
El percance ocurrió cercano a las 11:15 de la mañana del sábado, cuando el conductor que tripulaba un auto compacto de modelo reciente, color negro, cuatro puertas, de la marca Renault, con laminillas de circulación 427VXT del Distrito Federal, quien viajaba de sur a norte sobre el bulevar mencionado, mismo que según estimaciones de la policía federal, perdió el control porque sobrepasaba los 120 kilómetros por hora de velocidad.
Fue por esta razón que en “un pequeño volantazo” sin control, que dio hacia el lado izquierdo, que probablemente le ocasionaron los vapores del alcohol, cuando transitaba a la altura del kilómetro 175 más 500; ya habiendo rebasado el monumento a Querétaro, cuando por esta razón se subió sobre el camellón del bulevar, lo que le hizo que perdiera el control del vehículo.
Al momento de notar esto Erick de Jesús López Castillo, quien era el joven conductor del vehículo, de aproximadamente 22 años de edad, con domicilio en la 7ª Calle Sur Poniente 63, trató de redirigir el carro, pero la enorme velocidad con la que conducía se lo impidió.
Entonces ya sin control y frenando a fondo, “volanteo” hacia la derecha para irse sobre el lavado de automóviles “El Chavito”, al cual primeramente le destruyó una de las dos láminas que anuncian esta negociación, luego un pilar de madera que sostiene el laminado del lugar en donde asean los automóviles, el cual embistió y tumbó en su descontrolada carrera, así como unas plantas de ornato.
Sin embargo al notar esto y ver que se incrustaría sobre la casa habitación de este negocio, giró con fuerza el volante hacia el lado izquierdo, para luego embestir y destruir el mostrador de concreto de la tortillería “José Enrique”, que está casi enseguida y en la esquina del lavado, donde también destruyó la solera de metal que sirve de puerta de despacho de esta negociación, así como los sostenes diagonales metálicos de la misma.
Finalmente el automóvil se estrelló contra un poste de concreto de la CFE, sobre su costado derecho, pues al parecer López Castillo intentó evitarlo, virando el volante hacia la izquierda, pero le resultó imposible por la fuerza y la misma inercia de la velocidad alta que llevaba.
Al impactarse contra el poste el vehículo, Erick López salió despedido por la ventanilla, mientras el automóvil salía expulsado y girando en sentido de las manecillas del reloj, para luego detenerse con el frente hacia el monumento de Campeche que está sobre el camellón de este bulevar y junto a la otra esquina que se encuentra cruzando la calle, que es parte de la barda de una negociación de materiales para la construcción.
Sorprendentemente Erick López resultó con una leve escoriación sobre el tabique nasal, incorporándose del suelo por su propio pie, para luego desaturdirse, quedarse un momento parado y dirigirse después hacia un tendajón que se encuentra entre el lavado y la tortillería, según versiones de algunos testigos.
En ese preciso lugar se encontraba López Castillo cuando se presentaron elementos y patrullas de la PFP, Policía Municipal, Estatal Preventiva, Estatal Fronteriza, Vialidad Municipal y Estatal de Caminos, quienes al ver que por fortuna no existían lesionados de consideración, ni muertos iniciaron, con las indagatorias del percance, el desahogo vehicular y el retiro del vehículo accidentado.
Cuando los elementos de la PFP indagaron y supieron que el conductor era quien estaba comprando cigarrillos en la pequeña tienda, fue abordado e interrogado y este dijo que se había salido de la carretera debido a que una pick up “me dio un cerrón y me pegó”.
Situación que pareció inverosímil a los agentes policiacos federales, quiens cuestionaron este hecho, debido a que López Castillo viajaba sobre el “carril de alta”; así lo evidenciaba “el quemón de llantas” que estaba cercano al camellón y que indicaba que la trayectoria venía de sobre el jardín central del bulevar, hacia el lavado de carros.
Por lo que de haber sido golpeado por otro vehículo, hubiese sido sobre cualquier parte del lado derecho del automóvil que conducía, lo que habría ocasionado otro tipo de situación y trayectoria; según estimaciones de los mismos agentes.
El hecho no quedaba bien esclarecido, sin embargo el aliento alcohólico y la actitud prepotente y violenta del sujeto accidentado, quien amenazó de muerte a un agente federal, indicaban otra cosa, a más que nadie respaldaba la versión que el había dado, de cómo ocurrió el accidente.
El mismo sujeto al ser interrogado, dijo que el auto no era suyo y que pertenecía un amigo quien se lo había prestado, situación que confirmó su afligida madre que se presentó al lugar de los hechos y quien hace más de un año, sobre el mismo tramo carretero, perdió a su hija en otro percance automovilístico, quedando atrapado el cuerpo de su hija entre los fierros retorcidos del automóvil accidentado; en ese entonces.
El conductor semi-ebrio, se comprometió a resarcir todos los daños causados, pero se negaba violentamente a abordar la unidad 10010 de la PFP, ya que sería llevado a la comisaría de sector en donde firmaría el acuerdo para comprometerse a pagar las averías causadas y daños a una vía federal.
A pesar de la violencia del sujeto que se negaba a ir con los federales, una joven de pelo rubio, quien se identificó como amiga de su familia, convenció al sujeto de abordar el vehículo, en tanto el carro destruido era retirado por una grúa.
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