Alfonso Carbonell
alcar56@hotmail.com
La diferencia No, y no me estoy refiriendo a popular tema del gran “mampo” –esto dicho claro con todo el respetín- de la canción, el orondo del Juanga, oriundo de Parácuaro, Michoacán, sino a la –gran- diferencia existente entre el candidato ganador hoy ya Gobernador electo Juan Sabines Guerrero, y el candidato perdedor hoy en rebeldía, José Antonio Aguilar Bodegas, misma que conforme pasan los días, se viene ensanchado (nada que ver con el Sancho, aclaro) Las propuestas así, y llamados a la unidad de parte del primero, contrastan diametralmente con las protestas y llamados a la rebeldía que arenga el segundo, lo que marca la calidad de la diferencia. La gran diferencia. Ciertamente, y tal y como lo hemos consignado en este espacio, a Aguilar Bodegas -y nadie le regatea ni un ápice-, le asiste el legítimo derecho a inconformarse ante las instancias electorales competentes y entendemos que así lo ha hecho. Pero lo que no se vale, juzguen ustedes, es que por un lado -en un doble discurso que ha quedado al descubierto y plenamente consignado en los medios de comunicación-, Josean se envuelve en las banderas de las instituciones electorales encargadas en calificar la elección del 20 de agosto como lo son el Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado (TRIEE) primero, para posteriormente y en caso de que el fallo le sea desfavorable a su causa (tal y como a priori lo advierte descalificándolo pues), en segundo paso, llevar su caso al Tribunal Federal Electoral (TRIFE). Aunado a esto, abierta y públicamente –lo señalamos ya-, Aguilar Bodegas no pierde tiempo ni espacio para descalificar al tribunal local y en una campaña mediática -más allá o además de la foto-, anda de pueblo en pueblo incitando a sus seguidores priistas a desconocer el fallo que, en primer instancia, diera el Instituto Estatal Electoral a favor de Juan Sabines y por tanto, no reconocerle su mayoría y su calidad de gobernador electo. Y de facto también, desconocer – da por hecho que le darán palo- la resolución que emita el TRIEE. Claro está, aceptaría, si es que finalmente el dictamen le favorece. ¡No pos sí! Pero esta situación que no nueva -recordará-, me refiero al hecho de descalificar la elección la que desde mucho tiempo atrás lo venía haciendo, lo único que viene a demostrar como a confirmar, es la tesis aquella de que el candidato del PRI-PVEM el señor Aguilar, cargaba sobre sus espaldas la “cruz de la derrota” ello, desde el día mismo en que por decisión unilateral de la cúpula nacional de su partido, fue impuesto como candidato. Sí, desde aquél fatídico 6 de abril de 2006, fecha que quedará inscrita en las páginas más negras de la historia del PRI en Chiapas. “En el pecado, llevarás la penitencia”. (Sentencia bíblica) ¿Elección de estado o de estados? Ello claro -la imposición-, previa venia del clan de gobernadores “preciosos” encabezados por el mismísimo gober precioso de Puebla Mario Marín, así como de Ulises Ruiz de Oaxaca, aderezada –la intromisión- con la operación directa en Chiapas –desde conocido bar el mismísimo día de la elección-, del tristemente célebre ex gobernador de Oaxaca, José Murat, todo un capo “tuti di capo” y celebérrimo maestro del “auto –literal-atentado”. ¡Qué güevos! Bueno, ya ni que decir de la participación e intervención en el proceso electoral chiapaneco de otros gobernadores priistas como el de Tabasco, de Veracruz y del Estado de México, entre otros, lo que finalmente y en contraposición a la tan publicitada “elección de estado” denunciada por los de la Alianza por Chiapas que sostienen operó a favor de Sabines Guerrero, misma que hasta hoy día no ha sido plenamente sustentada, por lo que habrá que esperar qué resuelven los tribunales. Así pues, ésta sí ¡Sí que fue toda una “elección de estados”! Me queda claro. Bueno, y ya en el colmo de la desfachatez (por no decir “jijoeputes”) y trascendido a través de los medios de comunicación la grabación de una conversación telefónica entre el mero mero del panismo nacional el “ultraderechoyunkista” Manuel Espino, ésta con el también mero “jefe” del PRI estatal –qué más, no nos háganos tarugos diría la “Chimoltrufia”-, me refiero, por supuesto, al nunca bien ponderado cuan rementoteado –por lo mucho que (sela) se le mienta en los medios no vaya a pensar mal- Víctor Hugo Islas Marías, más y mayormente conocido por su apelativo de guerra como “Perro Aguayo”, y en la que se les escucha hablar de las “pacas de a mil” -de la paga pues- que le hace favor Manuelal “Perro”...de enviar para la operación el día de la elección. ¡Ah eso sí!, no tarda –doble contra sencillo- en que el señor “Perro” se pire del estado “con todo y lía” –dicho tabasqueño que en primera instancia refiere a cuando se escapa un animal que estaba, precisamente, hecho lía –enroscado, enrollado- con una cuerda o mecate, pero que también alude figurativamente cuando una persona se va o escapa con todo lo que tiene y que la mayor de las veces es mal habido o simplemente no le pertenece-, pero decía, se irá llevándose consigo mucha de la paga que, para “menesteres electorales” del día de la elección, le fueron radicados a su cuenta. Lo único que dicen “sí dejará” en Chiapas, es un corazón roto. Así las cosas. Ya de salida En-volviendo al tema “quid” del asunto, decíamos que la diferencia entre Juan José y José Antonio, conforme avanzan los días, es más clara y contundente. Y ya también, lo hacíamos notar, que con independencia o además de la diferencia cuantitativa en votos que arroja como ganador a Juan Sabines sobre de José Antonio Aguilar, digo, en tanto no se demuestre lo contrario, las diferencias cualitativas entre uno y otro, día a día también, se vuelven abismales. Porque y mientras Juan Sabines Guerrero dedica todo su tiempo y esfuerzos a convocar a la Unidad y a la construcción de consensos para afrontar los retos de Chiapas; por su parte, José Antonio Aguilar Bodegas en su afán -legítimo entendemos- de acceder a la gubernatura del estado vía los tribunales, en su desmedida carrera por obtenerla “a como dé lugar”, no vacila en defenestrar las instituciones a las que invoca, pero peor aun, dedicarse a incendiar los ánimos de sus seguidores llamándolos a no reconocer el resolutivo, resolutivo que ¡ya emitió!, el IEE o el que vaya a emitir el TRIEE, institución ésta última, de la que busca amparo y justicia (¿?). En suma, todo parece indicar que se le apuesta más a las confrontaciones que a las instituciones. Porque, pregunto: ¿Quién, de no serle favorable el fallo de los tribunales a la causa que José Antonio esgrime, quién -insisto y reitero- los va a parar? ¡Ydiai pues! ¿En qué quedamos? : Sí o No a las instituciones.
martes, septiembre 05, 2006
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