miércoles, octubre 24, 2007

Las plantas curativas: la otra riqueza de Chiapas

Abenamar Sánchez.
Tziscao, Chis.- Chiapas es, al sur de México, una extensión de un poco más de 70 mil kilómetros cuadrados con una curativa o medicinal por cada diez especies de flora.
Esa riqueza, parte de las once mil a doce mil especies de flora que tendría Chiapas, no sólo equivale a esperanza de salud sino es también motivo de discrepancias entre grupos.
Pero lejos de las divergencias, tanto médicos indígenas tradicionales como investigadores coinciden en que la salud de Chiapas está en sus propios recursos.
-Se podría decir que cuando caminamos por el campo pisoteamos nuestra salud-, resume un técnico investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Y en la comunidad Tziscao, municipio de La Trinitaria, un pequeño lo manifiesta de otra manera:
-Ese es eucalipto-, señala a un barranco apenas escucha la plática sobre las plantas curativas. Al rato trae ramitas de dos o tres plantas y dice que todas son curativas.
El niño tiene unos diez años. Conoce sobre algunas plantas. Don Serapio Rivera, un médico tradicional de la comunidad, dice que lo de la medicina tradicional es una herencia milenaria.
Médicos tradicionales
Tziscao, una comunidad turística de unas quinientas casas a menos de un kilómetro de los límites de México con Guatemala, en el Parque Nacional Lagos de Montebello, tuvo hasta hace unos ocho años un grupo de médicos tradicionales.
Médicos Tradicionales Indígenas de Chiapas se llamó. Apenas duró unos cuatro años. Serapio era uno de sus promotores. Cuenta que la ruptura llegó tras unos malos entendidos y por políticas burocráticas de algunas instancias de apoyo, como el desaparecido Instituto Nacional Indigenista.
Pero durante su existencia el grupo se sumó al bloque de médicos tradicionales que se opuso al proyecto de bioprospección desarrollado por el investigador Brent Berlin, de la Universidad de Georgia, en Chiapas.
Brent Berlin, quien primero desarrolló en el estado el Programa de Colaboración sobre Medicina Indígena y Tradición Herbolaria (Procomith) y luego trabajó en el Ecosur como investigador visitante de la Universidad de Georgia, dejó un catálogo de colectas en el Herbario del colegio tras la cancelación de proyecto.
Según el técnico encargado del Herbario de Ecosur, con sede en San Cristóbal de Las Casas, Henry Castañeda Ocaña, el investigador aportó al Herbario unas 600 colectas de especies curativas, las que se suman a un promedio de 18 mil 500 colectas que el Ecosur reporta hasta el momento de unas 7 mil especies de flora estudiadas.
Ecosur, deja en claro Castañeda Ocaña, se ha enfocado a identificar la flora que tiene Chiapas para definir familia, género y especie. Se estima que a la institución le falta por estudiar unas 5 mil especies más. Fue Berlin quien se dedicó a estudiar las plantas medicinales.
Pero por otro lado, más en el plano de lo empírico, se encuentran los médicos tradicionales indígenas que se han formalizado en grupos para rescatar la tradición milenaria y aprovechar las plantas medicinales.
Así surgió en 1985 la Organización de Médicos Indígenas del Estado de Chiapas (OMIECh). Su sede es San Cristóbal de Las Casas. Cuenta con un Museo de Medicina Maya, con una farmacia y con unos huertos demostrativos.
Allí es donde trabaja el médico tradicional Victorio Vázquez García. Originario de la comunidad Yapteclum, municipio de Chenalhó, dice haber ocupado el cargo de representante de la OMIECh de 1995 al 2000, un organización con presencia en unos diez municipios. Heredó de sus padres la medicina tradicional.
De entrada, precisa la diferencia entre la medicina tradicional y la farmacéutica. Diferencia que también toca los costos. Dice que la fuerza curativa de cada planta (conocido como el principio activo) es efectiva, mientras no pocos productos farmacéuticos funcionan como meros calmantes.
Costos
Una consulta con un médico tradicional llega a costar unos diez pesos, mientras que en la capital de Chiapas una consulta en un centro médico privado alcanza una cifra de 400 a 500 pesos. Y hay tratamientos con plantas medicinales que alcanzan un costo de 15 ó 20 pesos.
Don Victorio y don Serapio Rivera coinciden que la mejor escuela de ellos es la tradición milenaria. De generación en generación, dicen, se han compartido los conocimientos sobre el uso de las plantas medicinales. Cuando ellos requieren de medicinas no recurren a las farmacias sino al bosque o a la selva o a un campo abierto, dependiendo de la planta que busquen.
Don Victorio viaja cada mes a la selva y regresa con manojos de plantas. Y también acude a rezar a algún lugar solitario cada determinado tiempo. La idea es pedirle a Dios más sabiduría y por la salud de los pacientes. Pero eso, advierte, es algo que sólo tiene que ver con la cura.
Y don Serapio Rivera también relaciona con la religión la práctica de la curandería. También recurre al rezo y a un par de velas cuando atiende a un paciente. También utiliza el copal. Luego receta la planta medicinal. Dice que el rito es para agradecerle y agradar a Dios por los conocimientos.
Una persona del Ecosur comenta que lo idóneo sería conjuntar los milenarios conocimientos tradicionales con los científicos para aprovechar bien las plantas curativas de Chiapas, y que siempre se trabaje bajo la premisa de que los recursos naturales son un bien público.
Ecosur dice que son como mil especies curativas en Chiapas. Don Victorio dice trabajar con un promedio de 300 especies. Pero lejos de esa posible unión, aún campea el fantasma de las diferencias que hace unos años existió entre los médicos tradicionalistas y principalmente con el proyecto del investigador Brent Berlin.
Aún se habla de la sospecha de biopiratería. Se dice que empresas trasnacionales buscan descubrir el principio activo de las plantas.

No hay comentarios.: