martes, noviembre 04, 2008

Miles de afectos sin ayuda en Juan de Grijalva

Ángeles Mariscal

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 03 de noviembre. A un año del deslizamiento del cerro Juan de Grijalva y la destrucción del poblado del mismo nombre, 560 familias continúan viviendo en albergues, y miles más no han sido indemnizadas por la inundación de sus casas y terrenos producto de la inundaciones que dejó el fenómeno natural que ocurrió en la cuenca hidrológica del Grijalva.

El 4 de noviembre de 2007, un cerro completo se deslizó y cayó sobre el río Grijalva, obstruyendo el paso del agua entre las presas Malpaso y Peñitas, a un costado del poblado Juan del Grijalva.

El impacto provocó dos olas gigantes que arrastraron el poblado entero, habitado por unas 300 familias; 25 personas fallecieron. Sólo los cuerpos de 19 de ellos fueron recuperados.

Como resultado del “taponamiento”, se obstruyó el paso del agua de la presa Malpaso a la de Peñitas, por lo que a lo largo de 52 kilómetros que van de la zona del tapón a Malpaso, ubicada río arriba, el agua subió de nivel, formando un nuevo embalse

que dejó bajo el agua a aproximadamente 260 viviendas, además de 33 kilómetros cuadrados de tierras, según el informe de la subsecretaría de Protección Civil del gobierno estatal.

A un año del fenómeno natural, el subsecretario de Protección Ciivl, Luis Manuel García Moreno, sostuvo que además de la desaparición del poblado de 300 familias de Juan de Grijalva, también resultaron afectados en forma indirecta, por las inundaciones, 11 poblados de Ostuacán y 22 de Tecpatán. De entre estos lugares 260 casas quedaron bajo el agua de forma permanente.

Es decir, 560 personas perdieron sus viviendas y terrenos, y para ellas se construyen dos ciudades rurales, pero en tanto, habitan en albergues llamados campamentos familiares.

Las tierras que quedaron inundadas, unos 33 kilómetros cuadrados entre tierras ejidales, comunales y propiedad privada, actualmente siguen en proceso de “evaluación” para determinar los costos de las pérdidas y poder indemnizar a los propietarios.

El titular de esa dependencia, Luis Manuel García Moreno, explicó que según el estudio de los geólogos de la Universidad Autónoma de México (UNAM), se concluyó que el fenómeno natural se debió a las lluvias que dejó el frente frío número 4, lo que saturó de humedad algunas regiones, entre ellos la zona de Ostuacán.

El cerro que cayó tenía además una composición de arcilla y ludita, un material que la humedecerse se hace lodo, lo que se unió a la inclinación de 40 grados que tenía el mismo, factores que contribuyeron a que se deslizara el cerro.

Las otras circunstancias que se conjuntaron, señaló García Moreno, es que el cerro cayó sobre el río Grijalva, el segundo más importante en el país, y finalmente que este caído provocó dos olas gigantes que se alzaron a la altura del poblado Juan del Grijalva, arrastrándolo y sepultándolo, lo que finalmente obstruyó el paso del afluente.

Durante varios meses la CFE y Congua realizaron trabajos para abrir un canal en la zona del caído, y extraoficialmente se informó que en esta obra se han invertido unos mil 500 millones de pesos

Hoy en lo que fue el poblado Juan de Grijalva sólo se ven las obras de la CFE y Conagua para abrir dos túneles, lo que brindaría una mayor seguridad a quienes viven aguas arriba y aguas debajo de lo que ahora se conoce como Canal Juan de Grijalva

Se puede considerar que el área sigue siendo una zona de riesgo, y la medida de previsión ahora es construir los dos túneles de 14 metros de diámetro, para en caso de que ocurra un nuevo deslizamiento o creciente súbita, el agua pueda donde salir, concluyó.



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