sábado, mayo 05, 2007


El campesino que ya no vio el atardecer en La Patria


Fredy Martín Pérez.

La Patria, Chis.- El migrante Abel López Vázquez regresó a su pueblo: La Patria, pero ya no vio el atardecer gris del jueves, ni la tierra negra deseosa de recibir los granos que pintarán de verde los campos.
Abel no supo que llegó a su casa que construyó con las remesas que enviaba desde los Estados Unidos, donde en los últimos años había viajado tres veces, hasta que en un accidente automovilístico, el 20 de abril, perdió la vida.
A las 19:00 horas del jueves, el cuerpo de López Vázquez fue recibido por sus padres, sus tres hijas, su esposa, tíos, primos, sobrinos y conocidos de este pueblo, de unos cuatro mil habitantes, pero que “la mayoría” ha decidido probar suerte en la nación del norte.
Diez hombres levantaron el féretro de la parte trasera de la patrulla de la Policía Municipal 006 del ayuntamiento de La Independencia, que lo trajo desde el aeropuerto de Tapachula, hasta el lugar que fue su hogar.
Yesenia, Noemí y Marlene López Hernández, de 20, 17 y 12 años de edad, se plantaron en el patio de la casa, mientras los hombres colocaban el féretro al ras del suelo. De sus rostros corrían lágrimas. No había lamentos de las jóvenes, lloraban en silencio. Sus miradas eran de muchas tristezas.
Sólo cuando vieron el féretro de color blanco en la sala de la casa, las jóvenes se lanzaron sobre él como queriendo abrazar el cuerpo de su padre. Rosa López Hernández, la viuda de Abel dibujó su rostro de tristeza y esbozo un llanto desconsolador. Le siguió su suegra Elvira López Vázquez y otras mujeres.
Afuera de la casa pintada de color rosa y herrería forjada, hombres en bicicleta, vestidos con pantalones y camisas recién lavados y zapatos nuevos, aguardaron el arribo del cuerpo de Abel.
Rolando Hernández López primo de Abel, contó que la mayoría de los habitantes de La Patria han buscado futuro en los Estados Unidos.
Por ejemplo él, ha viajado tres ocasiones al estado de Florida. La última ocasión, estuvo de 1999 al 2004, trabajando en una constructora.
Reconoce ser un afortunado, porque en sus periplos no ha sufrido desgracia. “Aquí estoy. Me ha ido con suerte”, presume.
Abel iba cumplir el 5 de agosto próximo, tres años de estancia en Orlando, Florida.
Daniel Vázquez Aguilar, un primo de Abel cuenta que con el dinero que enviaba su pariente, su esposa e hijas construyeron la casa y compraron una televisión, un juego de sala, una estufa. “No hay grandeza en la casa; lo básico se consiguió”.
Vázquez Aguilar comentó que cuando Abel, un agricultor, como la mayoría de los habitantes de La Patria, en el municipio de La Independencia, vio que el maíz y el fríjol “ya no se daba bien”, entonces le dio por buscar un mejor futuro en los Estados Unidos, pero “ve, ahí está el resultado”.
El cuerpo de Abel fue inhumado el viernes al medio día.

No hay comentarios.: