miércoles, agosto 22, 2012

B’EJALTIK

(Muchos Caminos)
F. Darinel
“Tu palabra es una lámpara para mis pasos,
y una luz en mi camino
Sal 119 (Nun 105)
“DÉJENME INSISTIR”

Anteayer lunes me encontré a una amiga, muy fiel lectora de este espacio de opinión, quien me hizo una pregunta con respecto del tema que abordé ese día, que fue con relación al inicio de clases, de la preocupación que debemos de demostrar por nuestros hijos que estudian, más allá de sus materias, la seguridad de sus amistades.
 Ustedes; amables lectores, recuerdan que ese día inicié con comentar sobre la muerte de la joven Mara Montserrat Marroquín, un hecho terrible que ocurrió en Motozintla, misma que fue ultimada a balazos por su ex novio, quien de tajo le cortó las aspiraciones de su estudio y de su vida.
 Este fue el punto inicial y referencial del comentario de ese día, en donde, entre otras cosas, aseguré, y se puede decir que sugerí que si los jóvenes o jovencitas estudiantes, en algún momento quisieran tener un novio o novia, que esta o este debe estar en igualdad de circunstancias de anhelos y ambiciones.
 Es sobre ese punto, sobre el que mi amiga me preguntó, por lo que me dijo: “¿no te parece demasiado excluyente y discriminatorio que tenga que ser así?”,yo inmediatamente le di a conocer los por qué de esta audaz aseveración, que no dudo también en muchos lectores ocasionó cierta molestia.
 Pues bien, seré aun más audaz y más avezado, porque en relación a esa pregunta, hoy voy a ampliar un poco más algunas razones por las que considero tienen fracaso, y algunas veces terribles desenlaces como el ocurrido, cuando ciertas relaciones las considero incompatibles.
 Antes es importante precisar que no tiene nada de malo una relación entre jóvenes de diferente estrato económico, que no tiene nada de malo que jóvenes que han abandonado el estudio, por razones estricta y terriblemente necesarias y que se dedican a trabajar, no tengan razón alguna de poder tener algún noviazgo, es necesario que lo precise, porque en contra de eso no estoy.
 No estoy en contra, ni tampoco repruebo las relaciones de noviazgo entre un joven; por ejemplo, que es muy trabajador, y que tenga una novia que tampoco estudia, pero que es una perfecta haragana, o en caso contrario que la joven sea trabajadora o el novio un flojonazo.
 Tampoco es sano que una joven o un muchacho estudiante, tenga como novia o novio a un joven que le dedica la mayor parte de su tiempo a la diversión, a las droga, y al alcohol y que mantengan una relación de noviazgo con un o una estudiante, tan solo porque este haragán o haragana sea “bello” o “guapa”.
 Este tipo de relaciones siempre van al fracaso, porque si se trata una relación que pretenda ir a largo plazo, esas tonterías de: “somos almas gemelas” “la media naranja”, “tenemos los mismos gustos” o hasta estupideces como “es que somos del mismo signo”, bien sabemos los que ya hemos vivido un cachito más que eso para nada sirve.
 Con esto no quiero decir que las normales ilusiones de los jóvenes, que son los que utilizan este tipo de paradigmas y supuestas “bases sólidas” de una relación de noviazgo, sea un pecado capital o la cosa más abominable de la sociedad, no; porque en la juventud la ilusión y los famosos “sueños color de rosa”, siempre tienen este tipo de cosas.
 Sin embargo, la persistencia en este tipo de estereotipos, en relaciones que ya van formalizándose, el insistir en estas mismas “verdades”, son muestra clara de la influencia de las telenovelas, y de una verdad que tiene la sociedad en general, una verdad que Erik Fromm ha dejado al desnudo desde hace mucho tiempo:
 “El amor es un don de todos los seres humano, pero el amar es un arte, y como todo arte desde temprana infancia necesita el ser humano empezar a ser adiestrado en este arte para poderlo dominar y lograr sacarle provecho al mejor don de todos los hombres, el amor”.
 De ahí se desprenden muchas de las creencias que tengo, creo firmemente en eso de “cada abeja busca su pareja”, porque es muy difícil, realmente muy difícil el éxito y la concatenación –no digo que no hayan muchos casos con éxito-, entre una persona profesionista y una que no lo es; tienen visiones y ambiciones de la vida diametralmente opuestas.
 Lo mismo ocurre con uno que trabaja y uno que estudia, aunque el que trabaje no sea vicioso o viciosa, de todos modos tendrán ambiciones y anhelos diferentes.
 Más delicado aun es el hecho de que los jóvenes que estudian, tengan relaciones de noviazgo con viciosas o viciosos, porque la gran mayoría de veces los finales y desenlaces de esas relaciones, o bien son tormentosos, o violentos, o terminan como el caso de Mara Montserrat.
 Inclusive esto también ocurre no solo con los jovencitos, también a los adultos, por eso insisto e insto a los padres de familia que vigilen y cuiden lo más que pueden las relaciones de sus hijos, 2que siempre traten de alejándolos de los haraganes y floja, por más “bellos o guapas” y ricos que estos sean, porque son relaciones muy riesgosas.
 Es más, hasta debemos de tener cuidado de que ellos o nosotros mismos tengamos que ver con gene de este tipo, con demostrados y claros defraudadores sociales como aquéllos o aquellas que se compran o se dicen tener títulos universitarios, con aquellos o aquellas fementidos y con aquellos o aquellas que siempre demuestran que las intensiones no son buenas.
 Debemos de cuidarlos; y por qué no, también cuidarnos, porque si ponemos en riesgo la vida de ellos por nuestros descuidos, muchas veces vamos a entender, tal vez después de una tragedia “que la vida no retoña”.
 Más allá de manifestaciones y marchas, más allá de todo eso está el cuidar a nuestros hijos, porque hacer este tipo de cosas después de una tragedia, creo que ya no tiene ningún caso.
Es cuanto.

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