El documento de la dependencia detalla que uno de los marcos de referencia sobre los precios en los que se adquiere y comercializa el alcaloide es el Reporte Mundial de Drogas 2008 de la ONU.
Ignacio Alzaga
En la ruta del tráfico de la cocaína los cárteles mexicanos obtienen utilidades por más de 28 mil dólares (420 mil pesos, aproximadamente) por cada kilogramo de esta droga que venden al mayoreo en México, desde que la compran en Colombia hasta que la comercializan en el mercado negro de Estados Unidos, de acuerdo con un informe de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
Facundo Rosas, Comisionado General de la Policía Federal, dijo que este margen de ganancias permite a los cárteles nacionales el reclutamiento de sicarios dispuestos a perpetrar “acciones de violencia extrema” e incrementar su capacidad de fuego.
El documento de la dependencia federal detalla que uno de los marcos de referencia sobre los precios en los que se adquiere y comercializa la cocaína es el Reporte Mundial de Drogas 2008 de Naciones Unidas, que permite estimar el volumen de utilidades de estas organizaciones.
La SSP federal indica que en Colombia —el país productor de cocaína—, los narcotraficantes mexicanos adquieren un kilogramo de esta droga en mil 762 dólares (más de 26 mil pesos), de acuerdo con el precio al mayoreo fijado por los capos colombianos por su “mercancía”.
Esta misma droga, revela el informe, en México tiene un precio al mayoreo de ocho mil dólares por cada kilogramo, lo que en esta etapa de la cadena de distribución del estupefaciente deja ganancias para los narcotraficantes de seis mil 238 dólares por kilogramo (aproximadamente 93 mil pesos), al abastecer el mercado de consumo interno en el país.
Sin embargo, las arcas de los cárteles mexicanos se incrementan con sus operaciones en territorio estadunidense, donde controlan la venta y distribución de cocaína y han desplazado a los cárteles colombianos, de acuerdo con el último reporte del Departamento de Justicia de Estados Unidos —que data de diciembre de 2008—, que indica que 90 por ciento de la cocaína que se comercializa en ese país proviene de México.
De acuerdo con la SSP federal, los narcotraficantes que compran en Colombia un kilo de cocaína en mil 762 dólares, en Estados Unidos comercializan este mismo kilogramo en 30 mil 500 dólares al mayoreo (más de 457 mil pesos).
Así, los cárteles mexicanos obtienen una ganancia neta de 28 mil 738 dólares (es decir, más de 420 mil pesos) por kilo de cocaína al mayoreo que colocan en el mercado estadunidense, al considerar lo que pagan por la droga a los productores.
Facundo Rosas indicó que “la enorme diferencia que hay en el precio de la cocaína, entre el punto de origen y su destino final, da cuenta de las utilidades que obtienen los narcotraficantes”.
Detalló que “las elevadas ganancias contribuyen a que los cárteles mexicanos engrosen sus filas con personas sin escrúpulos, dispuestas a realizar diversas acciones de violencia extrema”.
Los cárteles pagan en promedio 10 mil pesos semanales a los sicarios, quienes por este salario están dispuestos a extorsionar, secuestrar y ejecutar a sus víctimas.
El dinero que obtienen estas organizaciones por el trasiego de cocaína “también ha servido para que el crimen organizado incremente su capacidad de fuego, además de propagar una falsa imagen de éxito”, señaló el subsecretario.
Distribución de las ganancias
En el diagnóstico realizado por la SSP federal, se indica que los cárteles de la droga distribuyen las ganancias que obtienen, primero para el pago de la “mercancía” en Colombia, “por lo que el flujo del dinero en efectivo transita en sentido contrario a la ruta de la droga”, lo que explica los aseguramientos de remesas de dinero en aeropuertos y aduanas en México.
Las utilidades también se destinan para “la adquisición de la logística criminal”, pues compran vehículos terrestres, embarcaciones, aeronaves, armas de fuego y equipo de comunicaciones para el traslado y seguridad de los cargamentos de cocaína.
El dinero que perciben los cárteles les permite también invertir en el “pago de la protección institucional, para garantizar el traslado, distribución y venta de droga al menudeo en México (mercado doméstico), aprovechando que varias de las policías municipales y algunas estatales carecen de un perfil y salarios adecuados”, detalla el documento.
Los narcotraficantes, se indica, también destinan las utilidades en crear una base social al cooptar “a algunos sectores de la sociedad que viven en zonas marginales de los desarrollos urbanos y se dedican a trabajos informales”.
Al respecto, la SSP federal alerta que los grupos del crimen organizado han extendido el empleo de jóvenes, que fungen de informantes y a quienes “contratan” por dos mil o cinco mil pesos semanales.
De esta forma, los cárteles han creado células que vigilan la actuación de policías o integrantes de grupos rivales, conocidos como Halcones, Estacas, Puntos, Patrullas, Postes y Ventanas.
Algunos de estos “colaboradores” escalan en la organización y son “ascendidos” como sicarios con la posibilidad de llegar a ocupar puestos de liderazgo intermedio o incluso de quedar al frente de las organizaciones criminales en corto tiempo, un fenómeno que se ha registrado en los últimos años, refiere el informe. En Sinaloa se han detectado casos en que los “ascensos” se lograron en tres meses.
El documento revela que los sicarios que han sido detenidos últimamente, en promedio tienen 24 años de edad, lo que es un indicio de la estrategia que han seguido los cárteles de la droga para reclutar a nuevos elementos: “De manera sutil, los grupos del crimen organizado continúan fomentando la ‘contracultura del narco’, posicionándola como sinónimo de éxito y referente para los jóvenes”.
Además de que pretenden generar una “base social” mediante la intimidación, pero también a través de “falsas promesas de protección ante cualquier acción de la autoridad o de grupos rivales”, pero además a cambio de dinero en efectivo o a cambio de apoyo por parte de algunas comunidades, en lo que también invierten sus ganancias.
Ignacio Alzaga
En la ruta del tráfico de la cocaína los cárteles mexicanos obtienen utilidades por más de 28 mil dólares (420 mil pesos, aproximadamente) por cada kilogramo de esta droga que venden al mayoreo en México, desde que la compran en Colombia hasta que la comercializan en el mercado negro de Estados Unidos, de acuerdo con un informe de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
Facundo Rosas, Comisionado General de la Policía Federal, dijo que este margen de ganancias permite a los cárteles nacionales el reclutamiento de sicarios dispuestos a perpetrar “acciones de violencia extrema” e incrementar su capacidad de fuego.
El documento de la dependencia federal detalla que uno de los marcos de referencia sobre los precios en los que se adquiere y comercializa la cocaína es el Reporte Mundial de Drogas 2008 de Naciones Unidas, que permite estimar el volumen de utilidades de estas organizaciones.
La SSP federal indica que en Colombia —el país productor de cocaína—, los narcotraficantes mexicanos adquieren un kilogramo de esta droga en mil 762 dólares (más de 26 mil pesos), de acuerdo con el precio al mayoreo fijado por los capos colombianos por su “mercancía”.
Esta misma droga, revela el informe, en México tiene un precio al mayoreo de ocho mil dólares por cada kilogramo, lo que en esta etapa de la cadena de distribución del estupefaciente deja ganancias para los narcotraficantes de seis mil 238 dólares por kilogramo (aproximadamente 93 mil pesos), al abastecer el mercado de consumo interno en el país.
Sin embargo, las arcas de los cárteles mexicanos se incrementan con sus operaciones en territorio estadunidense, donde controlan la venta y distribución de cocaína y han desplazado a los cárteles colombianos, de acuerdo con el último reporte del Departamento de Justicia de Estados Unidos —que data de diciembre de 2008—, que indica que 90 por ciento de la cocaína que se comercializa en ese país proviene de México.
De acuerdo con la SSP federal, los narcotraficantes que compran en Colombia un kilo de cocaína en mil 762 dólares, en Estados Unidos comercializan este mismo kilogramo en 30 mil 500 dólares al mayoreo (más de 457 mil pesos).
Así, los cárteles mexicanos obtienen una ganancia neta de 28 mil 738 dólares (es decir, más de 420 mil pesos) por kilo de cocaína al mayoreo que colocan en el mercado estadunidense, al considerar lo que pagan por la droga a los productores.
Facundo Rosas indicó que “la enorme diferencia que hay en el precio de la cocaína, entre el punto de origen y su destino final, da cuenta de las utilidades que obtienen los narcotraficantes”.
Detalló que “las elevadas ganancias contribuyen a que los cárteles mexicanos engrosen sus filas con personas sin escrúpulos, dispuestas a realizar diversas acciones de violencia extrema”.
Los cárteles pagan en promedio 10 mil pesos semanales a los sicarios, quienes por este salario están dispuestos a extorsionar, secuestrar y ejecutar a sus víctimas.
El dinero que obtienen estas organizaciones por el trasiego de cocaína “también ha servido para que el crimen organizado incremente su capacidad de fuego, además de propagar una falsa imagen de éxito”, señaló el subsecretario.
Distribución de las ganancias
En el diagnóstico realizado por la SSP federal, se indica que los cárteles de la droga distribuyen las ganancias que obtienen, primero para el pago de la “mercancía” en Colombia, “por lo que el flujo del dinero en efectivo transita en sentido contrario a la ruta de la droga”, lo que explica los aseguramientos de remesas de dinero en aeropuertos y aduanas en México.
Las utilidades también se destinan para “la adquisición de la logística criminal”, pues compran vehículos terrestres, embarcaciones, aeronaves, armas de fuego y equipo de comunicaciones para el traslado y seguridad de los cargamentos de cocaína.
El dinero que perciben los cárteles les permite también invertir en el “pago de la protección institucional, para garantizar el traslado, distribución y venta de droga al menudeo en México (mercado doméstico), aprovechando que varias de las policías municipales y algunas estatales carecen de un perfil y salarios adecuados”, detalla el documento.
Los narcotraficantes, se indica, también destinan las utilidades en crear una base social al cooptar “a algunos sectores de la sociedad que viven en zonas marginales de los desarrollos urbanos y se dedican a trabajos informales”.
Al respecto, la SSP federal alerta que los grupos del crimen organizado han extendido el empleo de jóvenes, que fungen de informantes y a quienes “contratan” por dos mil o cinco mil pesos semanales.
De esta forma, los cárteles han creado células que vigilan la actuación de policías o integrantes de grupos rivales, conocidos como Halcones, Estacas, Puntos, Patrullas, Postes y Ventanas.
Algunos de estos “colaboradores” escalan en la organización y son “ascendidos” como sicarios con la posibilidad de llegar a ocupar puestos de liderazgo intermedio o incluso de quedar al frente de las organizaciones criminales en corto tiempo, un fenómeno que se ha registrado en los últimos años, refiere el informe. En Sinaloa se han detectado casos en que los “ascensos” se lograron en tres meses.
El documento revela que los sicarios que han sido detenidos últimamente, en promedio tienen 24 años de edad, lo que es un indicio de la estrategia que han seguido los cárteles de la droga para reclutar a nuevos elementos: “De manera sutil, los grupos del crimen organizado continúan fomentando la ‘contracultura del narco’, posicionándola como sinónimo de éxito y referente para los jóvenes”.
Además de que pretenden generar una “base social” mediante la intimidación, pero también a través de “falsas promesas de protección ante cualquier acción de la autoridad o de grupos rivales”, pero además a cambio de dinero en efectivo o a cambio de apoyo por parte de algunas comunidades, en lo que también invierten sus ganancias.
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