miércoles, enero 26, 2011

Sepultan a obispo de los pobres y de los indios



Gabriela Coutiño

San Cristóbal de las Casas, Chis, 26 Enero.- Los restos mortales del obispo Samuel Ruiz, defensor de los indígenas y promotor de la Teología de la Liberación, descansan ya en un subterráneo especial que se construyó en el presbiterio principal de la Catedral de la Paz.

En la lápida de su tumba quedaron grabadas las palabras que pronunció hace un año, cuando celebró sus bodas de oro episcopales: “Al Señor, Trino y Uno, que ha creado todas las cosas con peso, número y medida, y que nos ha reunido por la encarnación, pasión y muerte y resurrección de su Hijo Jesús, damos infinitas gracias por habernos hecho hijos suyos y por habernos llamado como pastor de su Iglesia, para edificar y plantar su Reino de justicia, de amor y de paz”.




La celebración religiosa de despedida realizada en la explanada de la catedral estuvo concelebrada por el Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, los Arzobispos Rogelio Cabrera y Felipe Aguirre, y 1os obispos Felipe Arizmendi, Enrique Díaz, Raúl Vera, Leopoldo González, Arturo Lona Reyes, sacerdotes y religiosos de la diócesis, también asistió Alejandro Solalinde, sacerdote defensor de migrantes centroamericanos.



El arzobispo Rogelio Cabrera López vicepresidente de la conferencia del episcopado mexicano anunció que los obispos de México determinaron otorgar a don Samuel el Premio de la Corona Inmortal. Galardón reservado a quienes han vivido y dado seguimiento al camino de Jesucristo.



“Don Samuel, promotor incansable de la paz y voz clara de la justicia, no desfalleció ante los momentos difíciles, demostrando en quién había puesto su confianza”, expresó Rogelio Cabrera.



Por esta razón, dijo que los Obispos de México, elevan una acción de gracias y oración, para que el trabajo plantado y edificado, siga dando frutos de vida cristiana y se consolide en la práctica pastoral la enseñanza social de la Iglesia e influya como levadura en la transformación social que necesita nuestra Patria”, dijo Cabrera López, Arzobispo de la Arquidiócesis de Chiapas.



Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, resaltó el compromiso liberador de Ruiz García. “Gracias por tu entrega sacrificada en estas tierras a veces tan llenas de lodo y de piedras, físicas y humanas, sociales y eclesiales. Gracias por haberte encarnado en estas realidades y por haber hecho tuyos los dolores y las esperanzas de estos pueblos. Gracias por los senderos que abriste y que nos señalan el camino de Cristo que debemos seguir”.



Arizmendi Esquivel ratificó el compromiso de la diócesis por la opción preferencial de los pobres. “Estamos empeñados en ser esa Iglesia que tú, jTatik Samuel, soñaste, inspiraste, promoviste y acompañaste: una Iglesia autóctona, liberadora, evangelizadora, servidora, en comunión y bajo la guía del Espíritu”.



Agregó el prelado que el trabajo de Ruiz García, sus intuiciones, su caminar, no se han perdido. “Hay cambios en los estilos y acentos pastorales, pero queremos que el espíritu no se pierda, sino que se mantenga firme y siga dando buenos frutos”.



“JTatic Samuel, no nos olvides. Cuando hable con Papá-Mamá Dios, diles por favor que la masacre de Acteal sigue impune”, le pidieron Las Abejas de Acteal.



En medio de cantos y rezos en lenguas autóctonas, los restos del obispo Samuel Ruiz, defensor de indígenas y promotor de la Teología de la Liberación, fueron depositados el miércoles en la catedral de San Cristóbal de las Casas.

Las exequias se realizaron en una ceremonia privada luego de una emotiva misa celebrada por Christophe Pierre, nuncio Apostólico en México, frente a la catedral de San Cristóbal de las Casas.

Representantes de distintas etnias de Chiapas, como tzotziles, tzetzales, choles, tojolabales y zoques, además de una indígena quiché que llegó desde Guatemala, rindieron un homenaje, cada uno en su lengua, al obispo Ruiz, a quien cariñosamente llamaban 'Jtatic', que significa "padre" en tzotzil.

"Fue el obispo quien nos tendió la mano", dijo la indígena quiché al recordar, en una narración en su lengua, como en 1982 un grupo de guatemaltecos que huía de un operativo cruzó la frontera y llegó a Chiapas, donde Ruiz García les brindó refugio.

La ceremonia fue encabezada por el representante diplomático de El Vaticano pese a que el papa Juan Pablo II mantuvo distancia con Ruiz, a quien sectores conservadores llegaron a tildaron de "obispo rojo" e "instrumento del subcomandante Marcos", vocero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

El obispo fue mediador entre el gobierno y el EZLN tras su levantamiento armado en 1994.


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