Fredy López Arévalo
Indígenas lacandones de la comunidad de Nahá ignoran todo sobre la exhumación de los restos del arqueólogo danés Frans Blom y la fotógrafa suiza Gertrude Duby, según se lo ha propuesto María Luisa Armendáriz Guerra, presidenta y directora del Centro Cultural Na Bolom. Según el lacandón Ramón Chan Cayún Chanabor la información que disponen los lacandones es que les harán una ceremonia acorde a la tradición lacandona, con copal, para encomendar sus almas a Achakliu. Del traslado de los restos para ser enterrados al lado de Chan Kin viejo nada saben en Nahá. Lo único cierto para Ramón Chan Cayún Chanabor es el mal trato que reciben de María Luisa Armendáriz Guerra cuando los lacandones se acercan a Na Bolom para demandar ayuda, como hospedaje y alimentación. Hasta el café les racionan, según denunció ayer Ramón Chan Cayún Chanabor en una entrevista para “Desde Los Altos” radio. Po mi parte, no alcanzo a entender cómo le hará María Luisa Armendáriz Guerra para exhumar los restos mortales de Frans Blom y Gertrude Duby, sepultados en el cementerio de San Cristóbal de Las Casas. ¿Habrá hecho los arreglos legales que eso implica o pensará que basta apersonarse en el cementerio y excavar las tumbas y llevarse lo que sea que queden de los restos de estos dos personajes? Ya antes expuse mi oposición, porque los sepulcros de Frans Blom y Gertrude Duby son parte del patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas. Me ha tocado presenciar el abandono en que se encuentran las tumbas en el cementerio municipal como para pensar que en Nahá correrían mejor suerte. Tal pareciera que lo que María Luisa Armendáriz Guerra persigue es tomar distancia, lo más lejos mejor, de los fundadores del Centro Cultural Na Bolom que ella se ha agandallado. Sirve de pretexto el 60 aniversario de la fundación de la Casa Museo Na Bolom, pero la pregunta que yo hago es: ¿Qué ha hecho Na Bolom en esos 60 años? ¿Qué es lo que tenemos que celebrar? Conocido es el legado que el matrimonio Blom dejó al pueblo de Chiapas, pero… ¿es realmente el pueblo el usufructuario? Yo tengo serias dudas al respecto. No me parece que María Luisa Armendáriz Guerra tenga facultades metaconstitucionales para desenterrar por sus calzones los restos de FVrans Blom y Gertrude Duby. No existe ningún testimonio escrito que diga que ambos personajes desearán que sus restos fuesen enterrados en la selva Lacandona o en la comunidad de Nahá. De ser así, Frans y Gertrude lo habrían dejado de manifiesto. No está por demás resaltar que no hace mucho la propia María Luisa Armendáriz Guerra declaró no saber a ciencia cierta dónde se encuentran los antiguos caminos de herradura que Frans y Trude recorrieron en sus viajes a lomo de mula hacia la selva Lacandona. Y no los conoce, porque no conoce el tesoro que guarda la propia casa museo que tiene bajo su custodia. En la sala Moxviquil se halla uno de los tantos mapas que Frans Blom elaboró en sus múltiples expediciones a la Lacandona. Recuerdo una historia que me contó doña Beatriz Mijangos, la hija adoptiva de los Blom, y la heredera natural, que con el paso del tiempo le ha sido despojado hasta el poder de la firma. Recuerdo que me contó que apenas comenzó el alzamiento zapatista, militares de la 31 zona en Rancho Nuevo llegaron a Na Bolom para buscar los mapas elaborados por Frans Blom, por ser estos los instrumentos más precisos para ingresar a la selva, que es de donde habían salido los alzados en armas que el 1 de enero sorprendieron al mundo con sus fusiles de madera y sus rostros cubiertos por paliacates o pasamontañas. Tampoco alcanzo a entender cómo la autoridad municipal puede permitir que María Luisa Armendáriz Guerra anuncie a los cuatro vientos que exhumará los restos de Frans y Trude del cementerio municipal sin que exista un pronunciamiento oficial. Insisto: ambos personajes son parte del patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas y removerlos de ahí constituye un grave atentado contra los intereses generales de la población. Ya antes argumenté el valor intrínseco que tiene el que estos dos personajes permanezcan enterrados en el cementerio local. Por si solo representan un gran atractivo turístico, si el Ayuntamiento, y más aún el propio Centro Cultural Na Bolom se propusieran en serio promover su legado, y con ello, enaltecer sus figuras, por lo menos para que propios y extraños conozcan parte de la historia de los grandes exploradores del Chiapas del siglo XIX, entre los que sin duda se encuentran Frans Blom y Gertrude Duby, como el conde Frederick Waldeck, John L. Stephens y Frederick Catherwood, y Desiré Charnay, por citar a algunos de ellos. Trasladar los restos de Frans Blom y Trude Duby a Nahá es un acto de despojo, de rapiña, del saqueo más vil al patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas, y la directamente responsable de ello se llama María Luisa Armendáriz Guerra, y yo quiero dejar constancia de ello.
Indígenas lacandones de la comunidad de Nahá ignoran todo sobre la exhumación de los restos del arqueólogo danés Frans Blom y la fotógrafa suiza Gertrude Duby, según se lo ha propuesto María Luisa Armendáriz Guerra, presidenta y directora del Centro Cultural Na Bolom. Según el lacandón Ramón Chan Cayún Chanabor la información que disponen los lacandones es que les harán una ceremonia acorde a la tradición lacandona, con copal, para encomendar sus almas a Achakliu. Del traslado de los restos para ser enterrados al lado de Chan Kin viejo nada saben en Nahá. Lo único cierto para Ramón Chan Cayún Chanabor es el mal trato que reciben de María Luisa Armendáriz Guerra cuando los lacandones se acercan a Na Bolom para demandar ayuda, como hospedaje y alimentación. Hasta el café les racionan, según denunció ayer Ramón Chan Cayún Chanabor en una entrevista para “Desde Los Altos” radio. Po mi parte, no alcanzo a entender cómo le hará María Luisa Armendáriz Guerra para exhumar los restos mortales de Frans Blom y Gertrude Duby, sepultados en el cementerio de San Cristóbal de Las Casas. ¿Habrá hecho los arreglos legales que eso implica o pensará que basta apersonarse en el cementerio y excavar las tumbas y llevarse lo que sea que queden de los restos de estos dos personajes? Ya antes expuse mi oposición, porque los sepulcros de Frans Blom y Gertrude Duby son parte del patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas. Me ha tocado presenciar el abandono en que se encuentran las tumbas en el cementerio municipal como para pensar que en Nahá correrían mejor suerte. Tal pareciera que lo que María Luisa Armendáriz Guerra persigue es tomar distancia, lo más lejos mejor, de los fundadores del Centro Cultural Na Bolom que ella se ha agandallado. Sirve de pretexto el 60 aniversario de la fundación de la Casa Museo Na Bolom, pero la pregunta que yo hago es: ¿Qué ha hecho Na Bolom en esos 60 años? ¿Qué es lo que tenemos que celebrar? Conocido es el legado que el matrimonio Blom dejó al pueblo de Chiapas, pero… ¿es realmente el pueblo el usufructuario? Yo tengo serias dudas al respecto. No me parece que María Luisa Armendáriz Guerra tenga facultades metaconstitucionales para desenterrar por sus calzones los restos de FVrans Blom y Gertrude Duby. No existe ningún testimonio escrito que diga que ambos personajes desearán que sus restos fuesen enterrados en la selva Lacandona o en la comunidad de Nahá. De ser así, Frans y Gertrude lo habrían dejado de manifiesto. No está por demás resaltar que no hace mucho la propia María Luisa Armendáriz Guerra declaró no saber a ciencia cierta dónde se encuentran los antiguos caminos de herradura que Frans y Trude recorrieron en sus viajes a lomo de mula hacia la selva Lacandona. Y no los conoce, porque no conoce el tesoro que guarda la propia casa museo que tiene bajo su custodia. En la sala Moxviquil se halla uno de los tantos mapas que Frans Blom elaboró en sus múltiples expediciones a la Lacandona. Recuerdo una historia que me contó doña Beatriz Mijangos, la hija adoptiva de los Blom, y la heredera natural, que con el paso del tiempo le ha sido despojado hasta el poder de la firma. Recuerdo que me contó que apenas comenzó el alzamiento zapatista, militares de la 31 zona en Rancho Nuevo llegaron a Na Bolom para buscar los mapas elaborados por Frans Blom, por ser estos los instrumentos más precisos para ingresar a la selva, que es de donde habían salido los alzados en armas que el 1 de enero sorprendieron al mundo con sus fusiles de madera y sus rostros cubiertos por paliacates o pasamontañas. Tampoco alcanzo a entender cómo la autoridad municipal puede permitir que María Luisa Armendáriz Guerra anuncie a los cuatro vientos que exhumará los restos de Frans y Trude del cementerio municipal sin que exista un pronunciamiento oficial. Insisto: ambos personajes son parte del patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas y removerlos de ahí constituye un grave atentado contra los intereses generales de la población. Ya antes argumenté el valor intrínseco que tiene el que estos dos personajes permanezcan enterrados en el cementerio local. Por si solo representan un gran atractivo turístico, si el Ayuntamiento, y más aún el propio Centro Cultural Na Bolom se propusieran en serio promover su legado, y con ello, enaltecer sus figuras, por lo menos para que propios y extraños conozcan parte de la historia de los grandes exploradores del Chiapas del siglo XIX, entre los que sin duda se encuentran Frans Blom y Gertrude Duby, como el conde Frederick Waldeck, John L. Stephens y Frederick Catherwood, y Desiré Charnay, por citar a algunos de ellos. Trasladar los restos de Frans Blom y Trude Duby a Nahá es un acto de despojo, de rapiña, del saqueo más vil al patrimonio histórico y cultural de San Cristóbal de Las Casas, y la directamente responsable de ello se llama María Luisa Armendáriz Guerra, y yo quiero dejar constancia de ello.
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