Carlos Herrera
San Cristóbal de Las Casas, 21 de octubre.- El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, dijo que en Chiapas la disputa por la tierra “sigue siendo un punto clave para que haya paz o al contrario se alteren las comunidades”.
Entrevistado al término de la misa que oficia en catedral, señaló que le preocupa mucho “todo el problema de las tierras”, pero precisó que estos conflictos muchas veces no son solamente entre miembros del EZLN y organizaciones como la OPDDIC, “sino también la ORCAO y otras organizaciones”
Cuestionado sobre los conflictos agrarios que han surgido en varios municipios de Chiapas, el obispo indicó que éste “es un tema muy delicado porque cada quien alega tener razones y fundamentos, lo mismo nos ha pasado por allá en el ejido 24 de Diciembre o Gracias a Dios, entre zapatistas y personas de Cruz del Rosario, Nuevo Momón, y otras comunidades” que se disputan un predio de 520 hectáreas.
El obispo subrayó que “el problema de las tierras es sumamente delicado” en Chiapas, sin embargo reconoció que “el gobierno ha puesto empeño en que esto se resuelva, pero no es fácil”, aunque más adelante de la entrevista dijo que “a veces el gobierno está rebasado, porque las organizaciones, por ejemplo el EZLN, no quieren nada con el gobierno, otros dependen mucho del gobierno y a veces se enfrentan distintos tipos de concepciones políticas”.
Arizmendi consideró que “aquí el gobierno sí tiene una responsabilidad de reunir a las partes, de ver qué es lo que vale jurídicamente para las distintas organizaciones y grupos”.
Al preguntarle si estos conflictos son una estrategia del gobierno para dividir y confrontar a las comunidades, el obispo respondió que “yo no lo veo así, es más bien que las gentes tienen necesidad de tierras y tienen necesidad de sembrar para que puedan tener qué comer; yo no veo que sea una estrategia provocada explícitamente de parte del gobierno”.
Mencionó que “todo mundo tiene derecho a la tierra máxime ahora cuando vemos que muchas tierras están quedando ya solas por la migración, hay muchas tierras que no es porque los hermanos sean flojos, -algunos dueños de fincas anteriormente hablaban que los hermanos indígenas son flojos y no trabajan-, no es así”.
Refirió que el campo mexicano está quedando abandonado porque ya no es rentable para el campesino el producir maíz, café, frijol u otras cosas, “máxime ahora que en enero del 2008 se van a abrir más las fronteras con el Tratado de Libre Comercio que van a ingresar todo tipo de granos, sobre todo maíz y frijol”.
Informó que en el ejido Nuevo Gracias a Dios, municipio de Las Margaritas, los grupos “son creyentes y la palabra de Dios les ha ayudado para que no se enfrenten más entre ellos mismos; la palabra de Dios es un arma muy grande no para dividir, sino para poder armonizar y para poderse perdonar”.
Exhortó a todos los pobladores a que busquen la unidad, “buenas voluntades. Los hermanos del EZLN, los hermanos de otras organizaciones, el gobierno, las diferentes iglesias, que uniéramos nuestras voluntades para poder ayudar a que se resuelva jurídicamente lo que tenga que ser por la vía del derecho”.
Hizo un llamado a todos los grupos a que “no lleguen a violentarse ni con golpes, armas, machetes ni mucho menos con otro tipo de armamento, porque eso sería destruir más a las comunidades; afortunadamente después del 94 se ha ido logrando una cierta estabilidad, pero repito la tierra es el punto fundamental en el que pueden” ocurrir nuevos conflictos.
Entrevistado al término de la misa que oficia en catedral, señaló que le preocupa mucho “todo el problema de las tierras”, pero precisó que estos conflictos muchas veces no son solamente entre miembros del EZLN y organizaciones como la OPDDIC, “sino también la ORCAO y otras organizaciones”
Cuestionado sobre los conflictos agrarios que han surgido en varios municipios de Chiapas, el obispo indicó que éste “es un tema muy delicado porque cada quien alega tener razones y fundamentos, lo mismo nos ha pasado por allá en el ejido 24 de Diciembre o Gracias a Dios, entre zapatistas y personas de Cruz del Rosario, Nuevo Momón, y otras comunidades” que se disputan un predio de 520 hectáreas.
El obispo subrayó que “el problema de las tierras es sumamente delicado” en Chiapas, sin embargo reconoció que “el gobierno ha puesto empeño en que esto se resuelva, pero no es fácil”, aunque más adelante de la entrevista dijo que “a veces el gobierno está rebasado, porque las organizaciones, por ejemplo el EZLN, no quieren nada con el gobierno, otros dependen mucho del gobierno y a veces se enfrentan distintos tipos de concepciones políticas”.
Arizmendi consideró que “aquí el gobierno sí tiene una responsabilidad de reunir a las partes, de ver qué es lo que vale jurídicamente para las distintas organizaciones y grupos”.
Al preguntarle si estos conflictos son una estrategia del gobierno para dividir y confrontar a las comunidades, el obispo respondió que “yo no lo veo así, es más bien que las gentes tienen necesidad de tierras y tienen necesidad de sembrar para que puedan tener qué comer; yo no veo que sea una estrategia provocada explícitamente de parte del gobierno”.
Mencionó que “todo mundo tiene derecho a la tierra máxime ahora cuando vemos que muchas tierras están quedando ya solas por la migración, hay muchas tierras que no es porque los hermanos sean flojos, -algunos dueños de fincas anteriormente hablaban que los hermanos indígenas son flojos y no trabajan-, no es así”.
Refirió que el campo mexicano está quedando abandonado porque ya no es rentable para el campesino el producir maíz, café, frijol u otras cosas, “máxime ahora que en enero del 2008 se van a abrir más las fronteras con el Tratado de Libre Comercio que van a ingresar todo tipo de granos, sobre todo maíz y frijol”.
Informó que en el ejido Nuevo Gracias a Dios, municipio de Las Margaritas, los grupos “son creyentes y la palabra de Dios les ha ayudado para que no se enfrenten más entre ellos mismos; la palabra de Dios es un arma muy grande no para dividir, sino para poder armonizar y para poderse perdonar”.
Exhortó a todos los pobladores a que busquen la unidad, “buenas voluntades. Los hermanos del EZLN, los hermanos de otras organizaciones, el gobierno, las diferentes iglesias, que uniéramos nuestras voluntades para poder ayudar a que se resuelva jurídicamente lo que tenga que ser por la vía del derecho”.
Hizo un llamado a todos los grupos a que “no lleguen a violentarse ni con golpes, armas, machetes ni mucho menos con otro tipo de armamento, porque eso sería destruir más a las comunidades; afortunadamente después del 94 se ha ido logrando una cierta estabilidad, pero repito la tierra es el punto fundamental en el que pueden” ocurrir nuevos conflictos.
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