F. Darinel
“(Yavé) Está alerta
a lo largo del buen camino
para proteger
El día de ayer, cuando muy gustosamente el maestro Ari Omar Vidal Avendaño, a pesar de la devastación interna que experimentaba, debido a que en esos momentos frente a él se encontraba el ataúd, en donde reposaban los restos mortales de su papá, el Maestro Límbano Vidal Mazariegos, accedió con la educación que siempre ha caracterizado a “Los Vidal”, a darnos una entrevista. En esa entrevista el subdirector de este su “Meridano 90”; Fredy Martín Pérez, atinadamente hizo la siguiente reflexión: “Que bien le puso el nombre el maestro Límbano a su
marimba, ‘Águilas de Chiapas’, porque él se elevó como un águila por los aires con su música”. Qué reflexión tan sesuda, tan profunda, tan respetuosa y tan honorable que brotó del intelecto de Fredy, porque Límbano Vidal es muy probable que en cuanto su alma abandonó su cuerpo, muy probablemente a de haber renacido en el cuerpo de un águila real chiapaneca, y por ahí por los aires, seguramente, con cada aleteo que da, vibran nuevamente los tecomates de la marimba que fue y será por siempre su vida.
Que sea con alegría
Este día bien vale la pena decir lo que Jaime Sabines le dice a su “Tía Chofi” en su poesía: “Yo no voy a llorar como lo hacen los arrepentidos”, porque para recordar una brevísima parte de la vida de Límbano Vidal, es necesario tener muy en cuenta su energía al batir los bolillos sobre las pequeñas planchas de hormiguillo, y en este caso es necesario recordarlo con alegría.
Un universo se apagó
Hace cerca de 30 años vi una película mexicana estelarizada por Hugo Stiglitz, la cual se llamaba “El juez de la soga”. En esa película un juez y a la vez verdugo itinerante, perseguía, capturaba y luego colgaba a delincuentes muy buscados, pero cada vez que llevaba a cabo una ejecución, la memoria le traía la voz de su madre que le retumbaba y decía: “el que mata a un hombre, mata un universo…cuando un hombre muere, un universo se apaga”. Y precisamente como esa reflexión peliculesca, ayer sentados frente al maestro Ari Vidal, recordé éste pequeño parlamento cinematográfico, pues lamente que todo ese conocimiento, esa gran sabiduría musical de Límbano Vidal, se ha ido con él a la tumba. Es cierto que mucho de su conocimiento lo trasmitió a sus hijos y a 30 generaciones de estudiantes de la Secundaria Técnica 5, pero indudablemente que la gran mayoría se ha ido con él. Por eso ahora que ha muerto otro de los pilares de nuestro instrumento autóctono chiapaneco, un universo musical se ha apagado en el infinito cosmos del arte.
Cuando más falta hace
Bien vale la pena por la desaparición de ese universo citar, una vez más a Sabines, cuando lloroso le dice a su padre en su poesía: “Algo le falta al mundo, y tú te has puesto a empobrecerlo más, y a hacer a solas tus gentes tristes y tu Dios contento”. Así el maestro; nuestro maestro, porque tanto su servidor como nuestra directora general, Rosy Pérez, tuvimos el honor de ser discípulos de este gran admirador de Bach, Beethoven, Chopin y del maestro Moncayo, de quien constantemente ejecutaba su “Huapango mexicano”; decía pues que ahora que más pobreza y más necesidad de arte tenemos, ahora él partió, ese maestro que merecidamente se ha ganado un lugar en la historia de la música mexicana y claro, en la historia de la música chiapaneca, en donde no pudo aguantarse las ganas de morirse, pues solo cuatro escasos meses los separaban de la partida de su entrañable amigo Zeferino Nandayapa, a quién se le unió, para que seguramente ahí sobre una nube, en la quietud de los cerros, en la frescura del bosque o en medio del calor abrazador y húmedo de la selva, juntos toquen el invento del amigo de ellos, del nacido en San Bartolomé de los Llanos, el maestro Corazón Borraz, a quien ellos le decían “Maestro Panchito”; ellos dos ahora están tocando la marimba requinta, Zeferino y Límbano, y dan música de fondo, una rara música que susurra en el aire y en todos los espacios naturales de Chiapas.
Siempre exitoso
Su prolífica vida como marimbista y arreglista, venida de la profundidad de la tierra de Socoltenango, tuvo la gracia de llegar en 1965 a Comitán, tierra a la que él también amó con profundidad, y tierra de donde partió para cosechar por cinco veces consecutivas el primer lugar estatal en la ejecución de música popular, situación por la cual el gobierno de nuestro estado nombro a su marimba, “Águilas de Chiapas”, como la marimba oficial del gobierno de nuestro estado, nombramiento que fue la catapulta que lo lanzó a internacionalizarse, así como también viajar a diferentes partes de nuestra república, mas también viajar a diferentes partes de Estados Unidos, a Cuba, a Europa y a Japón, en donde fue nombrado huésped distinguido, reconocimientos que a diferencia de muchos, no se los fabricó, pues se los ganó merecidamente a pulso.
Músico, padre y abuelo
Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, su paso por la tierra ha concluido, pero su obra y su legado siguen tan vigentes, que el trabajo que después de muerto ha de realizar, ha iniciado a ejecutarlo con éxito; otro éxito más. Ha muerto el maestro Límbano Vidal Mazariegos, el padre de ocho hijos y 20 nietos, un hombre de dos siglos, pues nació un 25 de enero de 1926 y murió el día de ayer a la edad de 85 años, bien musicalizados, bien vividos y muy bien cumplidos. Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, el músico, el hombre, el amante de la marimba, el que santificaba la marimba, pues en compañía de sus hijos la bendecía constantemente porque les daba trabajo, comida y sustento.
Hacia donde él la obtuvo
Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, el coleccionista de marimbas, pues gustaba tener muchas de ellas, que llegó a tener seis juegos completos de este instrumento, y ese ánimo de coleccionar y de tener marimbas diferentes, hizo que la vida le permitiera tener entre sus pertenencias; en su colección, la marimba que tocaran los famosos hermanos Domínguez en la inmortal radiodifusora XEW, en donde él adquirió esa marimba, la cual se inmortalizó porque sirvió en la famosísima hora musical de “la W” “el cochinito”. Ha muerto Límbano Vidal, el socolteco, el comiteco, el águila que a la manera de Noel Estrada, cuando escribió: “En mi viejo San Juan”, cantaba: “Pero el tiempo pasó, mi cabello blanqueó, ya me la muerte me llama, y no quiero morir alejado de ti Puerto Rico de mi alma”, y así, hoy el águila musical chiapaneca; regresara a su natal Socoltenango, para “rendirle su tierra a nuestra tierra”.
Por siempre músico
Ha muerto Límbano Vidal y está más vivo que nunca, descifrando con ese oído completo musical las notas que brotan de una tecla de marimba, la nota en la que se encuentra el golpe de un juguete, del cristal de una mesa o el cencerro de la basura. Ha muerto y es para siempre, pero para siempre; por siempre, estará con nosotros, en todo México y en todo Chiapas el maestro Límbano.
Descanse en paz el maestro; nuestro maestro, Límbano Vidal Mazariegos, que ya cumple la añoranza del poeta Manuel Muzquiz Blanco que le escribió y le pidió a la marimba este deseo: “Haz que mi alma acoja, el alma del monte para darte vida, ofrece a mis ojos el gris horizonte, donde fuiste árbol, rama al sol tendida. / Con tus melodías mi vida enlaza, déjame que siga tu senda sonora, marimba que tienes la voz de aurora, marimba que tienes la voz de mi raza”.
Es cuanto
adriancitio@yahoo.com.mx
el caminar de sus fieles.”
Proverbios (2 , 8)
“LÍMBANO VIDAL; ‘EL AGUILA DE CHIAPAS”
LOS CAMINOS DE HOY
Voló muy alto
El día de ayer, cuando muy gustosamente el maestro Ari Omar Vidal Avendaño, a pesar de la devastación interna que experimentaba, debido a que en esos momentos frente a él se encontraba el ataúd, en donde reposaban los restos mortales de su papá, el Maestro Límbano Vidal Mazariegos, accedió con la educación que siempre ha caracterizado a “Los Vidal”, a darnos una entrevista. En esa entrevista el subdirector de este su “Meridano 90”; Fredy Martín Pérez, atinadamente hizo la siguiente reflexión: “Que bien le puso el nombre el maestro Límbano a su
marimba, ‘Águilas de Chiapas’, porque él se elevó como un águila por los aires con su música”. Qué reflexión tan sesuda, tan profunda, tan respetuosa y tan honorable que brotó del intelecto de Fredy, porque Límbano Vidal es muy probable que en cuanto su alma abandonó su cuerpo, muy probablemente a de haber renacido en el cuerpo de un águila real chiapaneca, y por ahí por los aires, seguramente, con cada aleteo que da, vibran nuevamente los tecomates de la marimba que fue y será por siempre su vida.
Que sea con alegría
Este día bien vale la pena decir lo que Jaime Sabines le dice a su “Tía Chofi” en su poesía: “Yo no voy a llorar como lo hacen los arrepentidos”, porque para recordar una brevísima parte de la vida de Límbano Vidal, es necesario tener muy en cuenta su energía al batir los bolillos sobre las pequeñas planchas de hormiguillo, y en este caso es necesario recordarlo con alegría.
Un universo se apagó
Hace cerca de 30 años vi una película mexicana estelarizada por Hugo Stiglitz, la cual se llamaba “El juez de la soga”. En esa película un juez y a la vez verdugo itinerante, perseguía, capturaba y luego colgaba a delincuentes muy buscados, pero cada vez que llevaba a cabo una ejecución, la memoria le traía la voz de su madre que le retumbaba y decía: “el que mata a un hombre, mata un universo…cuando un hombre muere, un universo se apaga”. Y precisamente como esa reflexión peliculesca, ayer sentados frente al maestro Ari Vidal, recordé éste pequeño parlamento cinematográfico, pues lamente que todo ese conocimiento, esa gran sabiduría musical de Límbano Vidal, se ha ido con él a la tumba. Es cierto que mucho de su conocimiento lo trasmitió a sus hijos y a 30 generaciones de estudiantes de la Secundaria Técnica 5, pero indudablemente que la gran mayoría se ha ido con él. Por eso ahora que ha muerto otro de los pilares de nuestro instrumento autóctono chiapaneco, un universo musical se ha apagado en el infinito cosmos del arte.
Cuando más falta hace
Bien vale la pena por la desaparición de ese universo citar, una vez más a Sabines, cuando lloroso le dice a su padre en su poesía: “Algo le falta al mundo, y tú te has puesto a empobrecerlo más, y a hacer a solas tus gentes tristes y tu Dios contento”. Así el maestro; nuestro maestro, porque tanto su servidor como nuestra directora general, Rosy Pérez, tuvimos el honor de ser discípulos de este gran admirador de Bach, Beethoven, Chopin y del maestro Moncayo, de quien constantemente ejecutaba su “Huapango mexicano”; decía pues que ahora que más pobreza y más necesidad de arte tenemos, ahora él partió, ese maestro que merecidamente se ha ganado un lugar en la historia de la música mexicana y claro, en la historia de la música chiapaneca, en donde no pudo aguantarse las ganas de morirse, pues solo cuatro escasos meses los separaban de la partida de su entrañable amigo Zeferino Nandayapa, a quién se le unió, para que seguramente ahí sobre una nube, en la quietud de los cerros, en la frescura del bosque o en medio del calor abrazador y húmedo de la selva, juntos toquen el invento del amigo de ellos, del nacido en San Bartolomé de los Llanos, el maestro Corazón Borraz, a quien ellos le decían “Maestro Panchito”; ellos dos ahora están tocando la marimba requinta, Zeferino y Límbano, y dan música de fondo, una rara música que susurra en el aire y en todos los espacios naturales de Chiapas.
Siempre exitoso
Su prolífica vida como marimbista y arreglista, venida de la profundidad de la tierra de Socoltenango, tuvo la gracia de llegar en 1965 a Comitán, tierra a la que él también amó con profundidad, y tierra de donde partió para cosechar por cinco veces consecutivas el primer lugar estatal en la ejecución de música popular, situación por la cual el gobierno de nuestro estado nombro a su marimba, “Águilas de Chiapas”, como la marimba oficial del gobierno de nuestro estado, nombramiento que fue la catapulta que lo lanzó a internacionalizarse, así como también viajar a diferentes partes de nuestra república, mas también viajar a diferentes partes de Estados Unidos, a Cuba, a Europa y a Japón, en donde fue nombrado huésped distinguido, reconocimientos que a diferencia de muchos, no se los fabricó, pues se los ganó merecidamente a pulso.
Músico, padre y abuelo
Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, su paso por la tierra ha concluido, pero su obra y su legado siguen tan vigentes, que el trabajo que después de muerto ha de realizar, ha iniciado a ejecutarlo con éxito; otro éxito más. Ha muerto el maestro Límbano Vidal Mazariegos, el padre de ocho hijos y 20 nietos, un hombre de dos siglos, pues nació un 25 de enero de 1926 y murió el día de ayer a la edad de 85 años, bien musicalizados, bien vividos y muy bien cumplidos. Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, el músico, el hombre, el amante de la marimba, el que santificaba la marimba, pues en compañía de sus hijos la bendecía constantemente porque les daba trabajo, comida y sustento.
Hacia donde él la obtuvo
Ha muerto Límbano Vidal Mazariegos, el coleccionista de marimbas, pues gustaba tener muchas de ellas, que llegó a tener seis juegos completos de este instrumento, y ese ánimo de coleccionar y de tener marimbas diferentes, hizo que la vida le permitiera tener entre sus pertenencias; en su colección, la marimba que tocaran los famosos hermanos Domínguez en la inmortal radiodifusora XEW, en donde él adquirió esa marimba, la cual se inmortalizó porque sirvió en la famosísima hora musical de “la W” “el cochinito”. Ha muerto Límbano Vidal, el socolteco, el comiteco, el águila que a la manera de Noel Estrada, cuando escribió: “En mi viejo San Juan”, cantaba: “Pero el tiempo pasó, mi cabello blanqueó, ya me la muerte me llama, y no quiero morir alejado de ti Puerto Rico de mi alma”, y así, hoy el águila musical chiapaneca; regresara a su natal Socoltenango, para “rendirle su tierra a nuestra tierra”.
Por siempre músico
Ha muerto Límbano Vidal y está más vivo que nunca, descifrando con ese oído completo musical las notas que brotan de una tecla de marimba, la nota en la que se encuentra el golpe de un juguete, del cristal de una mesa o el cencerro de la basura. Ha muerto y es para siempre, pero para siempre; por siempre, estará con nosotros, en todo México y en todo Chiapas el maestro Límbano.
Descanse en paz el maestro; nuestro maestro, Límbano Vidal Mazariegos, que ya cumple la añoranza del poeta Manuel Muzquiz Blanco que le escribió y le pidió a la marimba este deseo: “Haz que mi alma acoja, el alma del monte para darte vida, ofrece a mis ojos el gris horizonte, donde fuiste árbol, rama al sol tendida. / Con tus melodías mi vida enlaza, déjame que siga tu senda sonora, marimba que tienes la voz de aurora, marimba que tienes la voz de mi raza”.
Es cuanto
adriancitio@yahoo.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario