lunes, agosto 30, 2010

Migrantes temerosos


Gabriela Coutiño

Arriaga, Chiapas.- Intranquilos, temerosos, se encuentran cientos de migrantes centroamericanos que cada día llegan a esta localidad de Chiapas en los límites con Oaxaca, luego de conocer la masacre de 72 inmigrantes en Tamaulipas; unos vacilan en continuar su viaje hacia Estados Unidos, otros regresaran a la extrema pobreza en sus países.

Pero continuar o no, es decisión de cada uno. Jóvenes en su mayoría, como el salvadoreño René Alfredo Funes, los centroamericanos que se alojan en el albergue “El Señor de la Misericordia”, están dispuestos a jugarse la vida en este país de escala.

“Yo mañana pasado, sí sale ese tren, yo me subo”, dice decidido René Alfredo Funes, luego de participar en una peregrinación en las vías del tren que organizara el sacerdote y director de la Casa del Migrante, Heyman Vázquez Medina, junto con defensores de derechos humanos.

“Hay momentos en que uno se quiere echar para atrás, pero puede más la necesidad; tienes que buscar para jalarle, bajo cualquier medio, bajo cualquier riesgo”, expresa el hondureño Jimy Ramírez, de apenas 20 años de edad, quien llegó con un grupo de ocho de sus compatriotas casi adolecentes esta madrugada al albergue, luego de transitar durante una semana por la costa de Chiapas.

“Ya estando acá, uno se encomienda a Dios, y él es el que nos abre el camino”, opina Joel otro salvadoreño originario de Santa Ana.

Los que renuncian a continuar el viaje, por lo menos por ahora, son los que sufrieron alguna lesión o bien se enfermaron, como el guatemalteco Carlos Rodríguez, que tiene llagas en los pies debido a que caminó días enteros bajo la lluvia de Tapachula hasta Tonalá, donde pidió ayuda al grupo Beta.

Dos migrantes más, fueron llevados al hospital para su atención médica debido a que presentaban otras lesiones.

Pero los que tienen determinado regresar a sus países de origen, tienen que esperar para juntar algunos pesos, debido a que el grupo Beta de atención a los derechos de los migrantes del Instituto Nacional de Migración, ya no recibe a aquellos que voluntariamente se entreguen para ser deportados a sus países de origen.

Como Edgar, un menor salvadoreño, quien llegó al albergue que forma parte de la ruta que los centroamericanos siguen en busca del “sueño americano”, como ellos mismos lo llaman la travesía.

Edgar, aunque tiene 13 años, aparenta menos en su figura, pero parece un adulto en su desenvoltura. Cuenta que a él le gusta trabajar, y que está acostumbrado hacerlo, y fue así como llegó a la frontera entre México y Guatemala, vendiendo chicles.

Al menor le resultó fácil salir de su país para ir a Estados Unidos en busca de unos parientes con la ilusión de ganar dólares para ayudar a su madre y hermanos, pero al llegar a Arriaga, y enterarse de la masacre de 72 migrantes, y de los muchos peligros que existen al atravesar México de forma indocumentada, sintió miedo, por lo que regresará a su país.

El sacerdote Heyman Vázquez, fundador y director del albergue considera que la masacre de Tamaulipas puede disminuir el éxodo de migrantes, aunque por un tiempo. La gente indicó, huye de la extrema pobreza en sus países.

Peregrinación en repudio

La Casa del Migrante en Arriaga, Chiapas que dirige el sacerdote de la localidad Heyman Vázquez organizó este sábado una peregrinación con los migrantes que se encuentran en el albergue, por las vías del tren para orar “por quienes se han quedado en el camino”, dijo.

En la procesión, los inmigrantes caminaron en silencio llevando cruces, y las banderas de México, y de los países centroamericanos.

Acompañado del director del albergue de Huimanguillo, Tabasco, Rubén Figueroa Díaz, el sacerdote Heyman Vázquez, pidió al gobierno mexicano cumplir con la constitución y las leyes, “el gobierno de México tiene obligación de dar seguridad a toda persona que transita por territorio mexicano, independientemente de no contar con documentos”, dijo.

Vázquez Medina señaló que la masacre de 72 inmigrantes en San Fernando Tamaulipas, no solamente cuestiona al gobierno mexicano por violar los derechos humanos de los migrantes, sino que también va a dificultar que Estados Unidos cambie las leyes que violen los derechos humanos de los migrantes.

“Estados Unidos va a decir, aquí solamente los deportamos, allá los asesinan, entonces que autoridad moral tiene el gobierno mexicano para exigir”, cuestionó.

Para el sacerdote el gobierno mexicano tiene que tomar muy en serio la situación por la cual está pasando el país, no minimizar los problemas o negar los abusos que se cometen en contra de todos los migrantes, ya basta!, dijo.

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