sábado, marzo 01, 2008

“No sabemos qué tanto va a crecer el río”

Roberto Barbosa.

Villahermosa, Tab.— Lorenzo de la Cruz Aguilar y su familia viven intranquilos debido a la advertencia que hicieron las autoridades sobre el riesgo latente cuando empiece el vaciado de los embalses de tres presas hidroeléctricas ubicadas río arriba del tapón del Alto Grijalva.
Con domicilio en la calle Pepe del Rivero 222, Las Gaviotas, colonia que quedó sumergida en el agua en noviembre pasado, don Lorenzo se aferra a la esperanza de no volver a experimentar otro desastre hidrológico como el que invadió su vivienda en casi dos metros.
Sin sanar aún las heridas sicológica y patrimonial que dejó la creciente del río, como don Lorenzo, la población tabasqueña coexiste con la angustia de sufrir otro embate por el desbordamiento.
“El río va a crecer, porque va a crecer, pero quizá no sea tanto”, dice don Lorenzo; su esposa asegura que “siempre estamos con ese temor. No sabemos qué tanto va a crecer el río”.
Las autoridades de la Comisión Federal de Electricidad y de la Comisión Nacional del Agua prevén terminar la ampliación del canal en el tapón del Alto Grijalva, en la segunda quincena de marzo. Luego, se empezará a desalojar un volumen de agua de mil 400 metros cúbicos por segundo, hasta dejar listas las presas para captar la lluvia de la próxima temporada.
La CFE y Conagua desconocen con precisión si afectaría o no ese flujo que correrá en los ríos de la planicie tabasqueña. Aunque esperan un escenario favorable, pues hay bajos niveles de agua, no es temporada de lluvia y no hay presencia de oleaje en el mar que detenga las corrientes, existe inseguridad y prefieren alertar a la población de un posible riesgo.
Pero don Lorenzo prefiere no correr riesgos y dice estar listo para resguardar sus pertenencias: “Estamos a la expectativa. No nos vamos a dormir”. Su casa está ubicada a una cuadra del malecón de la margen izquierda del río Grijalva, al otro lado del centro de esta capital. Ambos lados del cauce se encuentran blindados con una muralla de costales con arena con de una altura de tres metros.
Recuerda que el 31 de octubre, junto con los vecinos de Las Gaviotas, trataban de contener la creciente del río colocando en forma empírica costales con arena, pero fueron vencidos y rebasados por el agua, que en cuestión de 30 minutos inundó toda la colonia. “Cuando llegamos a la casa ya no nos dio tiempo de nada”, rememora.
Aunque esta colonia año con año se inundaba, “estábamos acostumbrados a la creciente”. En 1982, cuando fue el último desbordamiento que sufrieron, el líquido entró 20 centímetros a su casa. Dice saber que en esta ocasión el problema fue por las presas, por tener almacenada tanta agua y que se conjugó con intensas lluvias y reitera estar consciente que en esta ocasión, cuando abran el tapón en el Grijalva, subirá el río.

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