viernes, marzo 12, 2010

“El Paletas” sabía que lo iban a matar

José Ángel Sandoval Gordillo (a) “El Paletas”, sabía que lo iban a ejecutar y así lo confesó a un amigo en días pasados: “Ya me enteré que un comando armado vino (a Comitán) a matarme”, dijo sin mayores preocupaciones.

Pero el amigo con el que estaba Sandoval Gordillo, si se preocupó y atajó entre dudas y curiosidad:

-¿No tienes miedo?

-No, para morir nacimos, contestó el comerciante de autos y amigo del extinto Roberto Figueroa Mazariegos, pero después de unos segundos él le tocó preguntar a la persona que lo acompañaba: “¿No te quieres morir conmigo?”, y el silencio fue la respuesta.

Sandoval Gordillo, un hombre descendiente de una familia de Michoacán, tuvo una vida azarosa y su vida tomó un cariz álgido y sinuoso, cuando empezó a ser perseguido por el Ejército y corporaciones policíacas federales y estatales, y más aun, cuando levantaron y cercenaron a su patrón “Don Chucho Blanco”.



El día llegó



Pero el día que los sicarios llegaron a matar a José Ángel, éste parecía tan quitado de pena, que salió de su casa con un pantalón corto de color amarillo y con el dorso descubierto, como si recién se hubiera levantado de la cama.

José Ángel había escuchado llegar a un comerciante de mariscos, como lo hace todos los fines de semana, a surtir pescado a un restaurante de la 5ª Norte Poniente.

“El Paletas” y el comerciante habían intercambiado unas palabras, cuando los seis sicarios descendieron de un auto compacto para cumplir la misión que tenían encomendada.

“Iba yo a despacharle, cuando oí los plomazos y me agaché”, contó Ángel Alfaro Domínguez, que cuando salió del restaurante donde no pudo vender sus productos del mar, se encontró con “El Paletas” y empezaron a conversar.

“Le acababa yo de vender. Los dueños del restaurante no quisieron camarón; me dijeron que hasta la otra semana”, contó Alfaro Domínguez que fue detenido por los agentes de la Policía Ministerial para declarar en torno a la ejecución.

-¿No se le va echar a peder su pescado?, le preguntaron los reporteros a Alfaro Domínguez, pero contestó: “No, tiene bastante hielo; si quieren les vendo aquí”.



Lágrimas



Cuando “El Paletas” fue ejecutado, un grupo de mujeres se acercó a ver qué le había pasado y a los pocos minutos llegaron los socorristas de la Cruz Roja, pero ya nada se podía hacer.

Un vecino de Sandoval Gordillo contó que los sicarios hasta tiro de gracia le dieron, para luego huir.

Los hermanos del ejecutado llegaron al lugar donde estaba el cuerpo y una mezcla de dolor, lágrimas y rabia denotaban sus rostros.

Agentes de la Policía Municipal se desplegaron por varios rumbos en busca de un auto tipo Chevy de color gris, donde había llegado los sicarios, pero la búsqueda fue infructuosa.

Un hombre que llegó al lugar comentó en voz alta. “Los sicarios se fueron en un taxi. Ahora vamos a chocar con ellos”, y se marchó.



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