miércoles, noviembre 26, 2008

Desde Los Altos

Fredy López Arévalo

"Mientras algunos ven en el campo sólo problemas, la SRA ve potencialidad y oportunidades para fortalecer el desarrollo agrario sustentable, sobre la base de la organización y la capacitación de las comunidades y ejidos".

Eso fue lo que dijo en Chiapas, Abelardo Escobar Prieto, secretario de la Reforma Agraria. Esta es quizá la primera vez que un secretario de la Reforma Agraria viaja a Chiapas para anunciar proyectos productivos: entregar el complemento de los 116 millones de pesos que este año destinó el gobierno federal a través de la SRA para financiar 485 proyectos productivos en beneficio de más de 5 mil familias chiapanecas.

Es decir, su viaje no fue motivado por algún conflicto de tierras, porque muchos ya se han resuelto y los que aún persisten en el estado están en una vía de solución negociada, como el deslinde y titulación de las tierras que ocupan los poblados zapatistas en la región de Las Cañadas, en la selva Lacandona.

Abelardo Escobar Prieto se reunió con el gobernador Juan Sabines Guerrero para elaborar una agenda común, gobierno federal y gobierno del estado, sobre todo en lo referente a la potencialización de las tierras que ya fueron repartidas entre los campesinos, pero que en muchos de los casos permanecen improductivas.

La agenda de ambosa gobiernos, federal y estatal, parten de que Chiapas ya no es el escenario de conflictos sistemáticos que dejaban sus secuelas de dolorosa violencia.

¿Será?

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Ayer asistí a la presentación del nuevo libro de Fritz Glockner, “Se nos hizo tarde”, en el pequeño auditorio del PROHIMSE-UNAM, en San Cristóbal de Las Casas.

El presentador, el buen amigo Placido Morales Vázquez, secretario de Pesca en Chiapas, un hombre de izquierda -quizá de los pocos que aún quedan el PRD-, fue ameno, aunque le noté un extraño acento francés que no conocía, como aquél triller del Inspector y la Pantera Rosa. Pero más allá de eso, él fue quien provocó la polémica al mencionar, con cierta ligereza, la Guerra de Galio, de Héctor Aguilar Carmín, del Grupo Nexos, como el principio de la novela histórica sobre la guerra sucia en México, aunque también mencionó a Palinuro en México, de Fernando del Paso, y Guerra en el Paraíso, de Carlos Montemayor, y otros que no logré escuchar muy bien, tal vez debido a ese extraño acento del Inspector que no le había escuchado antes. El solo haber nombrado a Héctor Aguilar Camín abrió el debate, que en un momento pudo haber cambiado el objetivo del encuentro: la presentación de “Se nos hizo tarde”. La andanada de críticas, ácidas críticas, cayó sobre este historiador, cuya trayectoria al lado de Carlos Salinas de Gortari ha marcado un triste derrotero para su vida y obra. Que si recibió sumas millonarias de Salinas, que si es un historiador orgánico, y tantas cosas más, que ya para que les cuento. Por fortuna, el motivo del convite recuperó su cauce y la participación, el debate, luego de la presentación de Fritz Glockner, ganó poco a poco la simpatía del auditorio, que por cierto agotó las ediciones en venta.

Placido Morales Vázquez me obsequió una edición, misma que leeré con calma más tarde; entre el público estaban dos viejos amigos, Juan Celedonio y Edmundo Lazos, quien fuera director del registro civil en el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, y un reducido, pero participativo grupo de historiadores, arqueólogos, abogados y estudiantes de sociología e historia de la Unach.

Para quienes nunca han escuchado sobre Fritz Glockner, él es hijo de Napoleón Glockner Carreto, miembro fundador de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que se supone el grupo embrionario de lo que ahora es el EZLN.

Hasta donde se sabe, su padre fue ajusticiado por militantes de las propias FALN, cuya cabeza visible al lado de “Marcos” es el “comandante German”, expulsado de la selva Lacandona por “Marcos”, aunque después se volvió a reunir con él y hasta donde me quedé (lo entrevisté la última vez en Guadalupe Tepeyac) se había vuelto a integrar al EZLN. “Marcos” lo reivindicó.

Asistí a la presentación del libro de Fritz Glockner, porque quería hacerle una pregunta: “¿Podría el Estado mexicano –la dictadura perfecta- haber fabricado su propia guerrilla, así como durante más de 50 años se fabricó su propia oposición?.

-“No, no lo creo…”, me dijo sin titubear.

Antes ya había aclarado que él no mantiene ningún vínculo con los 19 grupos armados que mantienen actividad guerrillera en el país. “No me vincula nada personal con ellos, aparte los Glockner ya pagamos nuestra cuota, incluso la cuota de genero”, dijo aludiendo la muerte, también de otra de sus familiares, su tía.

La participación del público se prolongó, y más allá de las leperadas de Fritz Glockner, irreverente a morir, que lo mismo le mienta la madre al presidente Felipe Calderón Hinojosa que al Papa, y llama vendido a Héctor Aguilar Camín, que delincuente a cualquier priísta que se le ponga enfrente, y parece estar en el agua cuando el publico usa el mismo lenguaje, rebelde e irreverente.

Fritz, dijo Placido Morales, vivió en carne propia la guerra sucia en México –aunque ya Glockner había preferido llamar “guerra de baja intensidad” a lo que solemos llamar “guerra sucia”- y de paso nos trajo de vuelta a Chiapas el nombre de Saúl de la Torre, aquél chiapaneco parapléjico que alguna vez también militó –como yo mismo- en la Liga Comunista 23 de Septiembre.

La presentación de “Se nos hizo tarde”, despertó cierto sentimiento rebelde que todos llevamos dentro –al menos los que estábamos ahí-, más aún en una ciudad tan emblemática como san Cristóbal de Las Casas.

Ya antes de la presentación del libro, me había entrado el gusanito de preguntar a Fritz Glockner sobre ciertas historias periféricas que yo mismo he explorado para tratar de esclarecer la verdad en torno al surgimiento del EZLN en Chiapas y su innegable vínculo con Carlos Salinas de Gortari.

Para mi era muy importante, puesto que me he embarcado en una serie de cuestionamientos -todos aparentemente concatenados entre sí- que me han permitido establecer cierto vínculo entre “Marcos” y el pelón de Carlos Salinas de Gortari, hasta llegar a establecer que quizá fue él quien inventó la famosísima, casi mítica, figura de “Marcos”.

Choqué con pared. Para Fritz Glockner éste no es el caso, y los libros de Carlos Tello (La Rebelión de Las Cañadas) y Bertrand de la Garnge y Maite Rico (Marcos, la genial impostura) fueron elaborados con información proporcionada por los órganos de inteligencia del Estado, justamente para tratar de minar el movimiento zapatista.

Las opiniones de Fritz Glockner habría que tomarlas con cuidado, puesto que su padre, por así decirlo, alguna vez formó parte del grupo embrionario de lo que hoy conocemos como EZLN.
Yo partía de una premisa simple, pero por simple, puede resultar engañosa: Sí durante años la dictadura perfecta (el PRI-Gobierno) se inventó su propia oposición para legitimarse; ¿Por qué no habría de inventarse su propia guerrilla?

Ya lo anoté antes, Fritz Glockner, que es historiador, cree que no; que eso es imposible.

Al salir de la presentación de “Se me hizo tarde”, hube de preguntarme: ¿A dónde quiero llegar?

Ya una noche antes, la directora del periódico donde laboró, el Expreso de Chiapas, me había hecho una advertencia, sin censurar mi texto: “¡Te van a acusar de contrainsurgente!”, me dijo.

Yo, me quedé pensativo. ¿Contrainsurgente yo?

Ya antes, al inició del conflicto armado, me había enfrentado a la misma ofensiva: Pablo Romo y Patricia Jiménez Marina, del Frayba, habían filtrado entre los corresponsales extranjeros que yo trabajaba para el Estado.

Para su mala fortuna, la mayor parte de quienes en ese momento eran corresponsales extranjeros en México venían de haber sido lo mismo en Centroamérica y conocían mi trayectoria profesional: no se tragaron el anzuelo, y es más me lo hicieron saber.

“¡Que hijos de su puta madre!”, pensé.

Harto es sabido mi anticlericalismo (me formé en la vieja guardia: no creo en Dios y los curas me dan asco (pederastas, maricas de mierda), más aún hoy, cuando las lecturas me han llevado por otros caminos, con Fernando Vallejo, y su Puta de Babilonia.

Entonces recordé los primeros días de la revuelta indígena, cuando llegué a Chiapas procedente de Guatemala, para reportar para El Universal, primero, y luego para la revista Proceso, lo que estaba sucediendo en Chiapas, donde un grupo mayoritariamente indígena había declarado la guerra al Estado mexicano, había ocupado militarmente varias ciudades importantes, se había registrado una que otra escaramuza (nada que ver con lo que viví en El Salvador, Nicaragua o Guatemala) , algunos muertos, y se habían replegado de nuevo a donde habían salido: las montañas de los altos, la región fronteriza y Las Cañadas, donde yo había trabajado antes de huir hacia Centroamérica, para escapar de las manos de Patrocinio González Garrido, que según me habían filtrado, había ordenado asesinarme.

Yo había estado en Las Cañadas junto a René Orantes y Martha Orantes en un proyecto educativo para campesinos de la selva, que denominábamos PEICASEL, ligado en forma directa con Patrocinio González Garrido a través de don Chusito Cancino Casahonda, de cuya oficina salían costaladas de dinero hacia esa región. Incluso, se había comprado una casa de dos pisos justo atrás del Palacio de gobierno para instalar una carnicería, decían ellos, aunque en realidad servía como oficina de enlace para los biólogos, agrónomos y pedagogos que venían del D.F. para integrarse al proyecto.

No habría de pasar mucho tiempo, justo cuando ya comenzaba a tener cierta incidencia en las asambleas masivas de la ARIC- Unión de Uniones, en que me hicieron salir de Las Cañadas. Martha Orantes me dijo que René Orantes me quería hablar. Para entonces, René Orantes trabajaba como subdirector de Banrural en Tuxtla Gutiérrez, de donde se enviaban, también, fuertes sumas de dinero a esa región. Simplemente me dijo que mi presencia en la zona estaba disturbando el trabajo que ellos tenían. ¿Y cómo no? Yo venía de haber sido responsable militar de la Liga Comunista 23 de septiembre en un estado del norte del país, y trataba de incidir en la toma de decisiones en las asambleas masivas que se realizaban en una vieja bodega que la ARIC tenía en Ocosingo.

Los caminos se me estaban cerrando, y en mi lógica, me habían dejado a merced de Patrocinio González Garrido. Opte por cruzar la frontera, por La Mesilla, hasta alcanzar Guatemala, de donde volé a San José de Costa Rica.

Años, más tarde, habría de retornar para cubrir la “guerra”, que para entonces y aún ahora era monopolizada por “Marcos”, quien antes como ahora, negaba todo lo que nosotros éramos y habíamos hecho por nuestro pueblo. Él era el caudillo, y los demás, quienes nos habíamos roto la madre luchando contra los Absalón Castellanos Domínguez y los Patrocinios González Garrido (persecución, cárcel o exilio) de pronto ni siquiera existíamos. “Marcos” era el EZLN y antes y después de él no había habido nada, y si lo había, éramos tildados de “radicales” y “ultras” y expulsados de sus áreas de influencia, incluyendo la Convención Nacional Democrática, de donde fueron expulsados muchos líderes y luchadores sociales y organizaciones campesinas históricas, como la OCEZ y otras más, más importantes que durante años se habían fogueado en las ocupaciones de fincas (¡la Reforma Agraria a güevos!), mientras que él, ni un solo centímetro de tierra (hablo de fincas) había recuperado para los suyos, a no ser que se quiera acreditar la marcha hacia la lacandona que dirigió el mismo gobierno federal (hay alguien que puede corroborar o negar lo que digo: Mario Coutiño Farrera, “La Tisigua”, ligado a Jesús “Chucho” Rubiel Lozano, a Carlos Rojas, a Adolfo Urive, y a Fernando Aceves, y ahora colaborador de Sami David David, de la inteligencia política, le tocó dirigir la marcha hacia Marqués de Comillas y el reacomodó de Nueva palestina y Frontera Corozal).

Luego, ya a la distancia, al revisar las historias paralelas, me topé con que todas conducen a Carlos Salinas de Gortari: Mario Coutiño Farrera, “La Tisigua”, ligado a Jesús “Chucho” Rubiel Lozano, a Carlos Rojas, a Adolfo Urive, y a Fernando Aceves, y más tarde Herman Bellinhausen, Carlos Martínez Suárez, y para colmo Gloria Muñoz Ramírez, su esposa, ya entonces ex esposa de Óscar Monroy Ramírez de Arellano, jefe del Cisen en Chiapas, y aún ahora jefe del Cinsen en Jalisco.

¿Qué me motivo a escribir lo que escribo?

Se los diré: reivindicar el movimiento social existentes antes del surgimiento del EZLN, pero más aún, antes de la aparición de “Marcos”, quien comenzó a proclamar la lucha contra el neoliberalismo y por la humanidad, dejando incólumes lo que a nosotros nos había motivado a la lucha: derrotar al PRI-gobierno, pero por la vía de las armas, para instaurar en México la dictadura del proletariado.

¿Cómo que este cretino enmascarado se había apoderado del escenario nacional, negándonos a nosotros mismos, y a toda la historia de lucha y sacrificio de un pueblo? ¿Cómo que la historia comenzaba con él y terminaba con él?

¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?

A no, eso sí que no, sobre todo, porque como ya dije antes, mientras él acaparaba la atención de los medios, y algunas organizaciones revolucionarias buscaban a “Marcos” por el éxito mediático alcanzado, en otras zonas del estado barrían con ellos, sin que nadie dijera nada: ni la prensa, ni Pablo Romo ni Marina Patricia Jiménez, del Frayba, decían está boca es mía.

Nadie.

Por eso la pregunta inquisidora: ¿Qué pasó en Chiapas, en todo Chiapas, mientras todos los reflectores estaban puestos en el encapuchado y sus indios con riflitos de madera?

Lo quieren oír: desarticularon los auténticos movimientos revolucionarios que se estaban gestando, como el EPR en la región de Venustiano Carranza, Chiapas de Corzo, Las Cañadas, la Región Fronteriza, y en y en la costa y la Sierra Madre de Chiapas, y en La Tigrilla, Villacorzo y La Concordia, donde operaban los asimismo denominados “Panchitos”.

Los barrieron y nadie dijo nada: ni los centros de derechos humanos, ni el EZLN, ni la genial impostura, ni el obispo de la nariz roja.

Nadie.

Y escuchen bien lo que les digo, para que luego no se llamen a engaños: primero les legalizarán las tierras, luego les darán sus proyectos productivos, más tarde, PEMEX ingresará a Las Cañadas, para explotar las reservas probadas de gas natural y el petróleo, y por supuesto, la cuenca del Usumacinta, donde ya la española FENOSA tiene programadas construir cuando menos 18 presas hidroeléctricas.

Y san se acabo el sueño… pero no la pesadilla: el engaño de “Marcos” aumentará la actividad guerrillera de los 19 grupos registrados en México, pero sobre todo, comenzará la cacería: “Marcos” fue el reflector, el distractor de la dictadura perfecta, que ahora sí creo, pareciera perfecta.

¿Qué pretendo?

Demostrar que los contrainsurgentes son ellos, no yo, ni las organizaciones históricas de Chiapas, que aún hoy siguen batallando contra los mismos tiranos de entonces: los Absalón Castellanos Domínguez, los Patrocinios González garridos, los Roger Grajales, los Sami David David, los Sergio Lobato García, los Mariano Díaz Ochoa, las Blanca Ruth Esponda Espinoza, mientras él, “Marcos” sigue tirándole a los pajaritos que vcuerlan muy lejos, pero muy lejos de Chiapas, y que por tanto, “Marcos” y su EZLN, son una creación del hombre más poderoso y rico de México, Carlos Salinas de Gortari (ustedes preguntarán, qué no es Carlos Slim el hombre más rico de México?, tal vez, pero detrás de él está Salinas y el traslado de las paraestatales más importantes de la Nación a sus manos)

En efecto, Carlos Salinas de Gortari se inventó su propia guerrilla: el EZLN.

¿Qué sentido tendría?

Se los voy a decir: canalizar la insurgencia popular y mantenerlo a raya; introducir algunas reformas a la Constitución que le exigía el alto clero católico; pasar e la historia como el gran reformador (el que reconocía, por primera vez en la historia, que México era pluricultural y multiétnico y que acataba la resolución de la ONU sobre los pueblos aborígenes) y de paso tender una cortina de humo para ocultar el mayor saqueó que se tenga memoria en la historia contemporánea de México.

¿Ya se olvidaron de eso?

¿Qué más buscaba el Estado mexicano con su Genial Impostura?

Sacar al pez del agua.

Sí, así como se oye: con el surgimiento del EZLN y el cabezota de calcetín, algunas organizaciones revolucionarias se fueron con la finta, picaron el anzuelo, y se acercaron a él.

¿Qué pasó con los que así lo hicieron?

Lastima que ya no estén entre nosotros para contarlo… pero si alguno sobrevivió, ya habrá tiempo de que narren su propia versión de los hechos, y de cobrársela.

Estoy conciente que me expongo a la descalificación: al “chucho no come chucho”; al te van a acusar de contrainsurgente… me vale madres lo que estos cretinos digan.

Hay que saldar cuentas con la historia.

¿Dónde está ahora el parapléjico aquél que le decían El Caballo, Fernando Aceves?

La última vez que supe algo de él, fue allá por el 2003. Vivía en Ciudad del Vaticano.

¿Qué hacia él allá?

Eso que lo explique Samuel Ruiz García que él bien sabe la historia, no vaya a ser que al rato lo vayan a canonizar y nos lo retornen a Chiapas convertido en santo.

Para lograr la paz en Chiapas (¿hay guerra?), es necesario terminar con la simulación presente desde que empezó el conflicto y que fue propiciada por el primer comisionado para la paz. Desde entonces, la falsedad ha sido la divisa: encapuchados armados que dicen buscar la paz; promotores de la ilegalidad y de la violencia que se dicen sacerdotes; mediadores que son parte; subcomandantes que son comandantes; comandantes indígenas que son inventos publicitarios de criollos: turistas que son policías; guerrilleros que se asumen poetas; Reality Tours, que son "una forma alternativa de viajar e ir más allá de lo que se lee en los periódicos, más allá de hoteles y playas"

No es la primera vez, y con seguridad no será la última, en que la problemática del estado sureño retorne con vigor y acaparé los reflectores.

Pero la pregunta es simple: ¿Qué ganamos nosotros –hablo de los mexicanos todos- con que el encapuchado estampe una su firmita y se quite el calcetín?

Nada… ganan ellos, pero lo que ya tenían hace 20, las tierras de nadie que ocuparon sus abuelos y padres llevados de la mano de Samuel Ruiz García y el gobierno federal, no por la ocupación y recuperación de las fincas como pretende hacernos creer el encapuchado y sus escribas, que ya dije, tienen un dudoso origen.




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