SI UN ENEMIGO ME INSULTARA, YO LO PODRÍA SOPORTAR;
SI UN ADVERSARIO ME HUMILLARA, DE ÉL ME PODRÍA YO ESCONDER;
PERO LO HAS HECHO TU, UN HOMBRE COMO YO,
MI COMPAÑERO, MI MEJOR AMIGO,
A QUIEN ME UNÍA UNA BELLA AMISTAD,
CON QUIEN CONVIVÍA EN LA CASA DE DIOS".
David. Rey de Israel. (c. 1,000 a.c.)
DR. PABLO SALAZAR MENDIGUCHIA.
En el lugar donde te encuentres.
Distinguido Dr.:
Con la autoridad que me concedo por haber sido el primero en pintar las bardas de mi casa con tu eslogan del “Movimiento de la Esperanza” en aquél 1998, haber establecido la primera “Casa de Campaña” en mi domicilio en el estado, coordinar primero dicho movimiento y después la denominada “Alianza por Chiapas” en la Costa, haber colgado y portado pendones para que lograras ser el primer gobernador No priista en el estado, -albergando la “esperanza” como muchos otros, que tu gobierno sería diferente- y después recibir la honrosa distinción de ser el primer Secretario de Seguridad para servir al pueblo de Chiapas, me permito dirigirme a ti, una vez que me han hecho llegar y he leído tus recientes declaraciones públicas primero con motivo de tu publicitada reunión con un reconocido líder nacional priista y luego de tu presencia en el estado de Guerrero con motivo de las próximas elecciones.
Quiero decirte que disiento profundamente de tus asertos y/o teoremas planteados sobre "feudalización de la vida pública"; "interferir en la vida interna de los partidos políticos"; "tratarlos como franquicias propiedad del poder en turno"; "uso abusivo de medios, propaganda, publicidad y dinero", etc. El haber compartido contigo dos años, tres meses y seis días el ejercicio de tu forma de gobernar, ver y conocer el resto de tu gobierno como ciudadano de la República, es mi fundamento para ello.
Fui testigo de cómo gustabas de desempeñar tú personalmente, todos y cada uno de los puestos de la administración pública –negando la posibilidad de cualquier discrepancia o disidencia a tus ideas y objetivos-. Ejerciste el poder en forma absoluta y como reza un refrán por ahí, “el poder absoluto termina por corromper… absolutamente”.
No, definitivamente no, no estoy de acuerdo y no puedo permanecer callado. Pido tu comprensión al amparo de la experiencia que vivimos juntos el 14 de marzo del 2003 cuando te abordé a tu llegada a Palacio de Gobierno y ya en tu oficina te dije y argumenté porqué ya no estaba a gusto en la posición que me habías asignado.
Hoy debo decírtelo públicamente, esencialmente fue por eso. Porque eras tú y solo tú el Secretario de Seguridad como a su vez, eras Procurador o Presidente del Tribunal de Justicia o el gran legislador o dirigente de los partidos políticos sometidos a tu voluntad.
Como consecuencia a mi atrevimiento de decirte lo que pensaba, tú y yo lo sabemos -así como otros de tus muy cercanos colaboradores- no tuviste la suficiente cara como para decirme que me largara de la oficina que ocupaba por tu encargo. Lo hiciste por interpósita persona y así fue como finalmente me hiciste saber que nadie podría ocupar un puesto de elección popular en contra de tu voluntad.
Gracias, querido hermano y amigo, esos fueron los dos adjetivos que utilizaste cuando me dijiste que me asignarías una gran responsabilidad en tu gobierno, hoy las conservo en lo más profundo de mi corazón comprendiendo su expresión antípoda en tu boca.
Lamento mucho la incomunicación entre nosotros. Si mal no recuerdo, la última vez que tuve la oportunidad de que me dirigieras algunas palabras, fue con motivo de la inauguración de la obra denominada “Ciudad Salud” aquí en Tapachula y me hiciste saber el desagrado de mi presencia ante tu –autodefinida- soberanía.
El gran “acuerdo nacional para acabar con las simulaciones” a que convocas, debe ser con base a una introspectiva profunda y seria de lo realizado en tu sexenio. Una sana recomendación es que lo hagas alejado de aquéllos corifeos que siempre te adulan en todo lo que dices y haces. Un buen comienzo pudo ser el pedir PERDÓN, si, debes reconocer que a tu paso en el ejercicio del poder, causaste muchos agravios, a mucha gente que creyó en ti y que te vio sucumbir ante las mieles de ese poder.
Termino citando tus propias palabras: somos los humildes integrantes de la sociedad quienes debemos detener ésa involución a que haces referencia. La simulación degrada a la política y yo agregaría… al hombre.
Aquí estoy viviendo en la misma casa hasta donde llegaste hace más de una decena a decirme que era yo “una oración contestada”, participando humildemente desde mi pequeña individualidad, para aportar a la construcción de una mejor democracia.
Tapachula Chiapas, domingo 23 de enero del 2011. 21:30 hrs.
A t e n t a m e n t e
Mauricio Gándara Gallardo
por un Tapachula Consciente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario