Roberto Coello Trejo
La verdad, a estas alturas del juego y cuando las cartas ya están sobre la mesa, es difícil pronosticar cuál será el futuro del doctor Ángel Barrios Zea, hasta hace un par de días alcalde de la ciudad de Tapachula, municipio donde se desataron los "demonios" acicateados desde la oficina del "vice gobernador" Rodríguez Lozano, para que los señores legisladores, que volvieron a caminar como corderos sin dueño, se dieran a la tarea y sin trámites legislativos de por medio, a desaforar sin más trámite que la "orden" al hoy ex alcalde y así llevarlo -si lo pescan- a la hoguera para quemarlo vivo.
Los delitos que le imputan al doctor Barrios Zea es, supositoriamente, por haber despilfarrado los recursos del erario público ya que dicen, no los legisladores porque existe malestar profundo entre la mayoría porque la acción fue producto de un "acto autoritario", dispuso de dinero que se supone es del pueblo y para el pueblo sin haber permeado de por medio la ¿conciliación?; esto es gozar del derecho de audiencia -sin tener la espada sobre la cabeza- para demostrar conforme a los tiempos que el propio Congreso establece y que opera con otros que son tan o peor que el supuesto "pillo" Barrios Zea, en qué se erogaron los recursos que hasta donde se sabe, nos imaginamos para qué, a mediados del año pasado.
Al anterior "delito" hay que agregar el verdadero que es "político", así los panageristas afirmen lo contrario. El no haber acatado la "orden" que emanó de un sátrapa y traidor como Amador Rodríguez Lozano, obviamente no actuando en forma unilateral, para que toda la maquinaria oficial se pusiera el servicio del señor Adolfo Zamora, candidato de Acción Nacional a la alcaldía "huacalera" y con ello, escamoterarle al priista Ezequiel Orduña un "triunfo anunciado" haciendo a Zamora alcalde por "imposición" y "fraude" y así cumplir el compromiso cupular amarrado en lo "oscurito" de entregar al panismo ese reducto de la geografía chiapaneca.
El doctor Barrios Zea tal vez dispuso de los recursos públicos para enriquecerse, hecho que serán las autoridades, llegado el momento, las que lo determinarán si así fue; para obras públicas que aparecen en la contabilidad pero que Lenguardo y socios se niegan a ver en su afán revanchista, o para otras cuestiones que se mantendrán en el silencio y oscuridad complicitorio porque forman parte del sistema político que pese a la dizque democracia sigue permeando con valores agregados.
La verdad no creemos que el doctor Barrios haya sido un pésimo gobernante y que se haya enriquecido en forma descarada. Creemos, como todos, que tiene defectos, quizá grandes y graves, pero que con todos esos defectos tiene dignidad situación que hacía más que imposible y hasta aberrante, así la orden haya provenido de los más altos círculos de poder, que pusiera al servicio del que lo golpee, con todo la impunidad del mundo a través de su medio informativo desde el mismo momento en que asumió el cargo, hace ya casi tres años, no sólo los recursos públicos de los tapachultecos sino de sus colaboradores y de el mismo.
La verdad s-lo alguien fuera de sus cabales puede pedir el que un hombre se rebaje y denigre a esos niveles.
Simplemente el doctor Barrios Zea prestó oídos sordos. Siguió trabajando o ¿robando?, como quiera que sea, y dejó que fuera la sociedad tapachulteca la que en las urnas determinara si un pelafustán como Zamora se alzaba con el triunfo, o que fuera el pueblo, el que finalmente se decidió por el priista Ezequiel "cheque" Pola, que pese a enfrentarse a una elección de Estado y soportar amenazas y toda clase de insultos en los medios escritos y hablados, salió avante porque contó con el apoyo indiscutible del pueblo de Tapachula que ya está cansando de las imposiciones, las amenazas y el autoritarismo que se está dejando sentir a lo largo y ancho de la geografía chiapaneca.
Al redactar estas líneas se desconocía el paradero de Barrios Zea, quien fuera desaforado sin ningún decoro por los "levantadedos". El sabe perfectamente que en este tipo de negocios le inventan hasta de que se puede uno morir. Sabe que hay dos tipos de justicia; la que aplica a los "raterillos" comunes y los "graduados" en la alta escuela de la delincuencia y la justicia política. Cuando existe la "línea" de "joder" así no existan elementos de peso para consignar, estos afloran de las "chisteras" de los ahora "fiscales" y con ello cumplir el no haber acatado las ordenes que se giraron.
Para bien de los tapachultecos el doctor Barrios Zea aguantó los embates y los golpeteos que sin misericordia recibió de aquí, allá y acullá y no permitió la imposición que hubiese sido letal para un pueblo que tiene todo para ser grande. Sus paisanos, los que llevaron al triunfo a Ezequiel Pola, deberán demostrar con hechos no sólo su lealtad al que impidió se consumiera una rapacidad, sino ir de la mano del "cheque" para dejar de manifiesto -en donde se toman las decisiones- que él sabrá cumplir y sacar adelante con tezón y lealtad lo que Federación y Estado tienen programado y proyectado para esa vasta región de nuestra entidad.
Los delitos que le imputan al doctor Barrios Zea es, supositoriamente, por haber despilfarrado los recursos del erario público ya que dicen, no los legisladores porque existe malestar profundo entre la mayoría porque la acción fue producto de un "acto autoritario", dispuso de dinero que se supone es del pueblo y para el pueblo sin haber permeado de por medio la ¿conciliación?; esto es gozar del derecho de audiencia -sin tener la espada sobre la cabeza- para demostrar conforme a los tiempos que el propio Congreso establece y que opera con otros que son tan o peor que el supuesto "pillo" Barrios Zea, en qué se erogaron los recursos que hasta donde se sabe, nos imaginamos para qué, a mediados del año pasado.
Al anterior "delito" hay que agregar el verdadero que es "político", así los panageristas afirmen lo contrario. El no haber acatado la "orden" que emanó de un sátrapa y traidor como Amador Rodríguez Lozano, obviamente no actuando en forma unilateral, para que toda la maquinaria oficial se pusiera el servicio del señor Adolfo Zamora, candidato de Acción Nacional a la alcaldía "huacalera" y con ello, escamoterarle al priista Ezequiel Orduña un "triunfo anunciado" haciendo a Zamora alcalde por "imposición" y "fraude" y así cumplir el compromiso cupular amarrado en lo "oscurito" de entregar al panismo ese reducto de la geografía chiapaneca.
El doctor Barrios Zea tal vez dispuso de los recursos públicos para enriquecerse, hecho que serán las autoridades, llegado el momento, las que lo determinarán si así fue; para obras públicas que aparecen en la contabilidad pero que Lenguardo y socios se niegan a ver en su afán revanchista, o para otras cuestiones que se mantendrán en el silencio y oscuridad complicitorio porque forman parte del sistema político que pese a la dizque democracia sigue permeando con valores agregados.
La verdad no creemos que el doctor Barrios haya sido un pésimo gobernante y que se haya enriquecido en forma descarada. Creemos, como todos, que tiene defectos, quizá grandes y graves, pero que con todos esos defectos tiene dignidad situación que hacía más que imposible y hasta aberrante, así la orden haya provenido de los más altos círculos de poder, que pusiera al servicio del que lo golpee, con todo la impunidad del mundo a través de su medio informativo desde el mismo momento en que asumió el cargo, hace ya casi tres años, no sólo los recursos públicos de los tapachultecos sino de sus colaboradores y de el mismo.
La verdad s-lo alguien fuera de sus cabales puede pedir el que un hombre se rebaje y denigre a esos niveles.
Simplemente el doctor Barrios Zea prestó oídos sordos. Siguió trabajando o ¿robando?, como quiera que sea, y dejó que fuera la sociedad tapachulteca la que en las urnas determinara si un pelafustán como Zamora se alzaba con el triunfo, o que fuera el pueblo, el que finalmente se decidió por el priista Ezequiel "cheque" Pola, que pese a enfrentarse a una elección de Estado y soportar amenazas y toda clase de insultos en los medios escritos y hablados, salió avante porque contó con el apoyo indiscutible del pueblo de Tapachula que ya está cansando de las imposiciones, las amenazas y el autoritarismo que se está dejando sentir a lo largo y ancho de la geografía chiapaneca.
Al redactar estas líneas se desconocía el paradero de Barrios Zea, quien fuera desaforado sin ningún decoro por los "levantadedos". El sabe perfectamente que en este tipo de negocios le inventan hasta de que se puede uno morir. Sabe que hay dos tipos de justicia; la que aplica a los "raterillos" comunes y los "graduados" en la alta escuela de la delincuencia y la justicia política. Cuando existe la "línea" de "joder" así no existan elementos de peso para consignar, estos afloran de las "chisteras" de los ahora "fiscales" y con ello cumplir el no haber acatado las ordenes que se giraron.
Para bien de los tapachultecos el doctor Barrios Zea aguantó los embates y los golpeteos que sin misericordia recibió de aquí, allá y acullá y no permitió la imposición que hubiese sido letal para un pueblo que tiene todo para ser grande. Sus paisanos, los que llevaron al triunfo a Ezequiel Pola, deberán demostrar con hechos no sólo su lealtad al que impidió se consumiera una rapacidad, sino ir de la mano del "cheque" para dejar de manifiesto -en donde se toman las decisiones- que él sabrá cumplir y sacar adelante con tezón y lealtad lo que Federación y Estado tienen programado y proyectado para esa vasta región de nuestra entidad.
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