+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
VER
Al empezar un nuevo año, se oyen presagios de todo tipo. Hay quienes lo prevén negro y tormentoso, sobre todo en el aspecto económico, por el alza de las gasolinas, de la tortilla y de otros productos; por los nuevos impuestos y por la total apertura de fronteras para la importación de granos de Estados Unidos y Canadá.
El sector oficial nos presenta un panorama halagüeño, como si las cosas marcharan bien y se estuvieran atacando adecuadamente los problemas.
Hay quienes se encierran en su intereses, y no les importa lo que sucede a su alrededor. No quieren ver noticias, para no preocuparse; se enfocan sólo en sus vanidades y se hacen insensibles ante el dolor ajeno.
JUZGAR
Jesús se molesta con los fariseos y saduceos, buenos para criticar y poner trabas, pero incapaces de discernir “los signos de los tiempos” (Mt 16,3).
El Papa Benedicto XVI, en su reciente discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, hizo un repaso de la situación en los cinco continentes. Del nuestro, recordando su visita a Brasil, dijo: “En el ámbito económico y social, pude apreciar tanto signos elocuentes de esperanza para este continente, como motivos de preocupación. ¿Cómo no desear una cooperación creciente entre los pueblos de América Latina, así como el cese de tensiones internas en cada uno de los países que la componen, para que puedan converger en los grandes valores inspirados por el Evangelio?”
Ante las “espantosas catástrofes naturales por los huracanes e inundaciones”, dijo que “es necesario un compromiso común y decidido”.
Del Medio Oriente, se alegró por los avances entre palestinos e israelíes, instándoles a no frenar “el proceso felizmente iniciado”. Citó las “pruebas y violencias” que vive Líbano. Dijo que “la reconciliación es una urgencia” en Irak, donde “los atentados terroristas, las amenazas y la violencia continúan, en particular contra la comunidad cristiana”. Alentó “la vía de la diplomacia para resolver la cuestión del programa nuclear iraniano”.
De Asia, se refirió a la violencia en Pakistán, a la producción de drogas en Afganistán, a los conflictos vigentes en Sri Lanka, a los problemas entre el gobierno y la oposición en Myanmar. De Africa, expresó su profundo pesar por el siniestro cortejo de hambre y de muerte que perdura en el Darfur. Habló del proceso de paz en el Congo, de la violencia y la pobreza de Somalia, así como la brusca erupción de violencia en Kenia: “La Iglesia Católica no es indiferente a los gemidos de dolor que se elevan en esta región”.
En cuanto a Europa, se alegró “de los progresos alcanzados en los diferentes países de la región de los Balcanes” y deseó que se encuentre la “solución a una crisis que dura demasiado tiempo” en Chipre. Sin embargo, dijo, “no puedo dejar de deplorar los continuos ataques perpetrados, en todos los continentes, contra la vida humana... Deploro los ataques preocupantes contra la integridad de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer… La libertad religiosa, está frecuentemente amenazada. Existen, en efecto, lugares donde no se puede ejercer plenamente. La Santa Sede la defiende y pide su respeto para todos. Ella esta preocupada por las discriminaciones contra los cristianos y contra los fieles de otras religiones”.
ACTUAR
Para concluir, dijo: “La paz no puede ser sólo una simple palabra o una aspiración ilusoria. La paz es un compromiso y un modo de vida que exige que se satisfagan las expectativas legítimas de todos como el acceso a la alimentación, al agua y a la energía, a la medicina y a la tecnología, o bien el control de los cambios climáticos. Solamente así se puede construir el futuro de la humanidad; solamente así se favorece el desarrollo integral para hoy y para mañana… Para consolidar la paz, es necesario que los positivos resultados macroeconómicos, obtenidos en 2007 por numerosos países en vías de desarrollo, sean sostenidos por políticas sociales eficaces y por la puesta en práctica de compromisos de asistencia por parte de los países ricos”.
Hagamos lo que nos toca, para que este año y los que siguen sean mejores.
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
VER
Al empezar un nuevo año, se oyen presagios de todo tipo. Hay quienes lo prevén negro y tormentoso, sobre todo en el aspecto económico, por el alza de las gasolinas, de la tortilla y de otros productos; por los nuevos impuestos y por la total apertura de fronteras para la importación de granos de Estados Unidos y Canadá.
El sector oficial nos presenta un panorama halagüeño, como si las cosas marcharan bien y se estuvieran atacando adecuadamente los problemas.
Hay quienes se encierran en su intereses, y no les importa lo que sucede a su alrededor. No quieren ver noticias, para no preocuparse; se enfocan sólo en sus vanidades y se hacen insensibles ante el dolor ajeno.
JUZGAR
Jesús se molesta con los fariseos y saduceos, buenos para criticar y poner trabas, pero incapaces de discernir “los signos de los tiempos” (Mt 16,3).
El Papa Benedicto XVI, en su reciente discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, hizo un repaso de la situación en los cinco continentes. Del nuestro, recordando su visita a Brasil, dijo: “En el ámbito económico y social, pude apreciar tanto signos elocuentes de esperanza para este continente, como motivos de preocupación. ¿Cómo no desear una cooperación creciente entre los pueblos de América Latina, así como el cese de tensiones internas en cada uno de los países que la componen, para que puedan converger en los grandes valores inspirados por el Evangelio?”
Ante las “espantosas catástrofes naturales por los huracanes e inundaciones”, dijo que “es necesario un compromiso común y decidido”.
Del Medio Oriente, se alegró por los avances entre palestinos e israelíes, instándoles a no frenar “el proceso felizmente iniciado”. Citó las “pruebas y violencias” que vive Líbano. Dijo que “la reconciliación es una urgencia” en Irak, donde “los atentados terroristas, las amenazas y la violencia continúan, en particular contra la comunidad cristiana”. Alentó “la vía de la diplomacia para resolver la cuestión del programa nuclear iraniano”.
De Asia, se refirió a la violencia en Pakistán, a la producción de drogas en Afganistán, a los conflictos vigentes en Sri Lanka, a los problemas entre el gobierno y la oposición en Myanmar. De Africa, expresó su profundo pesar por el siniestro cortejo de hambre y de muerte que perdura en el Darfur. Habló del proceso de paz en el Congo, de la violencia y la pobreza de Somalia, así como la brusca erupción de violencia en Kenia: “La Iglesia Católica no es indiferente a los gemidos de dolor que se elevan en esta región”.
En cuanto a Europa, se alegró “de los progresos alcanzados en los diferentes países de la región de los Balcanes” y deseó que se encuentre la “solución a una crisis que dura demasiado tiempo” en Chipre. Sin embargo, dijo, “no puedo dejar de deplorar los continuos ataques perpetrados, en todos los continentes, contra la vida humana... Deploro los ataques preocupantes contra la integridad de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer… La libertad religiosa, está frecuentemente amenazada. Existen, en efecto, lugares donde no se puede ejercer plenamente. La Santa Sede la defiende y pide su respeto para todos. Ella esta preocupada por las discriminaciones contra los cristianos y contra los fieles de otras religiones”.
ACTUAR
Para concluir, dijo: “La paz no puede ser sólo una simple palabra o una aspiración ilusoria. La paz es un compromiso y un modo de vida que exige que se satisfagan las expectativas legítimas de todos como el acceso a la alimentación, al agua y a la energía, a la medicina y a la tecnología, o bien el control de los cambios climáticos. Solamente así se puede construir el futuro de la humanidad; solamente así se favorece el desarrollo integral para hoy y para mañana… Para consolidar la paz, es necesario que los positivos resultados macroeconómicos, obtenidos en 2007 por numerosos países en vías de desarrollo, sean sostenidos por políticas sociales eficaces y por la puesta en práctica de compromisos de asistencia por parte de los países ricos”.
Hagamos lo que nos toca, para que este año y los que siguen sean mejores.




No hay comentarios.:
Publicar un comentario