Fredy López Arévalo
San Cristóbal de Las Casas.- Mariano González Pérez, un vendedor de collares hechos a base de semillas en la plazuela de Caridad, en San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, tuvo que levantar por dos horas su puesto de ventas, por ordenes del alcalde Mariano Díaz Ochoa, quien no quería que la reina Margarita II, de Dinamarca, viera las plazuelas de Santo Domingo y Caridad como luce a diario desde hace 28 años: ocupada por cientos de comerciantes y artesanos indígenas, que recrean -con el colorido de su propio vestuario y de la mercancía que expenden- similares escenas en sus lugares de culto, hablo de sus lugares ancestrales, aplastados por el colonizador, que erigió sobre sus magnificas pirámides templos del culto judeocristiano, para imponer su credo.
Para fortuna de los más de 500 artesanos que a diario expenden sus mercancías en las plazuelas de Santo Domingo y Caridad, la soberana de Dinamarca recorrió el centro de Jovel antes de la hora prevista por el edil coleto, recoleto -entre las 12:00 y las 14:00 horas de ayer, sábado 23 de febrero, para felicidad de los artesanos, que apenas la reina Margarita II paseó por Santo Domingo y Caridad, comenzaron a erigir sus puestos y a atender a diversos grupos de turistas, mexicanos y del extranjero, que esperaban
adquirir algún "souvenir", como por ejemplo, los collares de semilla que vende Mariano González Pérez, el primero en colocar de nuevo su "stand".
-“Ya pasó ya”, me dijo, mientras presuroso colocaba el plástico sobre su puesto, en la plazuela de Caridad.
Para quienes estén interesados en el periplo de la soberana de Dinamarca -donde por cierto una de mis hijas es su súbdita, Flora Sofía López Lund-Andersen- he de decirles que Margarita II caminó por el Andador Turístico, por donde el alcalde coleto, puso maceteros con palmitas arecas, en vez de en realidad sembrar, plantar, árboles de manera definitiva, no solo para aparentar un ambiente verde, falso, postizo, mientras él desacata un decreto de máxima importancia para el futuro de Jovel, como lo es el que declara Área Natural Protegida los humedales de la Kiss y María Eugenia, donde, por cierto, su hermano, Ricardo Díaz Ochoa, continúa rellenando uno de esos polígonos.
Y ya después, la reina Margarita II recorrió Santo Domingo y Caridad, donde esperaba ver el colorido del pueblo indígena que ella sabe a diario venden sus artesanías en ese lugar, aunque he de destacar que antes hizo un alto, en la joyería Ámbar solo ámbar, donde la soberana de Dinamarca -¡allá todavía hay monarquía, aunque impere un sistema democrático, de corte socialista, aunque ahora el primer ministro es de la derecha!- adquirió un jaguar tallado en ámbar, por 41 mil pesos.
Finalmente la soberana danesa visitó el museo de Nabolom, la casa de un súbdito de su reino, que por alguna razón a mediados del siglo XIX emigró a México -más concretamente a Chiapas, donde decidió solicitar su naturalización, por lo que murió siendo mexicano. Hablo de Frans Blom, por supuesto, el arqueólogo danés, y su gran legado a Chiapas y México, como el propio museo en que convirtió su hogar, hoy en manos de la familia Armendáriz, quienes están perdiendo mucha de la cooperación internacional que recibía para financiar diversos programas de fomento a las artesanías de los lacandones, el leiv motiv de la Fundación Nabolom.
San Cristóbal de Las Casas.- Mariano González Pérez, un vendedor de collares hechos a base de semillas en la plazuela de Caridad, en San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, tuvo que levantar por dos horas su puesto de ventas, por ordenes del alcalde Mariano Díaz Ochoa, quien no quería que la reina Margarita II, de Dinamarca, viera las plazuelas de Santo Domingo y Caridad como luce a diario desde hace 28 años: ocupada por cientos de comerciantes y artesanos indígenas, que recrean -con el colorido de su propio vestuario y de la mercancía que expenden- similares escenas en sus lugares de culto, hablo de sus lugares ancestrales, aplastados por el colonizador, que erigió sobre sus magnificas pirámides templos del culto judeocristiano, para imponer su credo.
Para fortuna de los más de 500 artesanos que a diario expenden sus mercancías en las plazuelas de Santo Domingo y Caridad, la soberana de Dinamarca recorrió el centro de Jovel antes de la hora prevista por el edil coleto, recoleto -entre las 12:00 y las 14:00 horas de ayer, sábado 23 de febrero, para felicidad de los artesanos, que apenas la reina Margarita II paseó por Santo Domingo y Caridad, comenzaron a erigir sus puestos y a atender a diversos grupos de turistas, mexicanos y del extranjero, que esperaban

-“Ya pasó ya”, me dijo, mientras presuroso colocaba el plástico sobre su puesto, en la plazuela de Caridad.
Para quienes estén interesados en el periplo de la soberana de Dinamarca -donde por cierto una de mis hijas es su súbdita, Flora Sofía López Lund-Andersen- he de decirles que Margarita II caminó por el Andador Turístico, por donde el alcalde coleto, puso maceteros con palmitas arecas, en vez de en realidad sembrar, plantar, árboles de manera definitiva, no solo para aparentar un ambiente verde, falso, postizo, mientras él desacata un decreto de máxima importancia para el futuro de Jovel, como lo es el que declara Área Natural Protegida los humedales de la Kiss y María Eugenia, donde, por cierto, su hermano, Ricardo Díaz Ochoa, continúa rellenando uno de esos polígonos.
Y ya después, la reina Margarita II recorrió Santo Domingo y Caridad, donde esperaba ver el colorido del pueblo indígena que ella sabe a diario venden sus artesanías en ese lugar, aunque he de destacar que antes hizo un alto, en la joyería Ámbar solo ámbar, donde la soberana de Dinamarca -¡allá todavía hay monarquía, aunque impere un sistema democrático, de corte socialista, aunque ahora el primer ministro es de la derecha!- adquirió un jaguar tallado en ámbar, por 41 mil pesos.
Finalmente la soberana danesa visitó el museo de Nabolom, la casa de un súbdito de su reino, que por alguna razón a mediados del siglo XIX emigró a México -más concretamente a Chiapas, donde decidió solicitar su naturalización, por lo que murió siendo mexicano. Hablo de Frans Blom, por supuesto, el arqueólogo danés, y su gran legado a Chiapas y México, como el propio museo en que convirtió su hogar, hoy en manos de la familia Armendáriz, quienes están perdiendo mucha de la cooperación internacional que recibía para financiar diversos programas de fomento a las artesanías de los lacandones, el leiv motiv de la Fundación Nabolom.
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