Fredy Martín Pérez.
Comitán, Chis; 7 de agosto.- En 1947 la poeta Dolores Castro llegó por primera vez a Comitán, con su amiga Rosario Castellanos, como parte de múltiples visitas que realizarían por esta entidad. “El recuerdo está presente para quienes lo conocimos”, dijo la poeta durante el Encuentro literario Rosario memorable.
Castro nacida el 23 de abril de 1923 y Castellanos un 25 de mayo de 1995, cultivaron una amistad que se gestó a partir que se conocieron en la escuela secundaria y vivieron en la misma colonia, en la Roma sur, del Distrito Federal.
La maestra Dolores recuerda a Rosario como una jovencita “tímida con dificultad para relacionarse”, con las personas, cuando llegó a la capital del país, después de vivir en una provincia como Comitán, donde su padre, don César Castellanos era su maestro.
Contó que en una ocasión, el ingeniero César le pidió a su alumna que entregara su tarea, pero Rosario contestó: “No la traje maestro, porque usted me llevó de paseo al parque maestro”.
La joven Rosario, era una “muchacha flaca”, que cuando sus compañeros la invitaron por primera vez a un café, respondió que no lo iría: “¡Esperen a que engorde!”.
Pero sus ánimos de vivir lo consiguió cuando empezó a relacionarse con sus compañeros.
Al terminar el bachillerato narró la maestra Lolita, Rosario pensaba estudiar filosofía y derecho, pero la segunda carrera lo abandonó, porque “no tenía vocación. Su maestro fue por ella para decirle que ya estaba inscrita en la carrera y estudiaría filosofía”.
“Poco a poco se fue descubriendo su calidad humana, como una persona justa, capaz de ayudar”, pero también su capacidad para escribir y decir lo que quería y sentía a través de la poesía, el ensayo, la narrativa, el teatro y el periodismo.
Desde joven se fijó una meta, de ser una escritora de tiempo completo. “Se levantaba a las siete de la mañana para escribir, trabajar y estudiar mucho”.
Rosario Castellanos fue un mujer de “extraordinaria inteligencia y sensibilidad”, por lo que “llegó a escribir sobre los defectos tradicionales contra de las mujeres, para que tuvieran otra forma de ser: libres”.
En el auditorio de Centro Cultura que lleva el nombre de la autora de Balún Canán, la maestra Castro dio detalles del viaje en un tren de segundo, que realizaron a España, para estudiar en la Universidad Complutense, cuando aun estaba el dictador Francisco Franco y fue cuando Castellanos escribió los poemarios El rescate del mundo y Misterios gozosos.
Pero cuando Rosario Castellanos se enfermó de tuberculosis, pidió a su amiga Lolita que le comprara La guerra y la paz, de León Tolstoi y La montaña mágica, de Thomas Mann, como lo hicieron otros escritores que enfermaron y estuvieron hospitalizados.
Como integrante del grupo Ocho poetas mexicanos, que formaron Castellanos, Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñaloza, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernánez, Octavio Novario y Dolores Castro, la joven encontró “alegría y amistad”.
Estos jóvenes escritores se encontraba cada ocho días, para leer y escribir poesía, dijo Castro.
Junto a Dolores Castro participan en el encuentro la cubana Neda G. de Anhalt, el chileno Rodrigo Landaeta y el japonés Tosía Kamei.
Durante su estancia, los escritores aprovecharon para conversar con personas que conocieron a Rosario Castellanos o escuchar anécdotas sobre ella.
El evento concluyo este domingo, con la entrega del Premio de novela breve “Rosario Castellanos”, la presentación de publicación Canto sin fronteras, en homenaje a Dolores Castro y la develación de un busto de Castellanos en el parque central.
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