martes, diciembre 02, 2008

Balacera provocó temor

Fredy Martín Pérez.

Agua Zarca, Guatemala; 1 de diciembre.- “Fue la guerra”, dice un habitante de Agua Zarca, un poblado cercano a la frontera con México, que vivió en enfrentamiento que se saldó con 17 muertos, diez guatemalteco y siete mexicanos, el domingo entre el brazo armado del cártel del Golfo, “Los zetas” y células narcotraficantes guatemaltecas.

El lunes, los pobladores de Agua Zarca lloraron a los dos hombres que murieron en el cruento enfrentamiento a tiros que se prolongó de las 15:00 a las 19: 00 horas y se emplearon fusiles de asalto y granadas de fragmentación.

Los habitantes dedicados a la agricultura, que se atrevieron a contar lo sucedido el domingo, a los reporteros aseguraron que el enfrentamiento “era inevitable”, todo por la disputa del territorio entre “Los zetas” y los grupos de narcotraficantes de la región.



Ejército y policía



Desde la mañana del lunes, decenas de elementos de la Policía Nacional Civil (PNC), del Servicio de Análisis e Información Antinarcotica (SAIA) e incluso militares de elite arribaron a Agua Zarca para realizar peritajes de los hechos y realizar patrullajes de rutina.

Por la tarde del lunes los nueve vehículos que fueron baleados permanecían varados, con los cristales rotos, en un tramo de 15 kilómetros que va de los carriles donde llegaron jinetes de México y Guatemala, hasta el poblado de Santa Ana Huista.

Una camioneta Ford con placas de Tamaulipas quedó incrustada entre un árbol, ahí fue localizado el cuerpo del mexicano Gregorio Alvarado..

En ese vehículo aun con las llaves puestas, la Fiscalía de Narcoactividad encontró chalecos antibalas, fusiles de asalto y tiros de diferentes calibres.

En los carriles se encontraban abonadas motocicletas, vehículos XTerra, Hilux, Toyota y el vehículo que sería entregado como trofeo al triunfador de la carrera de caballos, un Chevrolet rojo recién salido de agencia.



Llegaron mexicanos



El domingo fue un día de fiesta en los carriles, donde llegaron corredores de varias partes de Guatemala y México, con sus mejores caballos.

Las festividades de Cristo Rey permitió el arribo de hasta 200 peregrinos a Santa Ana Huista, pero cuando decidieron regresar a territorio mexicano, no se percataron de lo que había pasado.

“No supimos nada, hasta que nos enteramos en la mañana”, dijo un mexicano que viajó en la peregrinación hacia Santa Ana Huista, un poblado del departamento (estado) de Huehuetenango.

Según la fiscal regional de narcoactividad, Brenda Dey Muñoz, el enfrentamiento ocurrió cuando uno de los grupos (del que no especificó la identidad) perdió una apuesta de un millón de dólares.

Así, los grupos iniciaron el enfrentamiento en los carriles y se prolongó a largo de una carretera de terracería de unos 10 a 15 kilómetros que va hacia Santa Ana Huista y traspasa Agua Zarca y decenas de ranchos.

A lo largo de la vía, nueve vehículos de lujo fueron baleados y rastros de sangre seca tenían salpicada en las portezuelas, asientos y cristales.

Desde la noche del domingo, los cuerpos de los mexicanos fueron evacuados por los sobrevivientes.

La policía detuvo a dos hombres que participaron en el enfrentamiento, Hugo Morales González, de Veracruz, y Juan Vázquez Velásquez.

El veracruzano se encontraba herido, tirado entre unos matorrales y cuando vio la presencia de la policía, pidió auxilio.



Pedían auxilio



“Viera ayer, muchos de los hombres que murieron en los carros, pedían auxilio, pero no podíamos ayudarlos. No podíamos hacer nada”, dice un joven que asistió al entierro de los cuerpos de los hombres de Agua Zarca que murieron en el enfrentamiento.

Algunas de las 17 víctimas fueron identificadas como: Carlos Angelino Herrera Río, Walfred Castillo Samayoa, Gabino López Méndez y Fredy Castillo Herrera.

En Agua Zarca, en una casa cercana al centro del poblado, se desató un enfrentamiento donde murieron siete personas. Una de las víctimas fue identificada como Mariano Fernando Castillo Ovalle, dueño de la finca San Francisco.

A lo largo de la carretera, varias casas fueron baleadas con fusiles de asalto y granadas.

Una mujer que lloró el deceso de Castillo Ovalle exclamó que la muerte del finquero “quedó como una historia” de Agua Zarca, “¡Que dolor tan grande!”, agregó en medio de su llanto.



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