El Chiflón seis años de apertura
Fredy Martín Pérez

Chiflón, Chis.- Deniss Stilley llegó de Singapur para conocer El Chiflón, un centro turístico que en un trayecto de mil 260 metros del río San Vicente forma cinco cascadas, poza sy recovecos de extraordinaria bellaza. “Es increíble estar aquí por el color del agua, la energía que se siente, el viento que hace ahora; ¡es muy lindo!”, dice.
Abierto al público desde hace seis años, este centro turístico se ha convertido en paso obligado de turistas nacionales y extranjeros. En temporada alta, en un solo día llegan de entre cuatro a cinco mil personas y de éstos, el 70 por ciento son mexicanos y el resto de Europa, Estados Unidos y otros países.
En su primer día de visita, Deniss quedó sorprendida con las tonalidades que toma en el trecho, el río San Vicente: el verde turquesa y el azul, como el color de sus ojos. Pero también la ha fascinado “la energía que puedo sentir que fluye”.
Fue rancho
Como destino de turismo de aventura, el Chiflón ofrece un recorrido de 1.260 kilómetros para conocer las cascadas Suspiro, Ala de Ángel, Velo de novia (ésta de 120 metros), Acoiris y Quinceañera. Las dos últimas fueron abiertas esta semana.
El lugar cuenta con tirolesa, sendero para bicicleta de montaña, pared de escalada artificial, diez cabañas de construcción tipo maya, módulos de venta de artesanías, espacios para acampar, restaurante, baños y asadores.
Rosario García Moreno, habitante de San Cristobalito La Cascada, cuenta que en 1998, 26 familias de esa comunidad decidieron comprar a Tomás García López, el rancho donde se ubica El Chiflón.
Las 150 hectáreas de la propiedad, que se dedicaban a la crianza de ganado vacuno fueron compradas en 450 mil pesos, recuerda García Moreno, uno de los socios de la cooperativa “San Cristobalito las Cascadas Sociedad de Responsabilidad Limitada”.
Fuentes de empleo
El presidente de la unión, Hilario García Jiménez cuenta que a seis años que El Chiflón abrió al público, se ha generado fuentes de empleos entre los habitantes de San Cristóbalito.
Pero reconoce que aun tienen muchos proyectos para este lugar, como abrir una ruta por las montañas para visitar una zona arqueológica que podría explorar el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que permitiría un repunte en el número de visitantes.
Con todo esto, se conseguirían que el turista prolongue su estancia de dos a tres días a una semana, pero para esto “necesitamos apoyos para ampliar las áreas de estacionamiento y el área de camping”.
Desde 1999 que se conformó la sociedad empezaron a trabajar en el centro turístico. Al año siguiente llegaron los primeros recursos de la Secretaría de Turismo y de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y otras dependencias.
“En 1999 estábamos sin servicios. No llegan turistas o si llegaban eran unos cuantos. Fue cuando empezamos a trabajar”, explica García Jiménez que como él y las demás familias, realizaron trabajos de albañilería, carpintería, electricidad y fontanería para empezar a levantar el lugar.
A seis años de haber arrancado el proyecto, el representante de la Unión reconoce que él y los demás socios con lo hecho en el lugar, “pero necesitamos trabajar más para que sigan llegando más visitantes”.
Caminar los 1.268 kilómetros del área del trayecto que comprende las casadas El Chiflón, en medio de árboles de chicozapote, es un ejercicio para el visitante. Hay que ascender por escalinatas entre los cerros para apreciar las caídas de agua. Se puede acercar a las pozas y sentir la brisa fresca.
Sólo en 700 metros está permitido nadar. Las demás áreas cercanas a las caídas Velo de Novia, Suspiro, Ala de Ángel, está prohibido nadar. Así lo advierten los letreros tallados den madera.
Aumento del turismo
Los turistas que llegan a El Chiflón, regularmente proceden de la ruta de colonial, (San Cristóbal, Chiapa de Corzo y Comitán) una de los siete senderos con que cuenta la entidad. Las otras son: la de aventura, arqueología, culturas vivas, sol y playa, ecoturismo y la ruta del café.
Al pie de la caída Velo de Novia, Víctor Manuel Bello, un turista chiapaneco cuenta que en dos días recorrió los centros turísticos de Las Nubes y La Guacamayas, pero quedo sorprendido con lo visto en El Chiflón.
Dice que el centro turístico Las Guacamayas, donde un grupo de ejidatarios del municipio de Marqués de Comillas exhibe aves en jaulas, no tiene comparación con El Chiflón. Sólo Las Nubes, unas caídas de agua que forman en río Santo Domingo, podrían competir con este lugar, pero aquí hay visto mayor belleza. “Está muy bonito”.
Yesenia del Carmen Pérez, llegó procedente de Tuxtla Gutiérrez con una veintena de compañeros del Cetis 138 para pasar unos días en El Chiflón. Juega con sus compañeras en una de las pozas, se lanza agua y lo disfruta, ríe y grita festiva. En su sexto año de haber sido abierto al público, García Jiménez considera que tienen muchos proyectos a corto, mediano y largo plazo, con el fin de “ir mejorando el lugar”, para que el número de turistas siga en aumento.




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