
San Cristóbal de las Casas, Chis., 09 de junio. El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Felipe Arizmendi Esquivel, fustigó a activistas del grupo “Católicas por el Derecho a Decidir” que promueven una campaña sobre el aborto en 9 estados de la República. Calificó a este grupo de “usurpadoras” y dijo que son finaciadas por la ONU y otros organismos.
El pasado 31 de mayo jóvenes católicos iniciaron una campaña en nueve estados, entre ellos Chiapas, para informar que la iglesia no condena el aborto en muchos casos, y de acuerdo las leyes del derecho canónico se excluye de la excomunión por ejemplo a la mujer que por ejemplo suspende el embarazo porque tuvo una fecundación forzada.
Al respecto el prelado dio a conocer este día un comunicado en el que cuestiona la campaña. Refiere que “una organización que se declara católica, sin serlo, y que tiene mucho apoyo económico de la ONU y de otros organismos, está desarrollando una campaña en algunos estados, incluso con anuncios espectaculares, que cuestan mucho dinero, para animar a las mujeres a abortar sin temor a incurrir en la pena de excomunión”.
Felipe Arizmendi acusa de “perversa” la interpretación del canon 1398 que hace el grupo de activistas, quienes sostienen que en el mismo se especifica que no debe castigarse con la excomunión a la mujer que interrumpe el embarazo son menores de 16 años, cuando actuó presionada por el miedo, cuando lo hizo por necesidad o para evitar un daño grave.
“¡Qué cinismo y desvergüenza aducir una ley de la Iglesia Católica para apoyar sus campañas abortistas!”, señala el prelado, quien argumenta que el Derecho Canónico viene de la “Revelación Divina” y que se ha transmitido por tradición de generaciones.
El obispo dice que la interpretación correcta del canon 1398 es que “quien procura el aborto incurre en excomunión automática, sin juicio eclesiástico”, y que esta pena se aplica a quien provoca un aborto, lo pide, lo aconseja, lo ejecuta, y a quien colabora.
Sin embargo sostiene que el canon en referencia contiene una serie de atenuantes, “que exoneran no del pecado, sino de la pena impuesta por la legislación eclesiástica”.
Advierte: “Si decide ser miembro de nuestra Iglesia, debe acatar nuestra interpretación de nuestras leyes; de lo contrario, sus decisiones serán muy suyas, pero no serán católicas”.
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