Comitán, Chis; 11 de junio.- “¡El tráiler se le fueron los frenos!”, lazó un contador público, que no salía del azoro al ver el camión cargado con 40 toneladas de alimento para animales tirado sobre el bulevar, que había provocado la muerte de dos personas y varios lesionados.
Al caer la tarde del miércoles, un fuerte olor a balatas quemadas imperaba en el cruce del bulevar Belisario Domínguez y primera norte poniente. Hombres, mujeres y niños lloraban y otros se contenían, por haber salvado sus vidas en escasos segundos, después de ser embestidos por el trailer.
“¡Aléjense!”, “¡Se trata de vidas!”, lanzaba desde un aparato de sonido, un socorrista al ver que decenas de curiosos se acercaban al lugar donde el tubo de escape aun caliente del trailer había sido cortado de tajo.
Hombres con teléfono celular hablaban a sus parientes para describir lo que estaban viendo. “¡Esta cabrón esto!”, decía un hombre.
En efecto, en la escena del accidente, el trailer había quedado tirado en dos partes, en forma de “L”. La cabina y la primera caja del lado de la 1ª norte poniente y la segunda sobre el bulevar.
Las llantas de la pesada unidad parecían estar carcomidas y desgastadas. Fueron los esfuerzos desesperados que realizó el chofer identificado como Dorían Amauri Cruz Hernández, para tratar de frenar la pesada unidad.
Pero aun así, el resultado fue fatal. Los ocupantes de una Nissan de color blanco, con placas CZ42972, que transportaba unas rejas con tomates, quedaron aplastadas bajo la unidad.
La fortuna fue para las personas que viajaban en una camioneta de color vino, marca Ford, con placas NNK6263. El tráiler alcanzo a golpearles la parte trasera. De no haber sido por una retroexcavadora marca Cat, que se encontraba en la esquina, se hubiera librado.
De ese vehículo dos niñas fueron bajadas por dos personas. Todos estaban conmocionados.
Después de una jornada de más de varias horas de sudor y esfuerzos, se consiguió sacar a la camioneta Nissan que estaba bajo el trailer.
La médico legista del Ministerio de Justicia, de nombre Rumualda, se acercó a tomar el pulso a las víctimas y después de unos segundos determinó que habían fallecido. Para acentuar los esfuerzos de los socorristas y voluntarios, una lluvia empezó a caer antes de la media noche.
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