 27, 2010

Ángel un muchacho "a todo dar"

F. Darinel

Comitán; Chis. 26 de abril.- Eran casi la una de la mañana del lunes, cuando R-11 del sitio de radio taxis Tenam Premier, dejó de contestar de presente a la base. Eso fue lo que detonó el estado de máxima alerta de sus compañeros que de inmediato iniciaron a buscarlo.



Ángel, dijeron sus compañeros se llamaba; “era un muchacho güerito, chaparrito y medio gordito; de Chichimá, Acapetahua, muy a todo dar y muy trabajador”, matizaban con cierto grado de tristeza, ira y miedo los choferes de taxis que llegaron hasta el lugar donde encontraron su cadáver.



Era el chofer de la unidad 11 del sitio de radio taxis Tenam, por lo que por la radio le llamaban R-11, quien según dijeron sus “compañeros de sitio”, mismo que “entre las once y media y doce lo mandaron a cubrir un servicio a la colonia Valle Balún Canán”.



“Ahora sabemos que levantó a una pareja, porque cuando avisó por el radio que estaba cubierto el servicio, dijo quiénes eran y que lo habían contratado por hora”. Comunicación en la cual también dio a conocer que las personas las había recogido en una de las calles de esa colonia y no en un domicilio.



“Cuando nos fuimos a buscarlo, porque no contestaba, la despachadora nos dijo que el servicio lo habían pedido desde un celular y esperamos que con el número; que siempre queda registrado, de algo nos sirva para buscar a estos desgraciados”, aseguraron descompuestos los taxistas.



Cerca la una de la mañana las corporaciones policíacas también habían sido alertadas de la desaparición del taxista y se habían unido a la búsqueda, y no fue sino hasta la una de la mañana que uno de sus compañeros localizó el taxi de Ánge,l abandonado, desvalijado y con el radio de banda corta desconectado en la colonia Monte Verde, al poniente de la ciudad, cerca del punto de donde había partido.



Sin embargo Ángel no estaba dentro del vehículo, eso sembró el pánico y llenó de malos augurios los comentarios de sus compañeros, que no por eso dejaron de buscarlo, hasta entrada la mañana.



A eso de las 7:10 de la mañana, la patrulla de la policía municipal preventiva, la número 143, realizaba un rondín de rutina, cerca de los límites; hacia el sur, del barrio Los Sabinos, sobre el tramo de terracería del camino que conduce a Zapata, cercano a un pequeño dique particular, conocido con el nombre de “La Tapadera”.

El patrullero refirió que viajaba de oriente a poniente, por lo que dijo “iba subiendo, cuando vi del lado izquierdo del camino a uno que estaba tirado, entonces le hablé y como no me contestó bajé. Ahí me di cuenta que estaba bañado en sangre y que posiblemente estaba muerto y que a lo mejor era el taxista que estaban buscando”.



De esta manera el patrullero dio parte a su corporación y a la fiscalía del estado de la región. Y fue así como también se apersonaron al lugar de los hechos otros cuerpos de policía, lugar que quedó acordonado mientras los agentes de servicios periciales detallaban y marcaban los puntos referenciales de la escena del crimen.



A la vera, de ese polvoriento camino, yacía sin vida el cuerpo de un hombre de aspecto regordete, mismo que se encontraba boca abajo, caído sobre su antebrazo derecho y con su ropa tinta en sangre semi-fresca.



Era el cuerpo de Ángel de 21 años de edad, quien con su fallecimiento dejó en la orfandad a un pequeño de 3, una esposa y una madre, de quienes en la lejanía del camino acordonado, se escuchaban sus llantos desgarradores y los lamentos de “por qué”.



Cerca de las nueve de la mañana, después que los agentes de servicios periciales habían encontrado, marcado y levantado, aproximadamente 50 metros al poniente; hacia arriba y a la izquierda, el arma homicida, una navaja ensangrentada y un zapato que le hacía falta al cadáver, donde se presume fue ultimado y de donde se infiere corrió moribundo hacia el oriente, cayendo metros más adelante.



Cerca del cadáver estaban también varias piedras ensangrentadas; que fueron recogidas, con las que se supone remataron a Ángel y que fueron dispuestas en la pick up en donde trasladaban los restos del taxista.



Durante algunas de las platicas de sus compañeros, que se dieron cita en donde fue hallado, casi a susurros sugerían que el o los asesinos, “probablemente sean Del Valle, porque ahí los recogieron, tal vez después vinieron a La Zona y ya de ahí se lo trajeron para acá, donde lo mataron, luego se fueron con el carro cerca del Valle y de ahí a lo mejor se fueron a píe por Concepción Bella Vista”.



En tanto otro pequeño grupo rodeaba a un policía federal, que molesto y excitado les decía “aunque pierdan cinco minutos, si van a salir fuera, pasen a la comandancia, pasen ahí; si estoy de guardia los atiendo con mucho gusto, díganle a su pasaje que les entreguen una identificación, y si los vatos no quieren darles nada, pues a la shingada con ellos”



En tanto los pequeños grupos se iban dispersando, los automóviles de alquiler se retiraban uno a uno, se quedaba el camino polvoriento y una mancha de sangre que dibujaba grotescamente el cuerpo de un hombre, sobre el pasto seco, como mudos testigos de un crimen que ha de trascender en la seguridad futura de los taxistas, en tanto el día comenzaba hacerse viejo.



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