sábado, febrero 21, 2009

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

Hacia tiempo que no había visto a tanto periodista acudir con tanta premura a una conferencia de prensa.

¿Quién los convocó y por qué?

Dos jóvenes y un niños detrás de un micrófono atraían tanto la atención de la prensa como en su momento lo hizo el subcomandante Marcos, líder político y militar del EZLN.

La cita fue en el Café Museo Café, en el centro de la ciudad.

El anuncio ni siquiera era noticia: hacía cosa de un año entre seis y ocho familias chamulas conversas al Islam rompieron con el Emir español Aureliano Pérez Yruela, conocido con el nombre árabe de Nafia, fundador de la “Misión para el Da’wa en México, A.C.”, el “Centro de Convivencia y Desarrollo Social para Musulmanes” y el “Centro de Información Sobre las Enseñanzas del Islam”.

Pero apenas ayer anunciaron la ruptura.

Se trata, sin duda, de un nuevo cisma en la comunidad musulmana en los Altos de Chiapas.

Quien hizo el anunció fue el joven Carlos Antonio Gómez Gómez, cuyo nombre árabe es Mustafa. Lo acompañaron en la conferencia de prensa su hijo Aukasi y otro joven convertido al Islam, cuyo nombre árabe es Daud.

Aureliano Pérez Yruela llegó a ser un personaje muy conocido en San Cristóbal de Las Casas, pues hasta hace pocos años poseía en el centro de la ciudad una panadería, La Alpujarra, y una carpintería y fábrica de muebles en la colonia La Nueva Esperanza, donde también tenía una mezquita.

Luego trasladaron su centro de operaciones a Comitán, en lo que se pensó sería la expansión del Islam, que comenzaba a nuclear a más y más adeptos.

Hará unos ocho años, yo mismo hice público el primer cisma en la comunidad convertida al Islam por el Emir español Aureliano Pérez Yruela.

Entonces, revele al mundo la creación de la primera mezquita autóctona de musulmanes chamulas en el Molino Los Arcos, la antigua residencia de la familia Pellizzi, en la periferia de San Cristóbal de Las Casas.

En esa ocasión, unas 200 familias chamulas conversas al Islam optaron por seguir a un líder autóctono, un mulá como ellos, que decidió romper con el Emir español y crear su propia comunidad dentro de una reserva ecológica invadida por ellos en marzo de 1995, al fragor del alzamiento zapatista.

Recuerdo que los chamulas conversos tenían la creencia que el Islam era la religión anterior a la conquista española, que había sido suplantada por los conquistadores españoles por el cristianismo.

Eso era lo que el Emir español Aureliano Pérez Yruela les había inculcado junto a la lectura del Corán en árabe y así lo externaban.

Muchas de las mujeres chamulas comenzaron dejar su traje tradicional y a portar el hiyab, como parte de la vestimenta femenina islámica.

Era común ver caminar así a decenas de mujeres indígenas conversas por el periférico norte de San Cristóbal de Las Casas, sobre todo en el rumbo al Ojo de Agua, donde Aureliano Pérez Yruela fundó la “Misión para el Da’wa en México, A.C.”

Sobrevino entonces el primer cisma.

En la reserva Pellizzi encontraron el lugar adecuado para recrear la religión recién adquirida, edificaron una mezquita, y se pusieron a recitan durante ocho horas diarias el Corán con ritmo monocorde, en una confusión reiterativa, más cercana a sus ritos ancestrales que el rito católico.

Para ese entonces, se habían convertido al Islam unos 200 chamulas, muchos de los cuales incluso llegaron a visitar La Meca, la ciudad natal de Mahoma, en la región del Hiyaz, en la actual Arabia Saudita.

Recuerdo que la primera comitiva que viajaba a La Meca estuvo integrada por 24 indígenas chamulas, financiados por la organización Misión para el Dawa en México, es decir, financiados por el español Aureliano Pérez Yruela.

La misión era encabezada por Brahim Gómez Gómez, un tzotzil de 20 años de edad que dejó al protestantismo para adherirse a la religión que fundó Mahoma.

Para entonces, Brahim Gómez Gómez había contraido nupcias con la hija de uno de los españoles fundadores del “Centro de Convivencia y Desarrollo Social para Musulmanes”, cuyo nombre era Esteban López Moreno.

López Moreno a su vez se casó con una conversa chamula.

Pérez Yruela y Esteban López Moreno había fundado, para entonces, la Madrasa, una escuela donde se les inculcaba el Corán a los niños chamulas.

Desde ahí operaban los dos murabitun andaluces con la pretensión de instruir a los 
indígenas sobre el Islam, la verdadera y única fe, y desde ahí irradiaban su credo para asimilarlos a la “Umma”, como se llama en árabe a la comunidad islámica.

Sobre la pared de la escuela escribieron: “No hay más Dios que Allah y Muhammad es su Mensajero”.

Muchos chamulas ya habían mudado su nombre cristiano por uno en árabe, abandonando hábitos, vestido y lengua aborigen para convertirse al Islam, aprendiendo a leer el Corán en árabe

Pero hace cosa de un año partió hacia la ciudad de México, donde busca crear una nueva comunidad musulmana.

Luego se supo que Aureliano Pérez Yruela, Nafia, estuvo preso en España y Estados Unidos, por causa de su activismo integrista islámico, que llegó a México en el año 1995, para ofrecer dinero y armamento al Ejército Zapatista de Liberación Nacional a cambio de que sus integrantes se convirtieran a su versión del Islam, y se quedó a fundar esta congregación musulmana en los Altos de Chiapas, de la era el Emir, bajo órdenes expresas de su líder en España, Abdul Qader al-Morabit. 
El Instituto Nacional de Migración le ha seguido los pasos, pues carece de la calidad migratoria necesaria para desempeñar actividades religiosas en México, según informó en su momento Javier Moctezuma Barragán, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación.
Incluso se hizo circular su filiación: maduro, de estatura media, regordete, calvo y de barba cana su nombre islámico es Nafia. 
El Instituto Nacional de Migración le seguía los pasos, pues no tenía permiso para desempeñar actividades religiosas. Quien lo conoce personalmente asegura que Nafia usa un tono enérgico que le ha traído problemas incluso entre algunos de los que introdujo en las enseñanzas del Corán.

Carlos Antonio Gómez Gómez, Mustafa, dice ahora, un año después de la ruptura con él, que los mantenía en condiciones de semiesclavitud, que los hacía trabajar jornadas extenuantes, que podían tener varias mujeres, que les prohibía comer tortillas, que su hermano Brahim Gómez Gómez está residiendo en España, casado con una hija del socio de Aureliano Pérez Yruela, y que el camino del Islam sigue siendo una opción para ellos, pero no en la forma que lo quería llevar Nafia, el Emir, quien hace más de un año se mudó a la Ciudad de México, donde pretende conformar otra comunidad islamica.

En el expediente de la Secretaría de Gobernación queda el registro de que para intentar acceder a los dirigentes zapatistas, Nafia se hizo pasar como periodista durante la primera etapa del conflicto chiapaneco, aparte de colaborar de manera esporádica para un medio impreso de la organización terrorista vasca ETA y para otro de Granada, España, y que un día de 1995, en la comunidad selvática de Guadalupe Tepeyac, Nafia abandonó su afán periodístico con una expresión muy suya: “¡Eah, se acabó la farsa!”, ante un grupo de periodistas con los que había hecho amistad.

La historia sobre los orígenes del Movimiento Mundial Murabitun revela que se trata de un grupo extremista asentado en España, al cual pertenecen los antes mencionados Aureliano Pérez Yruela y Esteban López Moreno.

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