F. Darinel
“Escogí el camino de la verdad:
pongo a mi vista tus preceptos.
Estoy apegado a tus mandatos;
no me confundas, Señor.”
Salmo 119 (118)
(La Ley)
“ ‘TATA BATÁN’ ”
LOS CAMINOS DE HOY
Pasó la fiesta
Los “batanecos” estuvimos ayer de fiesta, esos “batanecos” como yo, que enterraron bien nuestro mushuk en cualquiera de los sitios de las casas, que como casi todas las de Comitán, están en cualquier pendiente, pero eso sí, éstas en una de esas pendientes “batanecas”. En fin que esa nuestra feria, que aun y a pesar del encomiable esfuerzo del patronato del barrio que intentó inyectarle vida, patronato que también tuvo el desatino de encaramar los puestos de vendimias en el parque y que contribuyó también al deterioro de los jardines y la herrería. Apuntaba pues que esa feria, esa feria agónica, con nostalgia hemos visto la “batanecada” como cada año que pasa, es más y más anciana, y débil, y triste. Pero a pesar de esto no dejamos el fervor y el recuerdo que aun transcurre con ímpetu en las venas de nuestras evocaciones, en ese barrio que nuestro hermanos tojolabales, al santo patrono le decían “ Tata Batán”, y que acaso por eso; me contaron gentes antiguas de mi barrio, tenemos, no el genticilicio, pero sí un peyorativo; el único, muy romántico y clásico en nuestra ciudad: “batanecos”.
Amante del teatro
En ocasión pasada les comenté en este mismo espacio, la llegada de un nuevo sacerdote para San Sebastián, el párroco Bernardo Rangel Moreno, quien gusta enormemente de la segunda de las bellas artes, el teatro, en donde se desenvuelve magníficamente como dramaturgo y director, pero en especial el teatro callejero, o de calle. Expresión artística que tiene la cualidad de poder permitir aun más, la improvisación y la jocosidad. Este sacerdote, con quien actualmente forjo una amistad, unida por la devoción y el arte, en su homilía magna de medio día, en la misa solemne de la festividad de San Sebastián, el día de ayer la emitió y me pareció muy elocuente, reflexiva y muy culta. Me pareció tan buena, que Ustedes van disculpar que hoy no les de a conocer mi acostumbrado punto de vista, que le pedí me regalara la misma para disponérselas hoy a Ustedes, con lo que aprovecho para despedirme por este día y comentarles que mañana, puntualmente nos volveremos a encontrar en estos caminos, que concurren con sus ojos y con su ánimo.
La homilía
“ ‘Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo’ (1 Co 1,3). Así ha empezado la carta de San Pablo a los Corintios, que acaba de ser proclamada. Con este mismo saludo los saludamos como Comunidad Cristiana de San Sebastián. Providencialmente el Señor me ha permitido estar en esta Parroquia desde hace dos meses, y hoy, precisamente en la fiesta de nuestro Santo Patrono San Sebastián una de las Nueve estrellas de nuestra querida ciudad de Comitán. De igual manera reciban nuestro más paternal y fraternal saludo a la vez, como pastores de cada una de las parroquias de nuestra ciudad de la Párrocos de Santo Domingo, Santa Cecilia, Nuestra Señora de la Asunción y como Párrocos de ésta Comunidad, el P. Luis Manuel y su servidor y hermanos todos; los saludamos de parte de Dios y de Nuestro Señor Jesucristo.
En la lectura del libro de Isaías aparece el pueblo de Israel, representado sobre todo por un "Resto", es decir, por un grupo de gente fiel a Dios, a quien Dios llama para realizar una misión. El texto dice: "Tú eres mi siervo, Israel, en quien me gloriaré. (...) Ahora, pues, dice el Señor, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una" (Is 49,3.5). Al igual que al pueblo de Israel, Dios Padre nos ha llamado a nosotros, desde el seno materno, a ser sus hijos, a ser sus siervos. Somos hijos de Dios desde nuestro bautismo. El siervo de Dios no solamente es el que trabaja y hace la voluntad de su Señor, sino que es un hijo a quien el Padre ama entrañablemente. A ese siervo, que hace la voluntad de su Señor, se refiere el profeta Isaías cuando dice: "Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra" (Is 49,6). A ese siervo le da una misión: "te hago luz de las gentes". Celebramos hoy la fiesta de San Sebastián Mártir, que fue también un siervo a quien el Señor eligió y lo hizo "luz de las naciones".
Existen dos fuentes principales de la vida de San Sebastián: una es San Ambrosio, en su comentario al Salmo 118 (cf. San Ambrosio, In Ps. CXVIII); y otra, la Passio Sancti Sebastiani, compuesta por un autor desconocido, que debió ser un monje romano de un monasterio fundado cerca de la basílica dedicada a Sebastián, por el Papa Sixto III (432-440). Esta vida de San Sebastián nos la narra un monje del siglo V, después de haber transcurrido doscientos años de los hechos ocurridos; San Sebastián, como saben, muere en el año 288. Según San Ambrosio, arzobispo de Milán, San Sebastián era de Milán, porque vivió allí. Según la Passio referida, San Sebastián nació en Narbona (Francia), entonces provincia romana, y de allí se dirigió a Milán para recibir una esmerada educación. Posteriormente, desde Milán se trasladó, por propia voluntad, a Roma.
Las actas de la Passio nos trazan el perfil del joven Sebastián, de padres cristianos, como un modelo de soldado del emperador. Parece ser que, sin sentirse atraído por la carrera militar, se había enrolado en la guardia del emperador Maximiano (años 286-305) en Roma, y lo hacía para ayudar a los cristianos arrestados en la persecución de Diocleciano. Él fue a Roma a realizar una misión. Nuestra comunidad parroquial de San Sebastián en nuestra Ciudad cada año celebra desde el siglo XVI ésta fiesta que nos reúne aquí nuevamente; y hemos sido traídos aquí por la gracia de Dios, para llevar a cabo una misión. Como nos ha dicho Isaías: "te mando para que seas luz de los pueblos" (Is 49,6). El Señor os ha traído aquí también para que seáis "luz de las gentes". Piense cada uno en su misión aquí en nuestra Ciudad. El Señor los invita a ser catequistas, a ser testigos de la fe, a pregonar el Evangelio, a confesar a Jesús, Hijo de Dios e Hijo del hombre. El Señor quiere hacernos a todos "luz de las gentes", en esta ciudad de Comitán, en nuestro Barrio, donde ahora vivimos.
San Pablo nos recuerda que estamos llamados a ser santos. Dice en su carta a los Corintios: "A la Iglesia de Dios que está en Corinto: a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro" (1 Co 1,2). Esta es la invitación del Señor, que nos trasmite San Pablo: "Llamados a ser santos". Esta es la invitación que les hacemos, en esta fiesta de San Sebastián Mártir, como párrocos. A los cristianos que están de Comitán y concretamente en los de nuestra parroquia de San Sebastián Mártir, a los de la iglesia de Dios que estáis aquí, a los santificados en Cristo Jesús, les recordamos que estamos llamados a ser santos, como lo fue San Sebastián.
Sin conocer su condición de cristiano, los emperadores Diocleciano y Maximiano, cuyas persecuciones a los cristianos fueron muy crueles, pusieron a Sebastián, joven soldado, al frente de la guardia imperial. Esto le permitió prestar incontables ayudas a los cristianos presos en las cárceles romanas. Entre los beneficiarios de su caritativo proceder, según la Passio, se cuentan a los hermanos santos mártires de Roma, Marcos y Marcelino, cuyo sepulcro ha sido descubierto en el siglo pasado, cerca de las catacumbas de San Sebastián. Se conservan también otros nombres de mártires, fortalecidos por Sebastián en el terror y en la crueldad de los suplicios cuando morían, y cuyos restos él recogía piadosamente para enterrarlos. Estos reiterados auxilios a los cristianos, que morían en las cárceles, en los circos o en las vías romanas, fueron descubiertos y Sebastián fue denunciado.
Al comparecer ante el emperador Maximiano confiesa claramente y sin miedo su fe en Jesucristo: "Sí, soy cristiano; creo en Jesucristo". Y entonces, como sabemos, es condenado a morir acribillado a saetas, como lo muestra la iconografía tradicional. Las flechas de sus verdugos se clavan en el cuerpo joven del cristiano, que confiesa su fe. Pero parece ser que no muere con ese suplicio y que una mujer romana cristiana, de nombre Irene, lo recoge aún moribundo, le cura las heridas y Sebastián recupera la salud. Quienes apreciaban su vida de valiente soldado le aconsejan que abandone Roma para salvar su vida, ya que el emperador y sus allegados lo tenían por muerto. Pero, ¿qué hace este intrépido soldado, que ya no lo es del emperador, sino soldado de Cristo? Estimados hermanos, Sebastián opta por quedarse en Roma para dar testimonio de la fe. Entonces, públicamente, ataca la mentalidad pagana y afronta de nuevo al emperador para echarle en cara su crueldad persecutoria contra los cristianos. Ello le hace merecedor de un martirio aún más glorioso: el emperador Diocleciano, ante las acusaciones de Sebastián, lo condena a morir azotado y a ser arrojado a un lugar inmundo.
Esta es la razón por la que se invoca a San Sebastián como auxilio en tiempos de epidemias. Desde hace siglos se pide la intercesión de San Sebastián para salir de situaciones de peste, porque él murió en una situación ignominiosa. Hace quinientos años la Guatemala en el en Septiembre del año 1541 se puso a los pies de San Sebastián, después del terremoto, para invocar su protección; y decretar constitucionalmente la intercesión de San Sebastián la protección de la ciudad, devoción que llega hasta nuestra ciudad y a nuestro Barrio por el cual a esta parroquia se le denominó de "San Sebastián" históricamente bajo formando parte del territorio Guatemalteco. Es probable que cuando el Capitán Francisco Medina, fundó la Provincia de Chiapas por los años de 1522 y 1524 (memoria sobre la cuestión de límites entre Guatemala y México, presentada al señor Ministro de Relaciones Exteriores de este país vecino, por el Ingeniero Claudio Urrutia, Jefe de la comisión Guatemalteca de Límites, ya haya encontrado esta ciudad en estado floreciente. Con el tiempo han venido desapareciendo los monumentos de que nos hablaron nuestros ancestros, ya de la época precortesiana como de la colonia, tales son: las pirámides de Junchavín y de Tenám las joyas coloniales como nuestros antiguos paseos públicos, con artísticos kioscos; el Palacio Municipal donde se firmaron aquellos documentos de nuestra Independencia; el famoso león de nuestra leyenda tan hermosa, etc. Quedan únicamente los templos de Santo Domingo y San Sebastián, este último notable por haber sido el punto de reunión de las juntas que deliberaron por la independencia.
Los caminos de la vida de San Sebastián nos dicen mucho a nosotros hoy. Al igual que San Sebastián no huye de Roma, sino que se convierte en testigo y soldado de Cristo, estamos llamados a ser soldados de Cristo en Comitán, a dar testimonio como cristianos. No hemos de tener miedo a los ataques en de la contra la Iglesia. Durante el año pasado la Iglesia católica en México ha recibido duras críticas por parte de los medios de comunicación social, de políticos y de diversas instituciones; da la impresión de que quieren menguar la autoridad moral de la Iglesia, para imponer una mentalidad secularista y pagana, que favorezca sus propios deseos. Pero estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, queridos hermanos, en esta sociedad en la que vivimos; estamos llamados a iluminar desde la fe los distintos campos: la familia, el respeto a la vida, la verdad, la justicia, los problemas sociales, la política; estamos llamados todos a ser "luz de las naciones", como nos decía el texto de Isaías.
Juan Bautista, según el evangelio de hoy, dio testimonio de Jesús: "Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios" (Jn 1,32). Por ser testigo de la verdad y por denunciar las situaciones inmorales murió víctima de los celos de Herodías y de la debilidad de Herodes. San Sebastián dio testimonio en una época difícil y de persecución contra los cristianos. En su tiempo hubo también soldados que, cuando se convirtieron al cristianismo, dejaron la milicia porque tal vez debían realizar cosas que iban en contra de su conciencia. San Sebastián, sin embargo, siendo ya cristiano, se enrola en la milicia para ayudar a los cristianos en situación deplorable. Esto nos enseña, estimados hermanos, que en cualquier circunstancia el Señor nos llama a ser santos, a ser sus testigos y a hacer el bien. Por tanto, no podemos poner como excusa que en el siglo XXI las cosas están muy mal, que no podemos hacer apenas nada y que no tenemos voz. En cualquier circunstancia podemos y debemos ser testigos de Jesús, soldados de Cristo. Lo hizo Juan Bautista, lo hizo San Sebastián y estamos invitados nosotros también a serlo.
Cualquier circunstancia puede ser motivo para dar testimonio. San Sebastián tuvo un martirio cruel, sangriento y doloroso. Quizás a nosotros el Señor nos pide otro tipo de martirio: el de cada día, el de una palabra en el trabajo, tal vez el de un silencio, el de un gesto caritativo sin palabras. Hay muchas formas de testimoniar de que somos hijos de Dios. San Ambrosio, comentando el Salmo 118, nos invita a vivir el secreto martirio incruento de la fidelidad cotidiana y dice de San Sebastián: "Marchó a Roma, donde recrudecía la persecución por causa de la fe; allí sufrió el martirio, allí recibió la corona consiguiente. De este modo, allí, donde había llegado como transeúnte, estableció el domicilio de la eternidad permanente. (...) Del mismo modo que un solo perseguidor, el emperador, enviaba a muchos sus decretos de persecución y había así diversos perseguidores en cada una de las ciudades y provincias, así también el poder del mal se sirve de pies muchos ministros suyos, que provocan persecuciones, no sólo exteriores, sino también interiores, en el alma de cada uno. Acerca de estas persecuciones, dice la Escritura: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido. Se refiere a todos, a nadie exceptúa. ¿Quién podría considerarse exceptuado, si el mismo Señor soportó la prueba de la persecución? ¡Cuántos son los que practican cada día este martirio oculto y confiesan al Señor Jesús!" (San Ambrosio, Comentario al Salmo 118, cap. 20,43-45: CSEL 62, 466-468).
Estimados hermanos, en esta fiesta de San Sebastián, el Señor nos llama a todos sin excepción, niños, jóvenes, personas maduras y ancianos, a ser santos, a ser sus testigos y a que nos mantengamos en actitud martirial; a unos se lo pide de una manera, a otros de otra, pero todos estamos llamados a confesar a Jesús, Hijo de Dios, y a vivir la santidad. Vamos a pedir por intercesión de San Sebastián que nos haga fuertes en ese testimonio, y que no nos acobardemos. Estimados niños, su testimonio puede consistir en venir los domingos a la parroquia a escuchar la Palabra de Dios, a recibir la catequesis, a celebrar la Eucaristía y en dar testimonio de su fe en casa y en la escuela, porque hay otros niños que no tiene fe. Estimados jóvenes, a uestedes el Señor les puede pedir otra forma de dar testimonio: en casa, en la escuela, en la diversión con los amigos; posiblemente tengan amigos que no son creyentes y otros que los lleven por caminos que les entristeces su corazón en el pecado, aquí están llamados a ser Soldados de Cristo y salvarte y salvar a tus compañeros. A ustedes, estimados padres y madres de familia y profesionales de cualquier tipo, el Señor nos llama también a dar testimonio con nuestra vida. ¡Que San Sebastián Mártir, con su intercesión, nos ayude a ser auténticos testigos! y verdaderos soldados de Cristo ¡Que así sea!”
P. Bernardo Rangel Moreno
Comitán, Chiapas
20 DE ENERO DEL 2011
Es cuanto.
adriancitio@yahoo.com.mx
“Escogí el camino de la verdad:
pongo a mi vista tus preceptos.
Estoy apegado a tus mandatos;
no me confundas, Señor.”
Salmo 119 (118)
(La Ley)
“ ‘TATA BATÁN’ ”
LOS CAMINOS DE HOY
Pasó la fiesta
Los “batanecos” estuvimos ayer de fiesta, esos “batanecos” como yo, que enterraron bien nuestro mushuk en cualquiera de los sitios de las casas, que como casi todas las de Comitán, están en cualquier pendiente, pero eso sí, éstas en una de esas pendientes “batanecas”. En fin que esa nuestra feria, que aun y a pesar del encomiable esfuerzo del patronato del barrio que intentó inyectarle vida, patronato que también tuvo el desatino de encaramar los puestos de vendimias en el parque y que contribuyó también al deterioro de los jardines y la herrería. Apuntaba pues que esa feria, esa feria agónica, con nostalgia hemos visto la “batanecada” como cada año que pasa, es más y más anciana, y débil, y triste. Pero a pesar de esto no dejamos el fervor y el recuerdo que aun transcurre con ímpetu en las venas de nuestras evocaciones, en ese barrio que nuestro hermanos tojolabales, al santo patrono le decían “ Tata Batán”, y que acaso por eso; me contaron gentes antiguas de mi barrio, tenemos, no el genticilicio, pero sí un peyorativo; el único, muy romántico y clásico en nuestra ciudad: “batanecos”.
Amante del teatro
En ocasión pasada les comenté en este mismo espacio, la llegada de un nuevo sacerdote para San Sebastián, el párroco Bernardo Rangel Moreno, quien gusta enormemente de la segunda de las bellas artes, el teatro, en donde se desenvuelve magníficamente como dramaturgo y director, pero en especial el teatro callejero, o de calle. Expresión artística que tiene la cualidad de poder permitir aun más, la improvisación y la jocosidad. Este sacerdote, con quien actualmente forjo una amistad, unida por la devoción y el arte, en su homilía magna de medio día, en la misa solemne de la festividad de San Sebastián, el día de ayer la emitió y me pareció muy elocuente, reflexiva y muy culta. Me pareció tan buena, que Ustedes van disculpar que hoy no les de a conocer mi acostumbrado punto de vista, que le pedí me regalara la misma para disponérselas hoy a Ustedes, con lo que aprovecho para despedirme por este día y comentarles que mañana, puntualmente nos volveremos a encontrar en estos caminos, que concurren con sus ojos y con su ánimo.
La homilía
“ ‘Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo’ (1 Co 1,3). Así ha empezado la carta de San Pablo a los Corintios, que acaba de ser proclamada. Con este mismo saludo los saludamos como Comunidad Cristiana de San Sebastián. Providencialmente el Señor me ha permitido estar en esta Parroquia desde hace dos meses, y hoy, precisamente en la fiesta de nuestro Santo Patrono San Sebastián una de las Nueve estrellas de nuestra querida ciudad de Comitán. De igual manera reciban nuestro más paternal y fraternal saludo a la vez, como pastores de cada una de las parroquias de nuestra ciudad de la Párrocos de Santo Domingo, Santa Cecilia, Nuestra Señora de la Asunción y como Párrocos de ésta Comunidad, el P. Luis Manuel y su servidor y hermanos todos; los saludamos de parte de Dios y de Nuestro Señor Jesucristo.
En la lectura del libro de Isaías aparece el pueblo de Israel, representado sobre todo por un "Resto", es decir, por un grupo de gente fiel a Dios, a quien Dios llama para realizar una misión. El texto dice: "Tú eres mi siervo, Israel, en quien me gloriaré. (...) Ahora, pues, dice el Señor, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una" (Is 49,3.5). Al igual que al pueblo de Israel, Dios Padre nos ha llamado a nosotros, desde el seno materno, a ser sus hijos, a ser sus siervos. Somos hijos de Dios desde nuestro bautismo. El siervo de Dios no solamente es el que trabaja y hace la voluntad de su Señor, sino que es un hijo a quien el Padre ama entrañablemente. A ese siervo, que hace la voluntad de su Señor, se refiere el profeta Isaías cuando dice: "Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra" (Is 49,6). A ese siervo le da una misión: "te hago luz de las gentes". Celebramos hoy la fiesta de San Sebastián Mártir, que fue también un siervo a quien el Señor eligió y lo hizo "luz de las naciones".
Existen dos fuentes principales de la vida de San Sebastián: una es San Ambrosio, en su comentario al Salmo 118 (cf. San Ambrosio, In Ps. CXVIII); y otra, la Passio Sancti Sebastiani, compuesta por un autor desconocido, que debió ser un monje romano de un monasterio fundado cerca de la basílica dedicada a Sebastián, por el Papa Sixto III (432-440). Esta vida de San Sebastián nos la narra un monje del siglo V, después de haber transcurrido doscientos años de los hechos ocurridos; San Sebastián, como saben, muere en el año 288. Según San Ambrosio, arzobispo de Milán, San Sebastián era de Milán, porque vivió allí. Según la Passio referida, San Sebastián nació en Narbona (Francia), entonces provincia romana, y de allí se dirigió a Milán para recibir una esmerada educación. Posteriormente, desde Milán se trasladó, por propia voluntad, a Roma.
Las actas de la Passio nos trazan el perfil del joven Sebastián, de padres cristianos, como un modelo de soldado del emperador. Parece ser que, sin sentirse atraído por la carrera militar, se había enrolado en la guardia del emperador Maximiano (años 286-305) en Roma, y lo hacía para ayudar a los cristianos arrestados en la persecución de Diocleciano. Él fue a Roma a realizar una misión. Nuestra comunidad parroquial de San Sebastián en nuestra Ciudad cada año celebra desde el siglo XVI ésta fiesta que nos reúne aquí nuevamente; y hemos sido traídos aquí por la gracia de Dios, para llevar a cabo una misión. Como nos ha dicho Isaías: "te mando para que seas luz de los pueblos" (Is 49,6). El Señor os ha traído aquí también para que seáis "luz de las gentes". Piense cada uno en su misión aquí en nuestra Ciudad. El Señor los invita a ser catequistas, a ser testigos de la fe, a pregonar el Evangelio, a confesar a Jesús, Hijo de Dios e Hijo del hombre. El Señor quiere hacernos a todos "luz de las gentes", en esta ciudad de Comitán, en nuestro Barrio, donde ahora vivimos.
San Pablo nos recuerda que estamos llamados a ser santos. Dice en su carta a los Corintios: "A la Iglesia de Dios que está en Corinto: a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro" (1 Co 1,2). Esta es la invitación del Señor, que nos trasmite San Pablo: "Llamados a ser santos". Esta es la invitación que les hacemos, en esta fiesta de San Sebastián Mártir, como párrocos. A los cristianos que están de Comitán y concretamente en los de nuestra parroquia de San Sebastián Mártir, a los de la iglesia de Dios que estáis aquí, a los santificados en Cristo Jesús, les recordamos que estamos llamados a ser santos, como lo fue San Sebastián.
Sin conocer su condición de cristiano, los emperadores Diocleciano y Maximiano, cuyas persecuciones a los cristianos fueron muy crueles, pusieron a Sebastián, joven soldado, al frente de la guardia imperial. Esto le permitió prestar incontables ayudas a los cristianos presos en las cárceles romanas. Entre los beneficiarios de su caritativo proceder, según la Passio, se cuentan a los hermanos santos mártires de Roma, Marcos y Marcelino, cuyo sepulcro ha sido descubierto en el siglo pasado, cerca de las catacumbas de San Sebastián. Se conservan también otros nombres de mártires, fortalecidos por Sebastián en el terror y en la crueldad de los suplicios cuando morían, y cuyos restos él recogía piadosamente para enterrarlos. Estos reiterados auxilios a los cristianos, que morían en las cárceles, en los circos o en las vías romanas, fueron descubiertos y Sebastián fue denunciado.
Al comparecer ante el emperador Maximiano confiesa claramente y sin miedo su fe en Jesucristo: "Sí, soy cristiano; creo en Jesucristo". Y entonces, como sabemos, es condenado a morir acribillado a saetas, como lo muestra la iconografía tradicional. Las flechas de sus verdugos se clavan en el cuerpo joven del cristiano, que confiesa su fe. Pero parece ser que no muere con ese suplicio y que una mujer romana cristiana, de nombre Irene, lo recoge aún moribundo, le cura las heridas y Sebastián recupera la salud. Quienes apreciaban su vida de valiente soldado le aconsejan que abandone Roma para salvar su vida, ya que el emperador y sus allegados lo tenían por muerto. Pero, ¿qué hace este intrépido soldado, que ya no lo es del emperador, sino soldado de Cristo? Estimados hermanos, Sebastián opta por quedarse en Roma para dar testimonio de la fe. Entonces, públicamente, ataca la mentalidad pagana y afronta de nuevo al emperador para echarle en cara su crueldad persecutoria contra los cristianos. Ello le hace merecedor de un martirio aún más glorioso: el emperador Diocleciano, ante las acusaciones de Sebastián, lo condena a morir azotado y a ser arrojado a un lugar inmundo.
Esta es la razón por la que se invoca a San Sebastián como auxilio en tiempos de epidemias. Desde hace siglos se pide la intercesión de San Sebastián para salir de situaciones de peste, porque él murió en una situación ignominiosa. Hace quinientos años la Guatemala en el en Septiembre del año 1541 se puso a los pies de San Sebastián, después del terremoto, para invocar su protección; y decretar constitucionalmente la intercesión de San Sebastián la protección de la ciudad, devoción que llega hasta nuestra ciudad y a nuestro Barrio por el cual a esta parroquia se le denominó de "San Sebastián" históricamente bajo formando parte del territorio Guatemalteco. Es probable que cuando el Capitán Francisco Medina, fundó la Provincia de Chiapas por los años de 1522 y 1524 (memoria sobre la cuestión de límites entre Guatemala y México, presentada al señor Ministro de Relaciones Exteriores de este país vecino, por el Ingeniero Claudio Urrutia, Jefe de la comisión Guatemalteca de Límites, ya haya encontrado esta ciudad en estado floreciente. Con el tiempo han venido desapareciendo los monumentos de que nos hablaron nuestros ancestros, ya de la época precortesiana como de la colonia, tales son: las pirámides de Junchavín y de Tenám las joyas coloniales como nuestros antiguos paseos públicos, con artísticos kioscos; el Palacio Municipal donde se firmaron aquellos documentos de nuestra Independencia; el famoso león de nuestra leyenda tan hermosa, etc. Quedan únicamente los templos de Santo Domingo y San Sebastián, este último notable por haber sido el punto de reunión de las juntas que deliberaron por la independencia.
Los caminos de la vida de San Sebastián nos dicen mucho a nosotros hoy. Al igual que San Sebastián no huye de Roma, sino que se convierte en testigo y soldado de Cristo, estamos llamados a ser soldados de Cristo en Comitán, a dar testimonio como cristianos. No hemos de tener miedo a los ataques en de la contra la Iglesia. Durante el año pasado la Iglesia católica en México ha recibido duras críticas por parte de los medios de comunicación social, de políticos y de diversas instituciones; da la impresión de que quieren menguar la autoridad moral de la Iglesia, para imponer una mentalidad secularista y pagana, que favorezca sus propios deseos. Pero estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe, queridos hermanos, en esta sociedad en la que vivimos; estamos llamados a iluminar desde la fe los distintos campos: la familia, el respeto a la vida, la verdad, la justicia, los problemas sociales, la política; estamos llamados todos a ser "luz de las naciones", como nos decía el texto de Isaías.
Juan Bautista, según el evangelio de hoy, dio testimonio de Jesús: "Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios" (Jn 1,32). Por ser testigo de la verdad y por denunciar las situaciones inmorales murió víctima de los celos de Herodías y de la debilidad de Herodes. San Sebastián dio testimonio en una época difícil y de persecución contra los cristianos. En su tiempo hubo también soldados que, cuando se convirtieron al cristianismo, dejaron la milicia porque tal vez debían realizar cosas que iban en contra de su conciencia. San Sebastián, sin embargo, siendo ya cristiano, se enrola en la milicia para ayudar a los cristianos en situación deplorable. Esto nos enseña, estimados hermanos, que en cualquier circunstancia el Señor nos llama a ser santos, a ser sus testigos y a hacer el bien. Por tanto, no podemos poner como excusa que en el siglo XXI las cosas están muy mal, que no podemos hacer apenas nada y que no tenemos voz. En cualquier circunstancia podemos y debemos ser testigos de Jesús, soldados de Cristo. Lo hizo Juan Bautista, lo hizo San Sebastián y estamos invitados nosotros también a serlo.
Cualquier circunstancia puede ser motivo para dar testimonio. San Sebastián tuvo un martirio cruel, sangriento y doloroso. Quizás a nosotros el Señor nos pide otro tipo de martirio: el de cada día, el de una palabra en el trabajo, tal vez el de un silencio, el de un gesto caritativo sin palabras. Hay muchas formas de testimoniar de que somos hijos de Dios. San Ambrosio, comentando el Salmo 118, nos invita a vivir el secreto martirio incruento de la fidelidad cotidiana y dice de San Sebastián: "Marchó a Roma, donde recrudecía la persecución por causa de la fe; allí sufrió el martirio, allí recibió la corona consiguiente. De este modo, allí, donde había llegado como transeúnte, estableció el domicilio de la eternidad permanente. (...) Del mismo modo que un solo perseguidor, el emperador, enviaba a muchos sus decretos de persecución y había así diversos perseguidores en cada una de las ciudades y provincias, así también el poder del mal se sirve de pies muchos ministros suyos, que provocan persecuciones, no sólo exteriores, sino también interiores, en el alma de cada uno. Acerca de estas persecuciones, dice la Escritura: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo Jesús será perseguido. Se refiere a todos, a nadie exceptúa. ¿Quién podría considerarse exceptuado, si el mismo Señor soportó la prueba de la persecución? ¡Cuántos son los que practican cada día este martirio oculto y confiesan al Señor Jesús!" (San Ambrosio, Comentario al Salmo 118, cap. 20,43-45: CSEL 62, 466-468).
Estimados hermanos, en esta fiesta de San Sebastián, el Señor nos llama a todos sin excepción, niños, jóvenes, personas maduras y ancianos, a ser santos, a ser sus testigos y a que nos mantengamos en actitud martirial; a unos se lo pide de una manera, a otros de otra, pero todos estamos llamados a confesar a Jesús, Hijo de Dios, y a vivir la santidad. Vamos a pedir por intercesión de San Sebastián que nos haga fuertes en ese testimonio, y que no nos acobardemos. Estimados niños, su testimonio puede consistir en venir los domingos a la parroquia a escuchar la Palabra de Dios, a recibir la catequesis, a celebrar la Eucaristía y en dar testimonio de su fe en casa y en la escuela, porque hay otros niños que no tiene fe. Estimados jóvenes, a uestedes el Señor les puede pedir otra forma de dar testimonio: en casa, en la escuela, en la diversión con los amigos; posiblemente tengan amigos que no son creyentes y otros que los lleven por caminos que les entristeces su corazón en el pecado, aquí están llamados a ser Soldados de Cristo y salvarte y salvar a tus compañeros. A ustedes, estimados padres y madres de familia y profesionales de cualquier tipo, el Señor nos llama también a dar testimonio con nuestra vida. ¡Que San Sebastián Mártir, con su intercesión, nos ayude a ser auténticos testigos! y verdaderos soldados de Cristo ¡Que así sea!”
P. Bernardo Rangel Moreno
Comitán, Chiapas
20 DE ENERO DEL 2011
Es cuanto.
adriancitio@yahoo.com.mx
1 comentario:
aprox. a las 14:20 horas del dia viernes 21 de enero se escucharon la detonacion de 17 balazos. algunos curiosos pensaron que por fin ya habian ejecutado al narcotraficante de MARIANO GONZALEZ CORDERO y el comentario corrio como regero de polvora. ya que las dos personas ejecutadas viajaban a bordo de una camioneta ford lobo harley davison color negra y rines cromados parecida al del MARIANO GONAZALEZ CORDERO. tanto asi que varios infuncionarios municipales se hicieron presente para salir de la duda. entre ellos JUAN JOSE "MONO", algunos trabajadores de COAPAM, HUGO ALERMO, entre otros. pero cual iba a ser su sorpresa que era una pareja de apellidos BECERRA o BECERRIL. con domicilio en el barrio de guadalupe. SI ESTABAN METIDOS EN ALGO CHUECO MERECIDO SE LO TIENEN PERO SI FUE POR CONFUCION MI MAS SENTIDO PESAME A LA FAMILIA. YA QUE los comentarios es que iban en busca DE MARIANO GONZALEZ CORDERO. HE DICHO
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